jueves, 3 de noviembre de 2011

¡Senda!





¡Yo soy!






El pequeño Justi, de tres años se ha acercado a la profesora de infantil y le espeta:
 
_ ¿A que yo sí tengo mamá? A la profesora se le hace un nudo en la garganta y acierta a contestar:
 
 _¡Pues claro que tienes mamá y dos hermanos que te quieren mucho!
 
El pequeño se va corriendo a decirle al compañero que él sí tiene mamá. ¡Qué crueles pueden ser los niños a veces!
 
La profesora se aleja un poco del grupo y trae a su mente la triste historia de la madre del Justi, su amiga Senda. Se quedó viuda muy joven con dos hijos pequeños. Pasaron algunos años. Con su pensión y la indemnización por la muerte de su marido salía adelante.
 
Pero... Se tuvo que complicar la vida _sigue pensando_ juntándose con Justo, que de Justo sólo tenía el nombre. Un viva la Virgen, que vivió a costa de su amiga, mientras hubo pasta. Que conduce sin carnet. Un trabajo aquí y otro allí. Del destino de su paga sólo sabían las máquinas tragaperras.
 
¡Hasta que Senda se hartó! Se separó del padre de Justi al año de nacer éste. La amenazó con quitarle al niño. Por él, podía estar tranquila pues no tenía medios para hacerse cargo del pequeño. Pero... detrás estaba la víbora de su suegra que ya le había dado muchas muestras de lo cruel que podía llegar a ser.
 
 ¡Y ocurrió la fatalidad! La verdad es que su amiga no era un dechado de virtudes, pero ella sabía que era una buena madre y adoraba a sus hijos. Después de mucho tiempo sin salir, Senda decidió hacerlo esa noche con unas amigas. Dejó a su pequeño con sus hermanos mayores de trece y once años respectivamente. Justo la descubrió en un bar de copas y... se fue directo a la casa y luego a poner una denuncia contra Senda, por abandono de hogar.
 
¡Senda pagó cara su noche de copas! Las medidas cautelares le quitaron a su pequeño que se lo llevó su padre a otra localidad donde vive la bruja de su suegra que es la que se hace cargo del pequeño. Senda se trasladó a otra Comunidad ante el temor de que los Servicios Sociales le quitaran a sus dos hijos mayores.
 
 Ahora, hablar con el pequeño es posible si está el padre, casi nunca. Si es la "bruja" la que está en casa, jamás le pone a su niño al teléfono.
 
¡Senda está perdiendo la salud, por su pequeño! _dice estas palabras en alto mientras da unas palmadas para que los niños se vayan a la fila.
 
 
Equivocaciones que pagan siempre los más indefensos: "Los niños lo comprenden todo, más que nosotros, y no olvidan nada" de Miguel de Unamuno.
 
 
 

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