¡Yo soy!
¡Santa Claus, anda agotado para llegar a los centros comerciales leoneses!
Como cada año la mamá se acerca a Santa Claus con sus dos retoños. La niña de cinco años y el niño de cuatro. Los dos se acercan con menos miedo que el año pasado, pues saben que el viejecito con barbas les traerá regalos. Primero el niño conversa un momento con Santa Claus.
Luego la niña, Lara, se acerca. Santa Claus levanta en su mano una carta dirigida a él con su cara dibujada, vacía de peticiones y la hace ondear ante los ojos de varios niños. Lara la coge al vuelo sin darle tiempo a que el viejo de la barba blanca la esquive. Papá Noël la felicita por su rapidez en hacerse con la carta.
De regreso al lado de su madre la pequeña comenta:
_¡Mamá no es un Papá Noël de verdad.
_¡Ah, no! ¿Y tú cómo lo sabes?
_Pues porque Papá Noël lleva botas y éste lleva zapatos. ¿Sabes? ¡Este es un señor disfrazado de Papá Noël, pero no es el de verdad!
La mamá se quedó un momento en silencio sin saber que decir y luego añadió:
_Es que aquí como no hay nieve y hace calor, Santa Claus se quitaría las botas por eso.
_¿Y entonces por qué lleva ese traje tan abrigado?
La mamá que ya no sabe cómo salir del apuro le dice:
_Pues para que los niños le conozcan.
_¿Y por qué le llaman Santa Claus si es un señor? Se "decirá" Santo.
_No se dice "decirá" se dice "se dirá" Santo _dice su madre ya sin saber qué responder.
¡Ay los peques! ¡Qué detallistas! Hagámonos un poco niños en Navidad pues: "Sólo los artistas y los niños ven la vida tal como es" de Hugo von Hofmannsthal.