jueves, 9 de octubre de 2014

Viajando (3)





Son una pareja alrededor de la cincuentena. Han viajado por Italia y regresan a Roma para volar hacia España. 

Aún les quedan muchas horas hasta que salga su avión y deciden aprovecharlas utilizando el metro en uno de sus desplazamientos. Cuando se colocaron ante la máquina expendedora se dieron cuenta que no llevaban dinero suelto y decidieron introducir un billete de 50 € y sacar dos billetes BIG para varias horas. Lo peor fue ver que la máquina les dio sus billetes pero no el cambio de su dinero. Fueron a protestar a la oficina metropolitana y contaron lo que les había ocurrido. El señor de la oficina les dijo que lo entendía pero que tenían que cuadrar la caja y hasta que no hicieron el balance no podrían devolverles su dinero. Ellos regresaban a España esa misma noche así que no había tiempo para esperar al balance. El oficinista una persona muy agradable y educada, les pidió que le dejaran su dirección en España. Les prometió que  si era como ellos explicaban les enviaría su dinero.

 La pareja dejó su dirección en España y salió de la oficina pensando que nunca recuperarían su dinero. Regresaron a  nuestro país contando el episodio y siempre terminaban lo mismo ¡Ya lo vimos! Refiriéndose al dinero perdido.

 Pasaron dos meses y recibieron un aviso de Correos. Fueron a la oficina y allí recibieron un cheque. Los 38 € que la máquina les quedó a deber. ¡No se lo podían creer, ni el gasto de envío les fue descontado!

Y... es que... aún quedan personas de las que uno se puede fiar en el mundo.


Lo dice el poeta italiano Arturo Graf: "Los juicios que pronunciamos sobre los demás dicen lo que somos nosotros mismos".




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