martes, 5 de mayo de 2015

¡Toda una madre!





 Estos días todos los medios de comunicación han ensalzado a la "madre coraje de Baltímore" en EE. UU. que sacó a bofetadas a su hijo de una manifestación violenta. Cuenta también con el aplauso de mi sombra, por supuesto.Porque lo hizo para evitar males mayores y no perder a su hijo. 

Pero... ¿Qué hubiera pasado si hubiera ocurrido aquí en nuestro país? Seguro que hoy, alguna asociación ya habría puesto a la madre una denuncia por maltrato. O el mismo hijo aconsejado por alguien habría denunciado a su madre. No hace mucho que condenaron a un padre por dar una bofetada a su hijo que lo denunció. ¡Nos pasamos de extremo a extremo y así nos luce el pelo! 

Recuerdo sólo dos veces en las que mi madre me pegó unas bofetadas. La primera sin razón, que algún día la contaré y la segunda con ella y la cuento: 

Era la fiesta de Villares y como siempre mis amigas y mi hermana en el verano, íbamos a todas las fiestas de los pueblos de los alrededores. Siempre, "en el coche de San Fernando unas veces a pie y otras veces andando" como dice el refrán. A Villares íbamos por el alto del Santo, junto al cementerio. Mi sombra contaba catorce años y mi hermana uno menos.

 Mi madre nos había dicho que a las once en casa. Comenzó tarde el baile y mi hermana ya me había ido a decir que nos teníamos que ir pero yo siempre decía: ¡Espera este baile, el último, el último! Pero pasó el tiempo y el último llegó a la media noche con el descanso de la orquesta. 

De regreso al pueblo, sin apenas luces, todas las sombras que veíamos a mi hermana y a mí nos parecían la sombra de nuestra madre que venía en nuestra búsqueda. Dejamos a Marina, a Celsa y a Dori en su casa y seguimos hacia la nuestra. A la altura del "caño" la sombra se convirtió en realidad. Había allí unos chicos hablando pero eso no frenó a mi madre que me dio unos buenos mosquilones por llegar tan tarde. Los tortazos no me hicieron daño lo que más me dolió fue que lo hiciera delante de aquellos chicos que al día siguiente uno de ellos me dijo: ¡Qué tal, ayer tu madre te calentó, eh! También me dolió que a mi hermana no la tocó porque, con razón, sabía que la culpable era yo por ser la mayor.

 En mi opinión fue una de las mejores lecciones que recibí en la adolescencia.


Plas, plas, a esa madre: "Escoge a una mujer de la cual puedas decir: hubiera podido encogerla más bella, pero no mejor". De Pitágoras.



2 comentarios:

  1. Ah pues mi mami también estaría en la cárcel, porque yo me gané muchos collejones y bofetadas, claro que no digo que no me los mereciese, casi, casiii todos, bueno tu primer collejón eran otros tiempos que se suele decir.

    Besines utópicos, Irma.-

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  2. Yo también creo que el 90 % de las madres estarían hoy en la cárcel unas veces collejas con razón y otras no tanto. Curiosamente nadie dudábamos del cariño de nuestras madres por eso, en muchos casos como éste se lo agradecíamos. Abracines.

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