Corría el año 1.993:
Miércoles 21 de Julio:
Atrás quedó Villafranca. En uno de los tramos por la Nacional VI, un grupo de operarios tendían telas metálicas sobre la falda de la montaña con enormes grúas. Un joven bajaba con arneses y grapaba las telas. Le dije:
_Cóselo bien que con el sol se ve mucho _riendo contestó: "Ahora a la vuelta a la derecha les invitarán a un vinín y ya no verán los fallos del cosido" Yo seguí la broma:
_No, vino no, no sea que hagamos más curvas de las que tiene la carretera. Para nuestra sorpresa, no era broma. Al salir de la curva vimos muchos jóvenes peregrinos tomando un vinín, nos unimos a ellos. ¡Estaba fresquito y nos prestó!
En Vega de Valcárcel nos sellaron las credenciales y comimos. Luego sesteamos en unos prados idílicos. Seguimos hasta el puerto del Pedreiro. La primera etapa por Herrerías es preciosa: el río Valcárcel, arbolado, riachuelos, acequias, prados verdes...
Luego llega una etapa más dura, con subidas pronunciadas, muy bonitas por lo sombreadas pero no agradables por los malos olores del ganado y las moscas. Nos adelantó una procesión muy original: Primero un perro blanco, le seguía una burra y a ella cinco ovejas y cuatro vacas. Detrás los dueños, una pareja que nos dijo que ya faltaba poco para llegar a La Faba.
En lo alto del Cebreiro un hostal ocupado, igual que el albergue. Más arriba los militares tenían varias tiendas. Nos instalamos en una.
Visitamos la iglesia prerrománica, del siglo IX con el "Cáliz del milagro". Según la leyenda un crudo día de invierno, sólo el labriego, Juan Santín, subió a oír misa. El monje oficiante pensó que no merecía la pena tanto esfuerzo por una misa. En la consagración el vino se convirtió en sangre y la Sagrada Hostia en carne. Allí se conservan los corporales con sangre y la Sagrada Forma en la patena, dentro de un relicario donado por los Reyes Católicos que visitaron el lugar, en el año 1486 peregrinando hacia Santiago.
Visitamos una de las pallozas "museo etnográfico" ¡Preciosa! Cenamos con dos parejas de Almería. Había un grupo de seminaristas dirigidos por un cura tuerto. ¡La primera vez en mi vida que veo un hombre con un ojo cosido y un pequeño agujero para el lagrimal. ¡¡Imponía!!
De allí a dormir a la tienda con música de fondo: esquilones de vacas, balidos de ovejas y ladridos de perros. ¡Todo un concierto!