miércoles, 24 de febrero de 2010

¡ Ingrat@s !





¡Yo soy!






Mi sombra espera en la Plaza Puerta Obispo. Aparece un hombre de mediana edad con un perrito y detrás una joven que se acerca al hombre y acaricia al perrito preguntando:

_ ¿Qué tal los abuelos?

_ Allí están bastante mal _contesta el hombre_ como estoy de baja voy por allí y le echo una mano a mi hermana, pero la mayor carga le toca a ella que vive con ellos. Antes los sobrinos y ahora mis padres.
_ Pero tú tienes otro hermano, ¿no?

_Sí, como si no lo tuviera _continúa el señor_ Mi hermano se quedó viudo muy joven con dos hijos, un chico y una chica. ¿Qué hizo? Sin escuchar a la familia, los metió en el Hospicio. Yo ya no vivía en casa.

Con trabajo, mis padres y mi hermana, los sacaron de allí y ellos los criaron. Su padre nunca se preocupó de ellos. Pasó el tiempo, los chicos hoy son mayores de edad. El padre amasó una pequeña fortuna y vive sólo. ¿Qué han hecho mis sobrinos? Le llamaron y han decidido ir a vivir con él. ¡Sólo por puto interés económico! Cada vez necesitaban más dinero y mis padres no les podían dar todo lo que pedían.

Lo peor de todo es que ya no quieren saber nada de sus abuelos enfermos, ni preguntan por ellos, ni por la tía que los crió. ¡Eso, sobre todo mi madre, no creo que lo supere!


Mi sombra quedó quieta meditando lo escuchado mientras ellos se despedían y recordó que ya lo dejó escrito Ramón de Campoamor: "En materia de ingratos y de ingratas, venimos a salir tantos a tantas".



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