miércoles, 8 de septiembre de 2010

¡Por unas llaves!



¡Yo soy!









Dejó a su amiga Marisa las llaves del piso para que retirara la correspondencia y regara sus plantas mientras se iba de vacaciones.
Sonó el teléfono y descolgó:

_ ¡Marisa! Soy Juani.

 _¡Hola Juani! ¿Qué tal la playa?

 _Muy bien, mira te llamo porque necesito que me lleves al banco unos documentos...Vete a mi piso, en el cajón de la mesita de mi dormitorio están...

Al terminar la conversación Marisa fue a coger las llaves del piso de su amiga que siempre había dejado en el cuenco de coco sobre el taquillón de la entrada. ¡Allí no estaban!. Comenzó a preguntarse: Ayer fui a regar las plantas. ¿Habré dejado las llaves en la puerta? ¡Imposible, no puede ser! Pero...soy muy despistada y ...

Se arregló el pelo, se cambió de calzado y se dirigió al piso de su amiga dos manzanas más allá. Desde la calle, miró hacia el 5º piso y observó la persiana de uno de los dormitorios levantada. ¡No estaba segura pero juraría que la había dejado cerrada!

El corazón se le salía del pecho mientras el ascensor subía. Miró la puerta, escuchó, nada. Se relajó. Allí no había ninguna llave. No supo por qué lo hizo, pero al salir a la calle, miró de nuevo aquella ventana ¡No daba crédito! Ahora, la misma persiana, estaba completamente cerrada.

Esperó en la acera de enfrente y los vio salir a los dos. Su hombre con su vecina.

Regresó a casa después de caminar sin rumbo. Al entrar lo primero que vio fueron las llaves en el cuenco de coco. ¿Por qué prefirió pensar que habían estado allí siempre?


Mi sombra recordó: "Si me engañas una vez, tuya  es la culpa, si me engañas dos, la culpa es mía" de Anaxágoras.




2 comentarios:

  1. Y qué razón tenía Anaxágoras.Muchas veces nosotros mismos nos cegamos. Besos

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  2. Pues sí, a veces no queremos ver la realidad. La frase me encanta, es la segunda vez que la utilizo aunque nunca lo hago. Un abtazo.

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