No se puede negar que la Iglesia Católica "no da puntada sin hilo". Ha elegido el mejor momento para hablar de lo divino y de lo humano a pesar de que el documento presente en toda la prensa, se aprobó en Marzo.
Estas fechas en las que todo el mundo se acuerda de sus muertos y de los de los demás, en el mejor sentido de la frase, el Vaticano ha prohibido que las cenizas de los católicos que desean ser incinerados no pueden ser esparcidas, divididas ni conservadas en la casa; sino que deben ser guardadas en un lugar aprobado por la Iglesia y consagrado. Las razones varias todas respetables, sólo que se les ha olvidado una en la que la mayoría pensamos.
La razón principal para muchos cristianos, entre los que me encuentro, es de tipo económico. Se comprende, porque cada vez son más las familias que optan por este método de cremación o bien donar el cuerpo a la ciencia para evitar gastos exagerados: en misas, funeral, cementerio, flores...
Tampoco se pueden esparcir los restos. Cuando a Monseñor Ángel Rodriguez Luño, se le dice que si no se pueden dividir los restos; entonces tantas y tantas reliquias, brazos, pelo, cenizas... que hay por todo el mundo y que muchas personas guardan en sus instituciones no religiosas o en sus casas, el asesor del Vaticano dice que ir a todos los países que tienen la mano, un hueso, cabellos de alguien provocaría una guerra entre los fieles. Claro que: "En casos extraordinarios un obispo puede permitir que se conserven las cenizas en la casa" o sea que se cumple el dicho de que: "Siempre hay bulas para difuntos" nunca mejor dicho.
Para la Iglesia conceptos erróneos de la muerte son: considerarla momento de fusión con la Madre naturaleza, o una etapa en el proceso de reencarnación, o como liberación definitiva del cuerpo. Así que el Vaticano ha de decirme cómo debo de pensar respecto al alma y al cuerpo. ¡Negará las exequias! aunque luego añade que "Sólo si el difunto ha manifestado en sus últimas voluntades...
Si el alma no toca a la cremación, entonces... Contradicciones de la Iglesia que dio un paso "pa lante" con las cremaciones y ahora se le va de las manos el negocio. Porque es un negocio comprar y vender sean bulas o sepulturas.
A propósito de ventas, en mi pueblo es el cura, será en nombre de la iglesia, el que vende las sepulturas. Mi abuela compró la sepultura y colocó una cruz sobre ella. Cuando ella murió, mi madre y mi tía decidieron construir el panteón. Cuando fueron al cementerio a medir, el cura le había quitado más de medio metro de sepultura a la izquierda para vendérselo a otra familia que estaba haciendo su sepulcro. El disgusto de mi madre y mi tía aún lo recuerdo, fue mayúsculo, si por eso se puede perder la salud, ambas la perdieron. La solución que les dio el sacerdote fue darles el trozo que les faltaba al lado derecho con lo que la fosa ya no sabemos si ciertamente guarda los restos de los abuelos o sólo una parte. La tumba de Alfredo que estaba al lado derecho quedó pequeña, muy pequeña, pero como ésa no la había comprado nadie...Nacemos y morimos. Me he de sentir culpable por querer ser incinerada y que mis cenizas sean esparcidas en la finca de nuestros castañales en el monte. Me niego totalmente a pensarlo.
-Hay tres estadíos en el desarrollo espiritual, dijo el Maestro:
El estadío carnal, el espiritual y el divino.
_¿Cual es el estadío carnal?, preguntaron impacientes los discípulos.
_Es cuando se ven los árboles como árboles y las montañas como montañas.
_¿Y el espiritual?
_Es cuando uno mira las cosas con mayor profundidad, y entonces los árboles ya no son árboles ni las montañas son montañas.
_¿Y el divino?
_¡Ah!, eso ya es la Iluminación, dijo el maestro, soltando una risita, es cuando los árboles vuelven a ser árboles y las montañas vuelven a ser montañas" de Anthony de Mello.