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¡Yo soy!
El hombre relataba nervioso al policía:
_Mire a mí me tocó el "bingo" y se ve que él me estaba observando y salió detrás de mí por La Condesa . No me dio tiempo a reaccionar, me tiró al suelo y se llevó mi dinero. Era joven no más de 18 años, no muy alto con pinta de "drogata".
_Sí, sí ya lo sabemos, por eso le hemos llamado. Para que haga una rueda de reconocimiento.
_¡Que eficacia! Me cuesta creer que ya le hayan detenido. Sólo han pasado 24 horas!
_Mire, el sujeto le robó a usted y se fue a gastar su botín a otro bingo de la ciudad. Fue allí donde le detuvieron. Si es él, tiene usted buen ojo. Se droga y por si fuera poco su padre, que es juez, es una excelente persona.
Mi sombra sorprendida pensó: "De los yerros ajenos, no hay cosa como callar, y así, perdonad los nuestros" de Calderón de la Barca.