jueves, 25 de abril de 2024

Sin ideales

  



Sin ideales. Sí. Cuando una cumple años y se para a reflexionar, que a veces por el trabajo, los hijos, las preocupaciones diarias no dejan tiempo a muchas personas para detenerse; pero en esta etapa de nuestra vida disponemos de más tiempo para: parar, mirar y observar. 

Echando la vista atrás de todo lo vivido, lo que más nos ha influído son los ideales religiosos y políticos. Durante toda nuestra vida, la propaganda trata de hacernos seguidores de unas y otras ideas.

 Las religiones, da igual que seas cristiano, musulmán o hindú todas ellas desde tiempos remotos han traído: guerras con millones de muertes, destrucción, sufrimiento, miedo, censura, imposiciones, desigualdades... Disfrazadas de  espiritualidad que cuando profundizas llegas a su principal motor, lo económico. Ese motor es el causante de que haya tanta variedad de sectas con su afán de proselitismo.

 Otra propaganda también invasiva es la política. La politica la discute todo el mundo, a diferencia de las religiones que pocos se atreven a criticar y poner en duda.

Las ideas políticas ya sea el comunismo, el faccismo o la democracia son igualmente causantes de: guerras, terrorismo, hambre, vileza desolación... disfrazadas bajo apariencia del bien común que en el fondo es poder y poder económico principalmente. 

Todas las personas en algún momento hemos intentado defender nuestras ideas como las verdaderas. En esta etapa de mi vida, he llegado a la conclusión de que la propaganda me resbala, sea de la idea que sea.

 La única manera de cambiar este mundo del que formamos parte con nuestras luchas internas, miedos y dudas es siendo fieles a nosotros mismos. Pienso que sólo se puede trasmitir nuestra verdad a través de nuestro modo de vida, de nuestra existencia diaria. 

Así, de pronto, se te acerca una persona y te da las gracias. ¿Por qué, no he dicho nada?

_En esa ocasión tan grave, no dijiste ni una palabra pero me impresionó tu actitud, tu forma de actuar, trasmites no sé, tienes algo.

Creo que podemos influir en nuestro entorno, sin palabras, sólo con nuestro modo de vida diario. Es como tirar una piedra a un lago que forma ondas y toca a dos o tres personas, éstas tiran de nuevo una piedra al lago, que es el mundo, y otras pocas personas quedan tocadas. Así, en mi opinión, es la única forma de influír en esta sociedad tan confusa. 

¿Mejor sin ideales? 


Ya lo han dicho algunas personas sabias que fueron fieles a sí mismas:"La religión de todos los hombres debe ser la de creer en sí mismos" de Krishanamurti.



13 comentarios:

  1. Parte, sí y parte, no.
    Ni las religiones, ni la política son malos, sino los hombres que tratan de dominar a través de ellas. Y mienten a través de la propaganda.
    Los medios de difusión son los que se han corrompido, es mucho el dinero que ganan desinformando, enajenando.... Y la gente que se lo cree y se fanatiza a más no poder.

    Besos de anís.

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  2. No estás hablando tambien de otros modos de ver y actuar por el mundo, se les llama relativismo e individualismo y lo mismo que el resto de opciones puede hacerse desde lo positivo y lo negativo.
    Saludos

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  3. Mara:
    en la juventud se quiere cambiar el mundo sin cambiarse a sí mismo.
    En la madurez se da uno cuenta de que es mejor cambiarse a sí mismo y así poder cambiar el mundo que está a nuestro alrededor, que es sobre el que podemos influir.
    Salu2.

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  4. Mi buena amiga de Castilla la Vieja...
    Pasar de la "pocha" a la "profundidad de Krishanamurti... es un salto cualitativo de gran alcance. :)))))
    Pero conociendo al personaje, cabe pensar que, tal vez, el "sí mismo" al que se refiere no sea el de andar tomando "txikitos" por El Húmedo...
    ¡O sí!
    La parte humana de la persona, la de las cosas del día a día, no exime de haber alcanzado, o llegar a alcanzar, esa mayor profundidad de ¡sí mismo!
    O dicho de otra manera, conocer la Realidad que siempre Es.
    Abrazos Mara. Un placer siempre.

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  5. Tanto en política como en religión siempre vemos lo que hacen sus cúpulas y no el personal de a pie que quizás intente en realizar lo bueno de cada una.

    Saludos.

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  6. Depende, pero si es cierto que la propaganda politica , es solo eso, propaganda

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  7. Magnífico, Mara.
    Me quedo con:
    "Todas las personas en algún momento hemos intentado defender nuestras ideas como las verdaderas. En esta etapa de mi vida, he llegado a la conclusión de que la propaganda me resbala, sea de la idea que sea."
    Un fuerte abrazo y no te canses de escribir nunca.

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  8. esa anécdota de la persona que te da las gracias sin motivo aparente, bien podría ser real. cuando te leo, me transmites serenidad.
    la gente intensa que siempre está dando la matraca con sus ideas políticas, me da mucha pereza...
    abrazos!

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  9. Está muy bien, el problema del entendimiento muchas veces pasa por querer tener razón, se discute agresivamente muchas veces, pero lo valioso sería en realidad "buscar la verdad de manera conjunta".
    En mi país lo que más daño ha hecho es la derecha capitalista, esa que pone al mercado por encima de todo. Y cuando algo así está encima de todo, lo que queda por debajo es la misma gente.
    Me sumo a la filosofía de creer en uno mismo sin dejarse llevar por la propaganda.
    Te dejo mi abrazo, que sigas bien.

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  10. Los problemas con los ideales, las ideologías, las religiones, los equipos de fútbol, es cuando se los quiere imponer por la fuerza a quienes tienen el atrevimiento de pensar diferente y nos creemos la vara de todo lo correcto y adecuado. El solo pretenderlo ya nos dice que no lo somos.

    Saludos,
    J.

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  11. La necesidad de ser cuestionante. Casi a todos se nos ha formado en la credulidad a ultranza no solo religiosa sino política; en mi caso, a pesar del conservadurismo familiar, sentíamos la necesidad de disentir así lo hiciéramos mentalmente para no provocar. Por eso, como decía muy gráficamente alguien " ya no creo ni en el rejo de las campanas" Un abrazo . Carlos

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  12. Yo, comencé hace tiempo a prestarle poca atención a la propaganda de unos y otros.

    Abrazos.

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