jueves, 21 de enero de 2010

¡¡ Nanuk !!






¡Yo soy!





Para no olvidar esta tradición, tan nuestra, celebramos un "filandón familiar". Cada persona recordó algo lejano en el tiempo. Mi sombra relató algo que oyó contar a mi abuelo Luis:

Un amigo suyo, Mario, había criado desde cachorro a un lobezno. Le llamó Nanuk. El lobo creció y le acompañaba como si fuera un gran perro. Muchas veces, Mario y mi abuelo, iban a dar paseos a caballo y el lobo les acompañaba.

Una tarde de invierno, los dos amigos, cada uno con su capa negra, iban a caballo hasta un pueblo cercano. El hermoso Nanuk iba al lado del caballo de su dueño. Mi abuelo le comentó:

_Un lobo siempre será un lobo, un animal salvaje. No te confíes, Mario, cualquier día te da un disgusto. El dueño del lobo le contestó:

_Nanuk, es como un perro, más fiel no lo hay. Mi abuelo le propuso:

_Vamos a hacer una prueba para ver lo que hace. ¡Tira tu capa! Mario tiró su capa al suelo.

Aún no había llegado la capa al suelo y ya el lobo se había ensañado con ella, mordiéndola, desgarrándola y haciéndola trizas "en menos que canta el gallo".

Cuando Mario vio lo que había hecho con su capa, Nanuk, se quedó sin palabras. Fue mi abuelo el que habló:

_Mario, ya lo has visto, el instinto es el instinto, si un día por mala suerte te caes del caballo, a lo mejor no lo cuentas. Con gran pena poco tiempo después Mario, hizo entrega de su gran compañero lobo, a un lejano monte.


Mi mente de sombra musita: "Hasta que no hayas amado, a un animal, una parte de tu alma estará dormida" de Anatole France.




3 comentarios:

  1. Qué interesante historia. En los filandones que he estado casi siempre salen historias de lobos. Ahora podré contar una ;-)

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  2. Me ha parecido muy original esta historia. un beso.

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  3. Me alegro que os haya gustado. Alguna más recordaré.

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