jueves, 9 de mayo de 2024

¡Hostia! ¡Hostia!



Perdón por el taco, pero realmente ocurrió así.

Paso de un tema banal a uno serio, como dice Ernesto, pero así es la vida y hoy toca una sonrisa. 

Olga, salió con su coche a tomar algo con una amiga y sí, tomó dos cervezas... y quizás algo más. Regresaba conduciendo tranquila, a altas horas de la madrugada, hacia su casa en un pueblo cercano a León. En un cruce estaba la "Policía de tráfico" parando y mandando soplar. 

La que resoplaba era ella de nervios, cuando las luces le hicieron señas de que parara. Al ir frenando pensaba en la que le había caído.  Lógicamente paró y al levantar su cara hacia el guardia, éste le lanzó un:

_ ¡Hostia! ¡Hostia! ¿No has bebido verdad? ¡No has bebido!

Olga, atónita sólo acertó a decir tímidamente:

_Pues...no, no, no he bebido _ no conocía de nada a aquel hombre de uniforme, pero acertó a contestar.

 El agente continuó: 

_¡Anda, sigue, sigue!  _hizo una pequeña pausa, mientras Olga ponía en marcha el coche y aún le  escuchó decir al policía:

_ Mañana eré a verte.

Olga no se lo podía creer, pisó el acelerador y siguió su camino alucinando. El poli la había confundido con otra y ella se libró de una gran multa. Es que la noche nos confunde o ... 

¿Sería el policía el que había bebido? Mejor seguir y no intentar averiguarlo por si se daba cuenta del error. 

Lo que más la sorprendió a la conductora fue el saludo y que a poco que se hubiera fijado en su coche ¡con más de cien años! Esto lo añado yo, je, je,  se hubiera dado cuenta de su confusión. Espero que Olga, además del susto, aprendiera la lección, por la cuenta que le trae.


Estoy de acuerdo: "Toda experiencia es un arco sobre el cual construir" de Henry Adams.