lunes, 16 de febrero de 2015

¡Viva el Carnaval!





  En los pueblos pequeños desde siempre se celebró el Carnaval. Si no se disfrazaban los mayores lo hacían los más pequeños pero siempre hubo ruido, risas y carreras en Carnaval.

Hace décadas en Villa de Soto, un pueblecito muy cercano a Léón, el Carnaval era celebrado por todo el pueblo pequeños y grandes. Por la mañana se tocaba a "concejo" y los hombres se reunían para arreglar algún camino o acequia. Los niños iban a pedir por las casas. Las mamás preparaban dulces típicos: torrijas, figüelas y orejas de carnaval. 

Por la tarde se reunían todos en la plaza, o en la "casa concejo" si hacía mal tiempo, a comer el escabeche que pagaba el pueblo. Las mujeres se vestían con el traje típico: el manteo y  mandil bordados con lentejuelas y abalorios, el pañuelo merino a la cabeza y el mantón del ramo sobre los hombros. 
Los hombres llevaban pantalones estrechos de estameña, la capa, un sombrero y chapines sobre medias de lana negra.

 Después de comer el escabeche, unas mujeres mayores tocaban la pandereta y las castañuelas mientras los demás bailaban la jota. Una costumbre curiosa era la que hacían las parejas disfrazadas mientras bailaban. Se prendían con alfileres, unos a otros cáscaras de huevo a la espalda. 

Hoy en algunos pueblos se sigue invitando a escabeche aunque ya sólo los niños se disfrazan. 


¡Viva el Carnaval!   "La hormiga y la cigarra, en las personas son compatibles se complementan" de León Felipe.



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