jueves, 13 de marzo de 2014

¡Putos!




  ¡Se casó Silver con una mujer! ¿Pero... ¿no era gay?  

Mi sombra conoció a Simón en un pueblecito de nuestra provincia. Se quedó sin madre muy niño. Lo cuidó su tía, hermana de su madre. Pasados unos años se casó con su padre y se convirtió en su madrastra. Siempre la llamó madre y su cariño por ella no tenía límites. Todo el amor que sentía por ella se transformaba  en odio hacia su padre. Había en su mente una zonas nebulosas de su infancia en la que jamás quiso profundizar, no sabía si a eso se debía su rencor hacia su padre o a su tacañería que rayaba en la indigencia.

 Tanto su padre como su madre, al igual que su madrastra, poseían un gran capital en fincas. Sin embargo en su casa faltaban las más indispensables comodidades. Fue la última casa del pueblo en construirse un cuarto de baño. 

Por la dictadura y tacañería de su padre con 17 años Simón, se fue a Madrid. Allí, ejercía de "chapero" y trapicheaba con drogas. Cuando en los verano venía al pueblo se hacía llamar "Silver" y alardeaba de su inclinación hacia los hombres que irritaba más y más a su padre. 

Al morir su progenitor había un buen depósito ahorrado en el banco del que su madre le dejó disponer. Regresó a casa y vendió dos enormes parcelas de su herencia plantadas de mimbre muy cotizado. Con el importe de la primera mandó remodelar toda la casa familiar sin faltar la calefacción. Diseñó la planta baja pensando en la comodidad y los gustos de su madre. La entrada, que era un enorme patio de labranza la convirtió en un hermoso patio andaluz con un zócalo de hermosos azulejos y macetas de diversas plantas. Un gran salón, salita con mesa camilla, una bella cocina económica, un cuarto de baño amplio y práctico y hasta una capillita para la Virgen del Carmen de la que su madre era muy devota. La parte de arriba la diseñó más pensando en él, pero igualmente confortable y moderna. Contrató a una señora tres días a la semana para realizar los quehaceres diarios y aligerar la carga a su madre-madrastra. 

Con el importe de la segunda parcela y algo más de la herencia, se compró un piso de segunda mano en la Capital del Reino. Lo transformó por completo, colocando en sus cuatro habitaciones cuarto de baño individual, con televisor, mueble bar, teléfonos grandes y antiguos que eran preciosos. Su contraste con los enormes cuadros modernos de hombres con el torso desnudo que adornaban las paredes le daban un toque especial. Desde ahora se dedicaría, además de su trabajo en una oficina de seguros mal remunerado pero necesario para cotizar, a recibir a sus contactos en su propia casa elevando sus tarifas en consonancia con la remodelación de su piso. Ahora sería "puto de lujo". 

Los hombres de sus círculos, "putos" como él, que antes hacían sus contactos en la calle, ahora recibían a sus clientes en el piso de Silver, previo pago de comisiones a éste. Su calidad de vida mejoró mucho haciendo de "puto-madame". 

En la oficina tenía una amiga, Lorena, nueve años mayor que él. Era su confidente y conocía todos los pormenores de su vida desde los más escabrosos a los más felices. Casi a diario la invitaba a tomar café. Era la única mujer que conocía  su nido. Poco a poco fueron intimando hasta que un día Silver de 51 años y Lorena decidieron casarse y pasar el resto de su vida juntos. Silver vendió el piso de sus encuentros amorosos y se compró un adosado en las afueras de la urbe. ¡Se les ve felices y compenetrados!

En su boda no se olvidó un detalle. Su madre a la que sólo le faltó parirlo, se emociona hablando de su hijo.La  alegría de su vida que por fin, sentaba la cabeza. No se cansa de enseñar el álbum de la boda de Silver. 


 La vida da muchas vueltas: "La libertad es el derecho de hacer lo que no perjudique a los demás" de Lacordaire.




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