lunes, 23 de junio de 2014

Viajando (2)






 Otra experiencia flipante y única en este viaje a Egipto ocurrió en el Nilo. Al llegar nuestro barco a la ciudad de Esna se ha de pasar una "esclusa". Allí tuvimos un tiempo de espera hasta que nos llegó el turno detrás de otro barco que iba delante del nuestro. ¡Todo el pasaje subió a cubierta para ver el espectáculo del paso del barco por la "esclusa"!

 De pronto se acercan  muchas barquitas que nos rodean. Eran lo menos veinte barquitas todas con hombres jóvenes que mostrándonos prendas: chilabas, manteles, pareos, pamelas... gritaban desde el agua:

-¡María, mira, compra! ¡Chica guapa, compra! ¡Olé España, cómprame! ¡Valenciana, compra! ¡Teresa compra, mira más barato que en Canarias! ¡Javier, mira, esto es la hostia! 

Todos alucinábamos lo mismo hombres que mujeres. Sin saber el idioma, la de cosas prácticas que decían para vender. Pero ahí no quedó todo. De repente empezaron a tirarnos bolsas de plástico desde sus barquitas a lo alto de nuestro barco con tres o cuatro fulares, con dos chilabas, con mantelerías, trajes, casacas…

Unas bolsas caían en la piscina del barco otras fuera, las cogíamos mirábamos su contenido... la gente empezó a gritar desde arriba con una prenda en la mano: ¿Cuánto? Desde abajo gritaban: 40 libras. No, 20 libras. ¡Vale, dejo la verde! y le tiraba la bolsa cerrada con la otra prenda y las 20 libras.  Si no caían en la barquita, no importaba, alguien de otra más cercana  las recogía. Nada quedaba sobre el agua. A una mujer que regateó mucho,  uno de ellos le gritó: ¡Catalana mafiosa! Nos moríamos de la  risa ante tamaño espectáculo. ¡Fue algo increíble! En el agua y a aquella altura, bolsa va y bolsa viene. 

En mi segundo viaje a Egipto se había ampliado la "esclusa" y ya no aparecieron las barquitas que tanto nos divirtieron. En su lugar aparecían niños por la orilla del río, que tiraban al barco cubiletes de carretes de fotos con una piedra dentro para hacer peso, con el fin de que se los devolviéramos con algo de dinero dentro. Me pareció peligroso por la fuerza con que los tiraban y nada divertido. 


Me impresionaron las barquitas de los jóvenes vendedores. Alguien dijo: "Tira en pleno Nilo al hombre afortunado, que volverá a salir con un pez en la boca"




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