miércoles, 8 de junio de 2011

¡Deseos y miedo!








¡Yo soy!







Es un muchacho de unos 14 años de aspecto desaliñado.
 
Entra en el kiosco y mi sombra le observa, mientras espera. Mira y remira las estanterías de arriba abajo. De pronto fija la vista y ya no la aparta. Mis ojos siguen a los suyos. Allí, no muy a la vista hay un taco de revistas cuya portada no deja lugar a dudas. Son revistas para adultos.
 
El muchacho sigue mirando, ahora mira y remira a su alrededor y en un abrir y cerrar de ojos se ha hecho con una de las revistas. Sale a la calle y su paso es rápido. Mi sombra curiosa ha salido tras él no me preguntes por qué.
 
¿De dónde salió ese hombre maduro que sigue al muchacho? No lo sé. Le da alcance, le coge del cuello por detrás y le quita de un tirón la revista. No he podido oír lo que le dice de forma amenazante, a la vez que le da un empujón tan fuerte que el chico da un traspiés hacia adelante y está a punto de caer de bruces.
 
El hombre regresa hacia el lugar de donde vino, supongo que del kiosco. Mis pasos también se detienen.
 
 
No sé por qué, recordé mi adolescencia al contemplar la del muchacho: "¡Aquel tiempo feliz en que éramos tan desgraciados!" de Alejandro Dumas.




3 comentarios:

  1. Oh! Que tiempos aquellos, creo que todos tendremos algunos recuerdos que si entonces no fueron buenos ahora se nos vuelvenn un poco nostalgicos. Un saludo

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  2. Y parece que a veces olvidamos esas pequeñas cosinas que se repiten una y otra vez, ¡¡bendita adolescencia!! claro que la mía con lo rebelde que fui, fue tela.

    Un abrazo utópico, Irma.-

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  3. Sí, qué tiempos, J. Carlos. Recuerdos, miedos, incertidumbre, menos mal que todo queda lejos. Saludos.

    O sea que rebelde, Irma? Yo fui dócil, me hice rebelde de mayor. Un beso.

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