jueves, 29 de septiembre de 2022

A robar uvas

 


Llegó la vendimia. Con ella, vienen a mi mente de sombra los recuerdos de niños y la gran importancia que se le daba. Hoy pocas familias en el pueblo tienen viñas, pero la mayoría de ellas las tenían, excepto nuestra familia que carecía de viñas y las añorábamos. En alguna ocasión lo he mencionado. 

Esta anécdota ocurrió siendo los protagonistas mis dos hermanos pequeños. Tendrían  8 y 7 años respectivamente.  Un día poco, antes de la vendimia, se le ocurrió una gran idea. Ir a robar uvas. Supongo que primero comerían algunas y luego con una jaula llena, atada a la bicicleta, se fueron a recorrer el pueblo picando en las puertas de los vecinos para tratar de venderles uvas. 

Lógicamente a la tercera casa que llamaron se presentó el guarda, avisados por los vecinos que sabían de dónde procedían las uvas que ofrecían. Además de hacerle devolver la mercancía  a su dueño, mis padres tuvieron que pagar una multa de siete pesetas que era una cantidad no despreciable para aquellos años.

 Para más Inri, el guarda era tío nuestro. Así que, la primera multa fueron un par de bofetadas a cada uno por parte del guarda que asumieron mis dos hermanos sin rechistar. 


Algo duro fue el castigo teniendo en cuenta las edades, pero iba con los tiempos: "La más estricta justicia no creo que sea siempre la mejor política" Abraham Lincoln. 


jueves, 22 de septiembre de 2022

Retornar

 


Volver: Sí, aquí estoy de nuevo. He regresado aparentemente bien, como cada septiembre, pero este retorno ha sido muy diferente. 

He regresado sola. La enfermedad de mi compañero durante más de 50 años acabó con su vida este verano. ¡Qué diferente del pasado verano cuando celebramos las Bodas de Oro!

¿Quién me iba a decir que sería el último aniversario que celebraríamos? Sus fuerzas se fueron debilitando hasta prácticamente agotarse. Fue muy poco el tiempo que le vi sufrir, no por dolor, que nunca tuvo, sino por tener que ser asistido en todas sus necesidades.

 Mi mente está tranquila. Como no deseo el sufrimiento y la decrepitud para nadie, fue un alivio verlo entregarse sin resistencia alguna. Deseaba dejar esta vida. Fueron muchos años de vida en común para saber lo que pensaba sin necesidad de palabras. Hubo miradas, gestos y silencios que lo afirmaron. Es ley de vida.

A mi sombra le toca aceptarlo y vivir el presente porque la vida sólo es una con sus alegrías y tristezas. Queda el cariño en el corazón y el agradecimiento por lo mucho que compartimos en este medio siglo de vida en común.


 Un nuevo camino comienza: "Nacemos solos, vivimos solos, morimos solos. Todo lo que está en medio es un regalo" de Yul Brynner.