lunes, 20 de diciembre de 2010

¡¡Pediculosis!!








¡Yo soy!



Nuestras abuelas sabían muy bien distinguir entre piojos, pulgas, chinches... Sin embargo en los años setenta era muy raro observarlos en ambientes limpios. En mis primeros tiempos en la educación comenzó de nuevo la plaga de piojos. Una madre me contó un día con mucha vergüenza lo que le ocurrió en la buhardilla de la calle Colón donde vivía.
 
Preparaba a sus hij@s para ir al colegio y al ir a peinar a Loren, el pequeño, descubrió tras sus orejas un enjambre de bichitos enredados en su pelo. Llamó preocupada a su marido:
 
_¿Qué bichos son estos? ¡No serán "ladillas"!
 
_¡¡Tú estás loca, ladillas ahí!!
 
La madre cogió al menor de sus hijos y bajó al segundo, donde vivía la señora Carmen que tenía un hijo que estudiaba medicina. Asustada le mostró los bichitos que pululaban por la cabeza del pequeño. Su asombro y después su vergüenza fue grande cuando oyó sus palabras:
 
_¡Piojos! ¡El niño tiene piojos!
 
Subió las escaleras sin palabras y comenzó a mirar la cabeza de sus hijas.
 
_¿Qué? _interrogó su marido.
 
_¡Piojos! ¡Son piojos!
 
_¡Hombre no me jodas! ¿Cómo van a ser piojos si los bañas casi todos los días?
 
La creencia de que sólo la falta de higiene atraía los piojos, hacía que se guardara el secreto por vergüenza y la plaga se extendía. He de confesar que por entonces mi sombra tampoco había visto nunca esos "bichitos".
 
Hoy, en pleno siglo XXI cada dos por tres hay una nota del colegio: "Revise a su hij@..." La higiene se extrema. ¿Será verdad que alguien "sembró" hace años de nuevo los parques de varias ciudades?
 La duda permanece. ¿Cómo siguen prosperando con tanto nuevo remedio?
 
 
Quizás sea que, como ya dijo Francis Bacon: "El que no aplique nuevos remedios, debe esperar nuevos males, porque el mayor innovador es el tiempo"
 
 
 

2 comentarios:

  1. Si, es verdad. Yo todavía me planteo si lo de que "siembran" esos bichitos para hacer negocio, será verdad o leyenda urbana. Son molestísimos. Yo los tuve de pequeña y eso que mi madre adora la limpieza. Un besin

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  2. Quizás sea un leyenda pero la duda permanece y las farmacéuticas no paran de inventar. Abrazos Y que Santa Claus sea generoso.

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