martes, 19 de noviembre de 2024

Hª de un embarazo

 


 Alguien dijo que:"Ser madre es la única profesión en que primero se otorga el título y luego se cursa la carrera".

Pasaron tres meses y mi sombra fue a la revisión con el doctor Ucieda.

_Mara, todo normal, pero te vendría muy bien hacer los ejercicios preparto. 

_¡Imposible! Doy clase en un pueblo de La Cabrera y con dos hijos pequeños no lo podré hacer.

 Pasaron los meses y comencé a oír opiniones: 

_Traes dos, hija _decía mi madre. 

_Traes dos _decían mis vecinas. 

_Doña Mara trae dos ¡ay! con lo pequeños que son la parejita que tiene _comentaban en el pueblo.

 Hasta el cura, D. José, comentó: "Trae dos con ese vientra tan enorme... " 

Difícil hacer revisiones con el trabajo y los niños. Me encontraba bien. A los siete meses revisión obligatoria para obtener el permiso de maternidad. Me hicieron una ecografía: 

_Dr Ucieda, la gente me dice que traigo dos criaturas. 

_¡Y usted es maestra y hace caso de vecinas y de conmadres! No trae dos, no, váyase tranquila.

Llego a mi casa y mi madre me mira como si supiera que le iba a decir que traía dos.

_¡No traigo dos no, no te preocupes mamá. La respuesta de mi madre fue el silencio. 

El parto se retrasa y decido volver al ginecólogo esta vez me acompaña mi madre. El doctor me mandó hacer una radiografía. ¡Qué dolor para colocarme en la camilla! Nos fuimos a comer a casa de mi hermana. Mi madre dijo que iba ella a por la radiografía. Al llegar la enfermera le dijo que eran dos.

_ ¿Dos, creí que sólo era una radiografía? 

_¡No, no, que son dos niños!  

_¿¡Qué!? Acertó a decir mi madre. 

Con la radiografía en su sobre, nos dirigimos a la clínica. Al llegar a la Plaza de la Immaculada comenzó a lloviznar, mi madre llevaba paragüas y no lo abría. 

_Mamá, abre el paraguas que nos mojamos. Silencio, como si no me hubiera oído. Salimos de la plaza y por fin abrió el paraguas: 

_Mamá, entramos en este portal y miramos la radiografía. 

_No, no, que igual le parece mal al médico.

_¿Cómo va a saber el doctor que hemos abierto el sobre si no está cerrado? Estás muy nerviosa mamá, ¿qué pasa?, traigo un monstruo, porque si traigo dos ya lo tengo asumido y no me asusto.

 Entramos en la consulta, entregamos el sobre. El doctor pone ante la luz la radiografía y todo son nervios se ven claramente los dos cuerpos. Guardo la radiografía como una reliquia.

_¡¡Pero usted cómo no ha venido antes por aquí!! Yo le tuve que decir a usted que viniera a menudo. (Pausa) Pues... ya ve... trae mellizos. 

Tanto mi madre como mi sombra, permanecimos en silencio. No me atreví a "Cantarle las cuarenta" a decirle que le había visitado, como sabría de sobra, a los siete meses de embarazo y que me había dicho que hacía caso de vecinas y de conmadres y que no traía dos. ¡A los siete meses!. 

La Providencia quiso que sobrevivieran los dos, pero el niño, que tenía que haber nacido antes que la niña y estuvo más para allá que para acá. 

El próximo viernes, día 22, mis mellizos cumplen 50 años, medio siglo de vida con salud, que es  lo más importante.


 Debe de ser verdad el dicho de que: "Dios da la manta, según el frío". 


lunes, 4 de noviembre de 2024

Energías


Algunas veces noto un airecillo sobre mi sien derecha. Siempre pienso que es la energía de algún ser querido que me trae algo positivo. 

Cuando mi sombra tenía 28 años, un día en casa hicimos una gúija, según la RAE o "ouija" del inglés, güija. Fue la única que he hecho en mi vida. El vaso se movía, nuestroa dedos encima no hacían fuerza como para moverlo, pero lo hacía. 

 Apareció mi abuelo materno y me dijo lo que ya sabía en ese momento. Que tenía cuatro hijos y también lo que no sabía. Que mi vida sería muy feliz. No recuerdo más, pues lo dejamos luego, porque empezamos a tener miedo de no saber parar aquello.

La verdad, con el paso de los años, considero que he tenido una vida feliz.  Para mí la clave de la felicidad es vivir en coherencia con lo que una piensa. Que no haya discrepancia entre lo que se hace y lo que se dice, aunque muchas veces has de guardar silencio para no herir al contrario.

 Desde aquel momento siento que el espíritu de mi abuelo me protege. Pienso que se siente culpable de no haber movido un dedo porque sus seis nietas estudiaran. Quizás también por ser maestra ya que él fue maestro... No lo sé. No creo que en esa dimensión alguien se pueda sentir culpable, o sí. 

Es algo que pocas veces he comentado y me ha dado por escribirlo. 


Puede tener razón: "No somos seres humanos atravesando una experiencia espiritual; somos seres espirituales viviendo una experiencia humana" de Teilhard de Chardin.