jueves, 31 de enero de 2019

Microrrelato (1)



Rosa, rizos, risas...   Caminan hacia el hospital. La pequeña pregunta: ¿Me quedaré calva? ¿Me pondrás un pañuelo rosa en la cabeza como el tuyo? La  madre tragándose las lágrimas no miente "quizás". Ingreso en Pediatría. Nombre Helena con H, siete años. Ventanas herméticamente cerradas. Cáncer, palabra universal. Tras los cristales Helena ve pasar el Otoño. Hoy, Helena, "sin rizos", tiene el alta. Lo celebra pidiendo un vaso de agua para llorar muchas lágrimas de felicidad. _Mamá, mamá, siento el aire en la cara y en la cabeza. Risas compartidas..

¡Volver a casa! ¡¡Qué grande, un deseo  tan pequeño! 


Comprender y aceptar: "Quien no tiene el espíritu propio de su edad padece toda la desgracia de su edad" de Voltaire.



jueves, 24 de enero de 2019

¿Convivir será esto?

 
Ilustración obtenida de la Red

¿Convivir será esto? Pensaba Borja: discutir constantemente, pelearse por nada, acostarse espalda con espalda... 

Borja tiene muy poca experiencia en amores. Con 18 años empezó a trabajar en  una empresa importante y con sus primeros ahorros compró una vieja casa en el pueblo y comenzó a remodelarla. En esos mismos días  comenzó a salir con una chica poco mayor que él. Como Borja es un "manitas" fue adecentando y embelleciendo la casa. Pasados  dos  años  en nada se parecía a la que él había comprado. 

Una vez que había finalizado los arreglos de la vivienda,  Borja y su novia decidieron ponerse a vivir juntos. No pasó mucho tiempo de convivencia y comenzaron los problemas y las discusiones por nimiedades o por lo menos eso le parecían a Borja que se sentía mal y callaba, siempre era él el que dejaba la discusión. Todo lo que hacía él estaba  mal. Borja, huérfano de madre, sufría pero como nunca había convivido con ninguna pareja, se preguntaba: ¿Convivir será esto?

Borja dio por sentado que era lo normal.  Como muchas personas asumen, sin que por eso tenga que ser cierto, que las parejas que conviven discuten continuamente. Hubiera seguido en esa historia de no haber sido que cierto día después de un año de vivir juntos, al regresar a su hogar no encontró a su compañera en la vivienda. Se había ido.

Una semana sin señales de ella. Por fin Borja se decidió a llamarla por teléfono y a pedirle una explicación. No hubo explicación simplemente le confirmó que no iba a volver con él. Borja no supo si se alegraba o se entristecía, para él una pareja, si no era para toda la vida, al menos debía de durar varios años.

Pasados unos meses conoció a una compañera en el trabajo y comenzaron a salir. Se  dio  cuenta  de que había superado el abandono, pero después de su experiencia, no se atrevía a pedirle a su nueva pareja que se fuera a vivir con él. Fue ella la que se lo propuso y aceptó. 

¡Convivir era esto!  Ahora sí se alegra de que su primera novia lo hubiera dejado porque... Cada vez está más  enamorado de su nueva pareja, alegre y tranquila, que  le corresponde y rara vez se la ve enfadada. Por fin sabe lo que es convivir. y se siente plenamente feliz.


Mirando de frente, avanzamos: "El dolor es inevitable pero el sufrimiento es opcional" del Gran Maestro, Buda.



jueves, 17 de enero de 2019

HERMINIA



 Hay un refrán que dice: "Mujer enferma, mujer eterna" pues por desgracia así vivió ella. Herminia, mi prima, casi siempre enferma desde bastante joven. Se reía cuando le tomábamos el pelo
_¿Herminia, qué te duele hoy? 

_Pues todo hija, todo, pero sobre todo las piernas, no puedo con ellas. 

_Seguro que si hubiera jotas se te pasaba.

Ella se reía de nuevo porque en cuanto se celebraba una fiesta popular, las primeras que saltaban a bailar las jotas eran, su madre y ella a pensar de sus dolores. Bailando la jota aparentemente a Herminia se le pasaban todos los males. 

Hoy quiero recordar a la Herminia sin dolores de alrededor de 20 años. A la Herminia que mis ojos de niña de diez años recuerdan con su pelo largo y rizado, recogido sobre su nuca en una coleta y sujeto por un hermoso prendedor de pasta en tonos amarillos y marrones con pequeñas piedrecitas brillantes.  A la Herminia con aquel vestido amarillo acampanado y un lazo marrón que ceñía su cintura con una lazada. A la Herminia que llevaba al cuello un "camafeo" precioso ovalado rodeado de hermosas piedras verdes.

Sobre todo hoy, recuerdo a la Herminia que cuando ingresaron a su tía Isabel, mi madre, en el hospital de León y mi padre tenía que estar con ella, se quedó al cuidado de aquellas cinco criaturas, entre las que me encontraba, durante más de seis meses. Meses durante los cuales en León, a la madre de las criaturas, le abrieron el vientre y se lo volvieron a cerrar. el doctor Don José, ¡Otra vez Don José!, médico en Astorga la curó de un acceso interno y tú de nuevo pudiste volver  con los tuyos a tu casa, cerca de "La Puntiga"

Parece que estoy oyendo a uno de mis hermanos pequeños cuando te decía: ¡Miña, dame de comer! También escucho la risa que te entró aquel día que mientras freías huevos otro de mis hermanos, cogió su plato con su huevo ya frito y tú le dijiste: ¡Tú mira a ver si lo tiras! y él, ni corto ni perezoso, salió con su plato y tiró su huevo a la calle. Ganancia para las gallinas y los gatos. ¡Cómo nos reímos!

En casa todo iba a parar a la calle, eran otros tiempos, y era nuestra calle. Allí podías encontrar además de tierra y piedras: cartones, chapas de botella, papeles, un montón de ceniza y hasta escorias grandes que poníamos en el Nacimiento para hacer las montañas y el Portal.  ¡Menos mal que la calle era particular! 

Tú, querías mucho a a mi madre, la  tía Isabel, y a menudo nos dabas una alegría cuando venias a vernos. Siempre fuiste muy alegre y guardamos de ti un grato recuerdo. 

El domingo pasado, hemos despedido tu cuerpo, es ley de vida. Allá donde te encuentres mil gracias y el deseo de un descanso en paz que tienes muy bien merecido.


Gracias y hasta siempre: "El diagrama de una vida humana no es una horizontal y dos perpendiculares, sino más bien de tres líneas sinuosas, perdidas hacia el infinito constantemente próximas y divergentes: lo que un ser humano ha creído ser, lo que ha querido ser y lo que fue" de Marguerite Yourcenar.




jueves, 10 de enero de 2019

Marina


¡Feliz Año! 

No me ha tocado la lotería de Navidad, ni la del Niño, ni la sorpresa de diez mil Euros de la confitería Conrado de La Bañeza, ni el lingote de oro del Corte Inglés... ¡Pero Mara tú alucinas! Si no has comprado los roscones en esos lugares cómo quieres que te toque la sorpresa? Bueno, "Madrecita que me quede como estoy" y ... Empezaremos el año con una sonrisa.

 Marina fue al Super cogió su cesta y fue metiendo en ella diversos artículos: un kg de arroz, dos litros de aceite, turrones, peladillas... Posó la cesta, fue hasta el final del pasillo y regresó con dos botellas de vino que juntó con los demás artículos. 

De nuevo con su cesta en la mano dio unos pasos y observó que un hombre de mediana edad, que no conocía, daba los mismos pasos que ella. Decidió girar en un pasillo por ver si el hombre la seguía y así era en efecto aquel hombre parecía seguirla. Metió dos artículos más en la cesta y de reojo vio que el hombre seguía cerca de ella. Estuvo a punto de girarse y decirle algo pero no lo hizo.  ¡Será posible, no pensará ligar en el Super! 

Se dirigió a la caja y el hombre la siguió. Marina conocía a la cajera así que medio en broma le dijo: Va a ser que tengo un pretendiente e hizo un gesto hacia el hombre que la seguía. La dependienta miró hacia donde Marina le indicaba y sonrió. 

Marina comenzó a colocar su compra sobre el mostrador y... ¡Sorpresa!  Allí había artículos que ella no había decidido comprar. Entonces escuchó al hombre perseguidor hablar por primera vez: "Lo siento, es que ésa era mi cesta la he seguido para ver si se daba cuenta". La risa de la cajera, el apuro de Marina y la sonrisa del hombre pusieron fin al episodio.


Bienvenido 2019: "Creí que era una aventura y en realidad era la vida" de Joseph Conrad.