jueves, 18 de diciembre de 2014

Bye, bye "Otoño"





¡Largate ya, Otoño! 

Mira que has sido raro, pero ¡raro, raro, raro! 
Quiero que nos dejes cuanto antes. Ni frío, ni viento, ni lluvia... Hasta hemos oído truenos. No tengo ganas de decirte palabras bonitas. No te las mereces. Este año has tenido contigo a tus hojas mucho más tiempo del deseado. No sé por qué lo hiciste, total, alargaste aún más su agonía. No te puedo negar que aún así prolongaste más tiempo la belleza de sus colores. 

Observo las hojas crujientes bajo las pisadas humanas; esperan al viento para poder levantar el vuelo, pero tú pasas de ellas. ¿Dónde has dejado al viento? Te quedaste parado y sin luz como el robot Philae. Pareces un anciano que se agarra a la vida sabiendo que pronto la dejará. Eres un tiempo de muerte que deja  un tronco para volver a reencarnarse en el mismo. 

Espero a Eolo. Al rechinar de sus silbidos para que seque las hojas mojadas y oscurecidas deshaciéndolas en mil pedazos. No prolongues más su sufrimiento. Deja que los árboles adornados con las lágrimas cristalinas de las heladas guarden el luto por sus vestidos arrasados y pisoteados por los suelos.

 ¡Pírate, no nos ralles más!

Pero... no te preocupes: "No es malo morir, ni siquiera es bueno; es algo natural, por mucha literatura que pretenda hacerlo trascendental" de el Dr. Jiménez del Oso.




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