La familia estaba relajada viendo la televisión y llamaron a la puerta. ¡Eran los bomberos! La sirena comenzó a sonar.
_ ¡¡Señora tiene fuego en su casa!!
_ ¡¡Fuego!! _un coro de voces repitió la palabra.
Toda la familia salió asustada al encuentro con los bombero. ¡Es en la terraza! Entraron de nuevo. Allí, en la terraza estaba el cuerpo del delito. Se le había quemado la comida en la olla y para evitar el mal olor, la mujer había sacado la olla para la terraza que seguía humeando. Alguien vio salir humo y llamó a los bomberos.
_¡Señores tienen que pagar el desplazamiento y...!
_¡Qué! _saltó el marido_ pagar por qué, a ustedes desde esta vivienda nadie les ha llamado. Quien les llamó dejaría sus datos, hagan cuentas con esa persona que dejaría registrada su identificación, de lo contrario sería una broma de mal gusto. Sólo nos faltaba pagar un servicio que no hemos solicitado.
_Disculpen, si se requieren nuestros servicios, como profesionales, acudimos lo más rápido posible.
_De acuerdo, ustedes no tienen la culpa pero nosotros tampoco.
Los bomberos se fueron y desde luego la familia del supuesto incendio, nunca pagaron un euro. Me imagino la sorpresa de la persona que llamó a los bomberos, cuando éstos llamaron a su puerta.
¿Quién será culpable? "No esperes el juicio final. Se lleva a cabo todos los días" de Albert Camus.