jueves, 17 de junio de 2021

¡Feliz Verano!

 


 El próximo lunes comenzará el verano y también la próxima semana deberían de comenzar  las fiestas de León, pero... De nuevo la pandemia se las ha llevado por delante un año más. 

Como se suele decir "al mal tiempo buena cara". Mi sombra no se va a dejar amilanar por las circunstancias y comienzo mis vacaciones con el propósito de cumplir varios objetivos:

 En primer lugar, en agosto, Celebrar las Bodas de Oro con toda la familia. 

Pasear por calles, paseos y plazas. 

Disfrutar del calor con baños de agua y sol. 

Seguir yendo al gimnasio. 

¿Reuniones extrafamiliares? ¿Viajes? ¿Serán posibles? En septiembre lo contaré. 

Hasta entonces, Gracias a mi Mundo Bloguero que me ha hecho disfrutar en su compañía de un año mucho más agradable, divertido y entretenido. Espero que mi sombra haya contribuido a lo mismo un poquito con mis post en el mundo virtual. 

¡¡G R A C I A S!!  ¡Hasta Septiembre! 


¡Feliz Verano!  Alguien dijo: "Hay que ser felices, no perfectos"


jueves, 10 de junio de 2021

Incineración




Un seguro de decesos. ¿Pura estafa? Sí o no.  Desde que era niña, mis padres pagaron un seguro de decesos por toda la familia. La verdad es que cuando mis progenitores murieron supuso un alivio el seguro ocupándose de todos los trámites.

 Pero... la historia de mi incineración  tiene bemoles. Mis padres, como ya he dicho, tenían un seguro de Santa Lucía  en el que desde niños estábamos incluidos mis hermanos y yo. Al morir mis padres los de la aseguradora vinieron a decirnos que podíamos, si así lo deseábamos, seguir con el seguro ya que se nos respetaba la antigüedad y bla, bla, bla. 

Uno de mis hermanos y yo decidimos seguir con la póliza en la que mi sombra incluyó una condición: Que había de ser incinerada junto con mis hijos. Esto ocurrió hace más de 30 años, por entonces en León no había crematorio y las personas habían de ser incinerados en Gijón, con el coste añadido que ello conllevaba, por eso puse esa cláusula a lo que accedieron subiendo la cuota por la condicionalidad. 

Pasó el tiempo y hoy en León hay incineradora por lo que creo que seré quemada sin problemas. Eso sí, la aseguradora ha puesto un límite a mi sepelio que no llega a tres mil euros, si es más costoso el resto corre de mi cuenta o de la de los míos. ¡Toma ya! Eso sí, si subo la póliza, que ya cada año se actualiza, entonces cubrirán todo sin condiciones. 

Hace unos años vino el representante de Santa Lucía de la zona, para ver si mis hijos querían independizarse de mi Póliza y hacerse una cada uno con su familia respectiva. Les aconsejé que no lo hicieran. Desde luego decidieron ellos, pero mi sombra les aclaró que ya figuran en mi póliza aunque no mis nietos y se exponen a pagar muchos, muchos años como me ha ocurrido a mi. 

Desde que hicieron la póliza mis padres, que yo era muy niña, llevo pagando 70 años el seguro y al final aún habrán de poner dinero el día que mi sombra no esté. Si en ese momento deciden mis hijos seguir  con el seguro allá ellos, pero al menos les habré advertido. 

Hoy me ha dado por un tema tétrico. Mis cenizas a mi pueblo, en el monte, junto a castaños y encinas.


No tengo miedo a desaparecer, es ley de vida: "La muerte es una vida vivida. La vida es una muerte que viene" de  José Luis Borges.


jueves, 3 de junio de 2021

Negrito

 


Me gusta que algún ex-alumno o ex-alumna, ya convertidos en hombres y mujeres a los que cuesta reconocer, se acerquen a saludarme en algún encuentro inesperado. Siento alegría y pienso, al escucharles, que dejé algún grato recuerdo en ellos. 

Así fue cuando se acercó Eduardo, un ex-alumno muy brillante de 8º curso de EGB. Nos saludamos e interesamos por nuestra vida actual. Cuando se alejaba recordé una anécdota de la que fue protagonista. 

En cierta ocasión pedí a la clase que desarrollaran un tema con un hecho que hubiera dejado huella en sus vidas. Es una buena herramienta para conocer el grado de confianza, sensibilidad y empatía de los alumn@s. 

Eduardo lo hizo sobre Negrito. Su escrito comenzaba así: "Echo mucho de menos a Negrito". 

Negrito fue un pequeño cuervo que Eduardo adoptó como mascota cuando aún era un pequeño pájaro. Su aspecto daba honor a su nombre porque sus brillantes plumas eran puro azabache.

 Por aquel entonces mi sombra desconocía que los cuervos pudieran pronunciar palabras. Negrito ya decía ¡Hola!, se hacía el muerto y su dueño le estaba enseñando a decir Paca, porque así se llamaba su madre . 

A menudo se juntaban Eduardo y más chicos para entretenerse. Ese día jugaban con las peonzas en la carretera. Mientras la peonza de Eduardo giraba, uno de los chicos lanzó la suya con toda la fuerza y partió en dos la peonza de Eduardo. Comenzó la pelea: Lo hiciste adrede. ¡Que no! ¡Que sí, que lo hiciste aposta! ¡Que no! ¡No!

La trifulca terminó con golpes, arañazos y algún siete en la ropa de ambos. Cuando un adulto los separó y se iban en dirección contraria a Eduardo se le clavó la amenaza de su adversario en la sien: ¡¡Y... prepárate, porque a Negrito le quedan pocos días de vida!! 

Desde ese día la tensión de Eduardo iba en aumento. Negrito comía en el corral de su mano y aunque se subía volando a la tapia nunca se alejaba. Le acariciaba y el pájaro le correspondía acercando el pico a su cara. Todo el mundo en el pueblo conocía la existencia de Negrito y sus cualidades. 

A pesar de su vigilancia la preocupación de Eduardo porque alguien hiciera desaparecer a Negrito, iba en aumento. Un día de madrugada pidió a su padre que arrancara el tractor y los dos, con Negrito al lado, se dirigieron al monte. Allí, con pena, Eduardo lanzó con fuerza en sus manos a Negrito que voló hasta un enorme castaño. Se quedó allí, un poco aturdido, moviendo sus ojos de un lado a otro. El regreso fueron unos km en completo silencio. Aún así, el ruido del tractor no apaciguaba el sonido que Eduardo escuchaba en su cabeza: Hola. hola, hola....  


Así ocurrió: "Las mentes más profundas de todos los tiempos han sentido compasión por los animales". de  Friedrich Nietszche.