
CELDA NÚMERO 146:
La mujer rumana de 27 años, miraba a su hija Danna a través de sus lágrimas. Mientras la pequeña dormía pensó y recordó...
Conoció al padre de su hija por Internet, era hijo de un médico y la invitó a pasar unos días en su ciudad, Astorga. Lo que ella no sabía es que sólo tenía 18 años y ya había pasado por dos curas de desintoxicación.
Era heroinómano y sus padres no permitieron que ella se alojara en su casa.
Era heroinómano y sus padres no permitieron que ella se alojara en su casa.
El joven la llevó para el piso de una tía suya "medio bruja", que nada más verla sentenció: "En la oscuridad y el encierro vas a tener suerte". Aunque en un principio le asustó la apariencia de aquella mujer, se tomaron mucho cariño mutuamente. Una noche la "vidente" le aseguró que gracias a ella ... "La corta vida de su sobrino iba a tener una hermosa continuidad".
Su error fue enamorarse del joven. Aquella tarde, ella ya embarazada, no pudo soportar el "mono" de su novio. Observó a una señora que salió de una joyería, la siguió y en un momento dado, de un "tirón" se quedó con su bolso. Compró varios gramos de heroína y se fue en busca de su compañero. Si la heroína estaba adulterada o se metió demasiada dosis, nunca lo supo.
El muchacho quedó allí encogido y frío. Cuando ella, asustada, corrió en busca de ayuda: aun llevaba unas tarjetas y una billetera que por supuesto no eran suyas. Desde entonces estaba allí "En la oscuridad y el encierro" como le había profetizado la "adivina".
Su hija iba a estar bien con la "vidente" pues consideraba a la "Continuación de su sobrino" como a su nieta. Ella seguiría estudiando en la prisión y estaba segura de que conseguiría un futuro mejor para su hija: "Iba a tener suerte". Mi sombra se la deseó de corazón.
( C O N T I N U A R Á )