martes, 16 de junio de 2009

Pacifismo




¡Yo soy!



Mi sombra en la hierba. A mi lado, dos hombres, uno joven y el otro no tanto:

_Yo desde luego educo a mis hijos para que sean pacifistas y las armas cuanto más lejos mejor. ¡Ni un juguete bélico tienen! _comenta el más joven.

_Pues ten cuidado no te pase lo que a una compañera mía. Te lo voy a contar:

_Hace unos años, con nuestros alumn@s, visitamos el Regimiento de Artillería Lanzacohetes de Astorga. Durante varios días preparamos la visita de algunos lugares de la ciudad. Una de las profesoras, insistió en la necesidad de ser pacifista. Por lo tanto, ella como ejemplo del "no a las armas", no visitaría el Regimiento y sus dos hijos tampoco. Sus alumnos eran libres de realizar la visita o no. ¡Sólo dos de los alumnos de su clase visitaron las instalaciones!

Lo pasamos muy bien y más de uno, no estuvimos de acuerdo con aquella decisión. Los soldados fueron muy amables, nos enseñaron las instalaciones... y... ¿Cómo no? ¡Armas! Carros, cañones, lanzaderas...

_Hace unos días _continuó el mayor_ después de ocho años, volví a ver a mi antigua compañera y le pregunté por sus hijos:
_¡No te lo vas a creer! _me dijo_ ¡Uno es policía y el otro soldado profesional! ¡Con lo que yo luché! Me reí con ella recordando aquella visita.


Mi sombra reflexionó: "Razonar y convencer, ¡qué difícil, largo y trabajoso! ¿Sugestionar? ¡Qué fácil, rápido y barato! de Santiago Ramón y Cajal.




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