jueves, 30 de enero de 2020

De Bomberos (2)




  La familia estaba relajada viendo la televisión y llamaron a la puerta. ¡Eran los bomberos! La sirena comenzó a sonar.

_ ¡¡Señora tiene fuego en su casa!! 

_ ¡¡Fuego!! _un coro de voces repitió la palabra.

Toda la familia salió asustada al encuentro con los bombero. ¡Es en la terraza! Entraron de nuevo. Allí, en la terraza estaba el cuerpo del delito. Se le había quemado la comida en la olla y para evitar el mal olor, la mujer había sacado la olla para la terraza que seguía humeando. Alguien vio salir humo y llamó a los bomberos. 

_¡Señores tienen que pagar el desplazamiento y...! 

_¡Qué! _saltó el marido_ pagar por qué, a ustedes desde esta vivienda nadie les ha llamado. Quien les llamó dejaría sus datos, hagan cuentas con esa persona que dejaría registrada su identificación, de lo contrario sería una broma de mal gusto. Sólo nos faltaba pagar un servicio que no hemos solicitado. 

_Disculpen, si se requieren nuestros servicios, como profesionales, acudimos lo más rápido posible. 

_De acuerdo, ustedes no tienen la culpa pero nosotros tampoco.

Los bomberos se fueron y desde luego la familia del supuesto incendio, nunca pagaron un euro. Me imagino la sorpresa de la persona que llamó a los bomberos, cuando éstos llamaron a su puerta.


¿Quién será culpable? "No esperes el juicio final. Se lleva a cabo todos los días" de Albert Camus.



jueves, 23 de enero de 2020

Monólogo de silencio (8)



 ¡Por fin te fuiste! 

Me dejaste  sentada en el sofá del empujón que me diste para que me apartara. Donde tú te tumbas y yo nunca me siento porque luego no me puedo levantar. La bronca terminó como siempre. Primero te niego el dinero que me pides y al final te doy los 50 euros. Otra vez me amenazaste con estrellar la televisión contra el suelo, lo único que me hace compañía y me distrae. Los vecinos ya se han acostumbrado a nuestros gritos y peleas. Me costó levantar mis 79 febreros, que pronto serán 80,  del sofá; al final lo conseguí poniéndome de rodillas y apoyándome en él. Llegué hasta una silla jadeando y con cuidado de no tropezar con todo lo que dejaste tirado por el suelo. Escuché en la tele que cada vez más hijos adoptados maltratan a sus padres. Es verdad que yo no quería adoptarte porque ya rondaba los cincuenta. Toda mi vida la he dedicado a cuidar; primero a mis abuelos por ser la mayor, más tarde a mis padres, luego a mi marido y me parecía que tenía derecho a pensar un poco en mí; pero él se empeñó, necesitaba ayuda para el trabajo en el  campo con tanta sementera. Te adoptamos por medio de las monjas. Soy muy religiosa, es lo único que me da fuerzas, sentarme en la iglesia y pedir a la Virgen que no aparezcas por casa. El nuevo cura no me gusta es demasiado joven. A Don Arturo le contaba mis cuitas y me reconfortaban sus palabras. Te lo dimos todo para que nada te faltara, pero cuando él, tu padre adoptivo faltó, te desmadraste. Curiosa palabra viniendo de alguien que nunca te ha parido. Tanto tiempo de control te tenía harto. Me dijiste que jamás olvidarías y perdonarías aquella paliza con el cinto que dejó tu cuerpo marcado durante mucho tiempo; por haber salido de casa por el tejado sin su permiso. Siempre me culpaste a mí por no haber intercedido por ti en muchos momentos. Creía que hacía lo mejor. Hoy eres un hombre adulto  con dos hijos de los que jamás te has preocupado. Me tratas muy mal, mejor dicho me maltratas: me gritas, me empujas, me insultas... Ya te puse una orden de alejamiento y la tuve que quitar. No quiero que vuelvas a la cárcel,  me costó mucho sacarte de allí y regresaste peor que antes de entrar. No trabajas y si no te doy dinero, trapicheas y si te lo doy también. Sí, sé que tienes derecho a la casa por la herencia de tu padre, pero no podemos vivir juntos por más que te empeñes. Heredarás las paredes de la vivienda porque dentro de ella todos son destrozos. Presiento que me queda poco tiempo de vida, si a esto se le puede llamar vida, cada vez estoy más débil.


La vida sigue su marcha: "Cuantas más velas tiene nuestro pastel, menos aliento tenemos para apagarlas" de  Gustave Flaubert.



jueves, 16 de enero de 2020

My "twitter" (40)



Dicho en peligro de extinción:"Para ese viaje no necesitas alforjas". Se dice cuando se hace un esfuerzo y no se consigue lo que se pretendía.

DE DENUNCIAS:

Lunes 6 de enero: 
Están separados y tienen una niña. A la madre se le ha metido en la cabeza que no lo deja a dormir en casa del padre hasta que no deje el pecho. ¡Con dos años sigue mamando!

 Martes 7 de enero:
Ha denunciado a su pareja y ya va por el tercer abogado que contrata.

Miércoles 8 de enero:
Una empresa farmacéutica hace firmar a sus trabajadores diversos documentos que demuestran tener conocimientos varios y diversos tratamientos que no tienen y no son ciertos. Los firman, si no lo hacen, no les renuevan el contrato. Los americanos pasan revista de vez en cuando a ver si cumplen los protocolos, según los papeles todo está firmado y en regla.

Jueves 9 de enero:
Después de un año de haber enterrado a su padre, le llamaron del tanatorio que aún no habían cobrado el sepelio. Se fue a la Mutua  furioso. Le dieron el dinero en mano para que lo entregara en el tanatorio. ¡Después de un año!

Viernes 10 de enero: Casi de denunciable je, je. Es un niño un tanto cursi. Hablas con él dos frases y a la tercera te suelta: "Mi mamá es alcaldesa"

Sábado 11 de enero:
TITULAR:Trabajadores de Boeing critican sus aviones:"Están diseñados por payasos, que a su vez están supervisados por monos". 

Domingo 12 de enero:
Se casó con un hombre 20 años mayor que ella con una pensión muy alta. Actualmente ella tiene 60 años y se ha tenido que poner a limpiar casas si quiere disponer libremente de un euro.


A veces resulta difícil creer en la justicia: "Donde hay poca justicia es un peligro tener razón" de Francisco de Quevedo.



jueves, 9 de enero de 2020

REBAJAS


Sí, si  rebajas. yo las escribiría con "V" para rebajarlas más.  Cada vez que veo esas avalanchas de personas entrando en los centros comerciales en esta época, recuerdo que en alguna parte leí una crónica en la que se cuenta que cierta vez Sócrates fue al mercado y comentó: ¡Cuántas cosas hay aquí que no necesito comprar! Pues lo mismo piensa mi mente de sombra.

No voy a las rebajas las veo a través de la pantalla y me repito la frase de Sócrates. Lo que más me llama la atención son los comentarios que luego me hacen algunas personas:

 _Tú no veas tuve que estar dos horas en la cola para pagar. ¡Qué!

_Fui a descambiar un pijama de regalo y ya no había ninguno de mi gusto pero lo cambié por otro. ¡Qué aguantas colas por un pijama que no te gusta!

_Mereció la pena, tengo otro chandal parecido pero estaba a la mitad de precio y es de marca. ¡La verdad es que yo nunca voy en chandal, pero...! Me lo dices o me lo cuentas.

 _Era una talla menos de la que necesito pero me encantó. Lo compré porque estoy dispuesto a hacer una dieta para adelgazar. Primero la dieta, ¿no?

Y así muchas mujeres  y cada vez más hombres. Debo ser un caso raro. En León los domingos está el "Rastro" situado a lo largo del paseo de Papalaguinda, a la vera del Bernesga. Tiene más de medio km de largo hasta la Plaza de Toros y se llena de puestos a ambos lados del paseo. Muy fácil de visitar, comienzas por los puestos de la derecha y regresas por los puestos de la izquierda.

Un domingo de Junio, fui al "Rastro"con intención de comprarme un reloj. Tenía uno bueno y me falló, lo llevé con la garantía y la pieza no entraba en ella así que prácticamente lo volví a pagar. Me dije que iba a por uno al Rastro.

Comencé por la derecha y después de unos metros vi a una conocida regateando, a mí no se me da y sé que allí hay que hacerlo. Seguí, paré en un puesto de bisutería, cogí un reloj chulísimo pregunté el precio. Diez euros. Lo compré, lo puse en la muñeca y seguí.

Al regreso por la izquierda otro puesto con dos vendedores y un reloj exactamente como el que acababa de comprar. Escondí mi muñeca y pregunté: ¿Cuánto vale? CUATRO EUROS. ¡No me lo podía creer!

Al regreso miré al vendedor que me había tomado el pelo y dije para mí: "Una y no más Santo Tomás".He de decir algo a su favor. Lo llevo desde entonces y aún da la hora. Procuro no meterlo en  el agua je, je. 


Comenzaremos el año con buen humor a pesar de todo:"El pesimista se queja del viento; el optimista espera que cambie; el realista ajusta las velas" William George Ward.