jueves, 16 de marzo de 2023

Situaciones del siglo XXI


                                                 


Situaciones y respuestas del siglo XXI.

Vivimos en un mundo en el que no nos podemos desahogar con naturalidad por  miedo a la reacción de los otros. Al menos eso es lo que yo pienso, por eso se dan situaciones como las siguientes:

Situación primera: 

No soy negacionista con las vacunas, ni mucho menos, pero no me he vacunado contra el covid. Nunca me atreví a decirlo en tiempos de pandemia, porque te ponían a parir, sólo ahora lo digo.

Situación segunda:

En una clase de primaria hablando de seres humanos, de hombres y de mujeres una niña de 8 años hace esta pregunta: ¿Y cómo sabemos si somos hombre o mujer? La respuesta anonadada de la profesora, a semejante pregunta en una niña de 8 años fue normal, pero con "pies de plomo", por si habría reacción familiar a la respuesta. Con un tono tranquilo como si fuera una pregunta habitual le contestó: Pues de momento por el sexo que figura en el libro de familia, si tienes vagina eres mujer y si tienes pene eres hombre. Una vez de adultos decidiréis si es así definitivamente. ¡Pero habiendo tantas inseguridades en los niños y niñas hemos de meterles aún más! ¡Cómo puede hacer semejante pregunta una niña de esa edad si no ha sido aleccionada de alguna manera!

Situación tercera: 

Llega un profesor interino muy joven con pinta de seminarista para sustituir a la profesora de inglés que va a dar a luz. Está en la clase de los alumnos que NO tienen religión. Uno de los adolescentes le pica diciendo si es verdad que venimos del mono. El apocado profesor saca fuerzas de donde aparentemente no tiene para negar semejante afirmación: "De de ninguna manera venimos del mono, sino de Dios y bla, bla, bla..." ¡La que se montó! Ya no fue capaz de seguir con la clase del barullo que se armó, era lo que pretendían algunos, entre ellos el que hizo la pregunta. Pero ¿Quién le manda a un profesor novel meterse en camisas de once varas para dar explicaciones religiosas a alumnos que no van a clase de religión? 

Situación cuarta: 

Una chica en el gimnasio pide ayuda para levantar una barra mal colocada a un joven. Él se la niega teme que le graben y le acusen de acoso, según contó después a un amigo. Otra joven ayuda a la chica que la pedía y ambas ponen "a bajar de un burro" al joven. Comprendo muy bien al joven, tiene miedo porque creo que algunas situaciones se están sacando de quicio.


 A conquistar al miedo: "El  ser humano valiente no es el que no siente miedo, sino aquel que conquista ese miedo" de Nelson Mandela. 



jueves, 2 de marzo de 2023

¡¡Qué jeta!!

 


 Alguna vez he comentado que en mi barrio hay, a mi juicio, demasiadas fruterías por su cercanía. Entre   ellas hay una de toda la vida. La frutería de Almi, que es donde habitualmente compro la fruta y la verdura. Tienes que sacar número porque siempre hay bastante gente. 

Hace unos días yo era la octava. Dos de las señoras que iban delante de mi se conocían y mientras esperaban su turno, una de ellas comentó a la otra:

_ ¡Ah, mira te los voy a enseñar! Vengo de comprar unos botines porque ya llegan las excursiones y  quiero estar preparada. Abrió una bolsa y dentro de ella levantó la tapa de la caja de su compra mientras su conocida alababa el buen gusto que había tenido. 

Llegó el momento de servir a la señora de los botines. Al ir a pagar la frutera le dijo: 

_Mira Tere, ya hace tiempo que me debes una cantidad y me gustaría que me la pagaras.

_¿Cuánto, cuánto te debo? Preguntó muy nerviosa la nombrada Tere.

_Pues me debes 46 € desde hace meses _añadió la frutera.

_Bueno, pues hoy sólo te pago lo que llevo, porque no me queda suficiente dinero, no te preocupes que en cuanto llegue a casa, te mando a mi marido a pagártelo. 

Cuando la morosa salió tan campante de la frutería, las que seguíamos allí y habíamos presenciado la escena nos sentíamos un poco avergonzadas. La vendedora nos comentó: 

_Sí, sí..., su marido. Menos mal que hoy me pagó lo que llevó.


Algunas personas tienen mucha cara: "Conciencia y cobardía son la misma cosa, solo que conciencia es el nombre comercial" de Oscar Wilde. 


jueves, 16 de febrero de 2023

¡Vaya carro!

 

                  Ya no se parece nada a lo que fue, je, je.


EL COCHE DE OLGA: Siempre que hablamos de él, echamos unas risas. Es un Opel Corsa edición 2000 con la matrícula LE  de las que ya no se ven. Por ella se sabe que es de León.  Tiene 19 años, es pequeño, de sólo tres puertas pero duro como el mármol y  de color gris. Ya cuenta con más de 327.000 km y, lo que te rondaré morena, porque sigue pasando la ITV cada año. Tiene su secreto. El día de la revisión, su dueña lo lleva al taller y desde allí, lleva la puerta de atrás disimuladamente abierta, porque si se cierra ya nadie es capaz de abrirla si no es con un instrumento de fuerza en manos de un mecánico.

Muestra orgulloso sus  tatuajes de golpes y rayados por varias partes. Va y viene por media España. Ha visitado París y su último viaje ha sido a Murcia este verano como cada junio desde hace unos cuantos años junto con los hijos de Olga, mis nietos. Otros años les acompañaba pero este verano no pudo ser por la enfermedad del abuelo. Mi miedo estuvo en que el coche les dejara tirados en medio de la autopista pero no hubo problema alguno. Por determinadas autovías ya no le dejan circular y el cerco se va estrechando. 

Cuando en la familia queremos decir que alguien es fuerte y duro añadimos: ¡Como el coche de Olga! 

La última la protagonizó junto con sus ocupantes hace unas semanas. H. y H. (los hijos de Olga) querían saber qué se experimentaba metidos en el vehículo en un tren de lavado. 

El primer susto se lo llevaron al oír el estruendo que hicieron los retrovisores, que no son plegables, al saltar por los aires. 

El segundo  H y H dentro del coche haciendo señas a su madre porque les entraba agua por las ventanas y el tercer un limpiaparabrisas que quedó doblado como si le hubiera dado un ataque de reuma.

¿Creeréis que hubo que llevarlo al taller? Nada. Mi hija volvió a colocar los retrovisores en la ranura, enderezó el limpiaparabrisas y volvió a parecer lo que es: ¡Un viejo coche duro como una roca!  Con las abolladuras y rayados que le han dado sus muchos años.


Sonriendo para recibir al Don Carnal: "La risa son unas vacaciones instantáneas" de Milton Berle.



jueves, 2 de febrero de 2023

My "Twitter" (45)

 


Soledad del cuidador/a: 

Dicho en peligro de extinción: "Me importa un pimiento".  Se dice cuando no importa nada lo que nos dicen o lo que sucede. 

Día 1:

Matrimonio mayor, ella (dicen que nunca trabajó), primero cuidó de sus padres, más tarde de un hermano y ahora de su marido incapacitado y con un temperamento irascible. Ya no sabe con quien desahogarse. 

Día 2:

El matrimonio tiene 85 años. La mujer sufre de Alzheimer. Él la cuida y escucha constantemente sus riñas y sus preguntas repetitivas. Está agotado. 

Día 3:  

Ella cuida de su suegra con demencia senil. Está al límite. A veces piensa en el suicidio.

Día 4: 

Un accidente dejó en una silla de ruedas a su compañero con 43 años. Lo peor es su mente que funciona como la de un adolescente. Intenta conformarse 24 horas pendiente del enfermo. 

Día 5:

Desde que nació está como un vegetal, hoy tiene 26 años. Sus padres la cuidan . La madre toma pastillas para su depresión. 

Día 6: 

Le detectaron el Alzheimer con 71 años. Viuda, su hijo trabaja y contrató una cuidadora a la que su madre insultaba, agredía y de un día para otro la echó de su casa. Su hijo ya no puede más.

Día 7:

Desde que tenía 6 años ya no cuenta las operaciones de tumores cerebrales. Su madre sólo vive por y para ella de hospital en hospital. Pensando en la situación, sólo teme enfermar ella. 

 Reflexión: Cada vez son más las personas dependientes. Con las últimas noticias sobre las deficiencias en las residencias de mayores; la mayoría concertadas y gestionadas por fondos privados. ¿Qué pueden hacer las personas que trabajan y no pueden dejar su ocupación para dedicarse al cuidado de sus familiares dependientes?


En mi opinión la muerte no es una desgracia comparado con estos casos de personas sanas que cuidan y no ven la luz al final del túnel: "La vejez es una condena sin derecho a recurso" de Marcello Mastroianni.


jueves, 19 de enero de 2023

Acogimiento

 


"Es difícil comprenderles, tienen costumbres muy diferentes". Esto me contaba un hombretón de 57 años, para mí como de la familia, que tiene un corazón que no le cabe en el pecho. 

Isidro, ahora separado, se casó muy joven y tiene dos hijos. Isidro, por no haber tenido un padre conocido en su vida, se convirtió en un padrazo para sus dos hijos una chica y un chico. Su hija, enfermera, se casó y se independizó. Su hijo sigue viviendo con su padre en una casa grande, de pueblo, ambos dedicados a la ganadería.

Cuando comenzó la guerra de Ucrania y tanta gente salía de ese país, Isidro empezó a pensar en acoger en su casa a una familia ucraniana. Su hija le animaba, mientras su hijo ponía impedimentos. Al final su hijo cedió y acogieron a un matrimonio con dos hijas una de 14 años y otra de 8 años. 

En nuestro encuentro, me contaba sus muchos desvelos:

_Su inacabable papeleo.

_Sus dificultades para encontrarles un trabajo. 

_Las trabas de la administración que en un principio parecía que todo iba a ir sobre ruedas con el apoyo  prometido a estas familias acogidas y luego todo han sido problemas burocráticos. 

Sobre todo prevalece en Isidro un gran empeño por sacar adelante a esta familia. Alguna vez con las protestas de su propio hijo, que a pesar de haber aceptado la situación, a veces, se arrepiente de los dolores de cabeza que le traen a su padre y también a él.

 Isidro, después de mucho ir y venir, les ha conseguido un trabajo tanto al padre de familia como a la madre, que según él son leales, agradecidos y responsables. 

Otra caso distinto son las dos hijas del matrimonio. Sus hábitos de comer cuando se les antoja y permanecer encerradas en su habitación con los móviles, ponen a Isidro de los nervios. Mientras sus padres madrugan para ir al trabajo, Isidro pica una y otra vez en la puerta de las chicas para que se preparen y no pierdan el autobús que las lleva diariamente a clase. 

Cierto que estas muchachas estuvieron tres días en un campamento sin comer y será por eso que hay días que se comen una docena de huevos, cada una, sin control alguno a lo largo del día. Ya van superando que en las fiestas del pueblo y alrededores cada vez que oían el sonido de los cohetes y las bombas corrían a esconderse asustadas. Espero que a lo largo del  curso, en el colegio, las dos niñas se relacionarán más y sus hábitos se irán modificando poco a poco. 

Deseo que la Vida, se encargue de premiar a Isidro por su gesto humanitario. Una cosa tiene clara Isidro; no se arrepiente, pero jamás repetiría la experiencia. 


 Para mi sombra, Isidro es un valiente:  “Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo.” Eduardo Galeano.