jueves, 16 de mayo de 2013

El Bautizo

        

Águeda cuenta su bautizo, con mucha gracia. Contaré su bautizo como su madre se lo contó a ella.

Ocurrió un caluroso sábado de primavera. El  sacerdote dijo que el bautizo de la niña sería a las cinco de la tarde. Los padres y los padrinos habían acordado que se llamaría Águeda.

José, el padre de la recién nacida, había estado esa mañana junto con otros hombres, acarreando madera, ladrillos, arena... para ayudar a un vecino a realizar un chamizo para el ganado. El vecino y su mujer, agradecidos por la ayuda recibida, prepararon un cordero e invitaron a comer a sus solidarios vecinos. Comenzaron a comer hacia las tres de la tarde. Se comió mucho y se bebió mucho más.

A las cinco de la tarde, los padrinos y familiares junto con la chiquillería, esperaba a la puerta de la iglesia la llegada del padre que se retrasaba. ¡Por fin lo vieron llegar con los ojos muy brillantes y la cara colorada! Sonrió a la madrina, su cuñada. Tomasa. Siempre se había llevado muy bien con ella. Su mujer más de una vez tenía celos de su hermana.

 La comitiva entró en el templo. La madrina con la neonata en brazos se colocó junto a el padrino, al lado de éste la mamá reciente. El padre de la criatura se colocó al lado de la madrina. El cura preguntó a los padrinos:

 _¿Qué nombre le van a poner? El padre sin dar tiempo a los padrinos a abrir la boca  habló muy alto para el lugar en el que se encontraban:

_ "¡Póngale Tomasa!  ¡Póngale Tomasa!

La chiquillería reía abiertamente. Los mayores disimulaban la risa mirando para los lados y para el techo del templo como si fuera la primera vez que entraban en él. Teresa, la madrina, muerta de vergüenza dijo en un susurro: 

_No señor, le pondremos Águeda.

La madre echó una mirada furibunda a su marido, diciéndole con ella,  "se llamará Águeda". Su marido no se dio por aludido y volvió a gritar:

 _¡Póngale Tomasa! ¡Póngale Tomasa!

Esta vez todo el templo estalló en risas sin disimular. Al salir de la iglesia, entre los gritos de los niños: ¡Aquí, aquí, tira aquí! ¡Padrino roñoso mete la mano en el bolso! Tres adolescente se acercaron al padre de la cristianada para gritarle entre risas: ¡Póngale Tomasa! !Póngale Tomasa!

Aunque lo vivió en pañales,  cuenta su bautizo tan graciosamente que terminas riendo con ella.


Mi sombra ríe y recuerda: "La alegría es el ingrediente principal en el compuesto de la salud" de Arturo Murphy.



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