martes, 23 de octubre de 2012

"La viña mutilada"





¡Yo soy!



¡Tardaron en vendimiarte! Ya sólo quedabas tú con tus racimos a la vista. Los tordos te miraban como si fueses su última golosina. Hemos heredado más viñas, pero tú sigues siendo "nuestra viña". 

Siempre me contaron que el dinero que el abuelo Demetrio enviaba desde Argentina, su mujer, la abuela Marcela lo invertía en fincas que luego cultivaba. En una de ellas, te plantó como viña grande y hermosa hace más de 100 años. Luego a su muerte te partieron en tres trozos. Cada uno perteneció a un dueño diferente, pero seguías siendo tú, entera y espléndida.

 Tu parte central siempre perteneció a la familia. Con la concentración parcelaria, la parte izquierda de tu cuerpo volvió a nosotros.  Se te veía feliz de recuperar una parte del todo que fuiste. Nos sentíamos dichosos de volver a tenerte ampliada. Pensábamos que quizás con el tiempo tus tres partes volverían a ser una, como cuando te plantó la abuela Marcela. 

Pero... el que fue tu último dueño, como en los crímenes de violencia machistas, pensó: "Si no eres para mí, nunca serás para nadie" y sin más arrancó tus cepas centenarias. Donde antes había una parte de ti, ahora hay un espacio yermo y vacío. ¡Qué crueldad arrancarte! ¿Quién se cree con derecho para hacer semejante salvajada? Pues lo hizo y no habrá para él ninguna sanción, la ley lo permite.  Tu último dueño te arrancó sin consultar con la familia que tiene la parte central de tu cuerpo. No le importó. para él eras sólo una pequeña viña. ¿Le pagaron por mutilarte? ¿Por qué no nos consultó? Nosotros hubiéramos pagado por ti, de haber sabido tu destino. 

 Ahora ya es tarde, nada se puede hacer, sino mirar los surcos baldíos donde antes había verdor y cosecha. ¡Alarga tus sarmientos!  Vuelve a llenar ese espacio que llenabas antes, aunque necesites más de cien años para volver a ser como eras. Siento pena de mirarte, mutilada sin razón. 


A mi mente de sombra viene la frase: "Si supiera que el mundo se acababa mañana, yo, hoy todavía, plantaría un árbol" de Martín Luther King,  (donde pone árbol, hoy quiero leer "una viña").  




3 comentarios:

  1. Preciosa historia como ya nos tienes acostumbrados, sigue asi
    un soñador

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  2. Esa viña es más que una viña, es un sacramento familiar. ¿Cierto?
    Igual que mi tazón de desayuno es más que un viejo tazón.
    Un abrazo

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  3. Gracias Pablo, seguiremos soñando. Un saludo.

    Sí, Enrique, la verdad es que tiene un gran valor sentimental. Saludos.

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