martes, 31 de marzo de 2009

La Noria






¡Yo soy!





Un hombre negro compró el piso. ¡Los vecinos están hartos!.

Hartos del ruido que hacen las persones que viven en el piso.

El piso, el hombre de color, se lo alquiló a unos rumanos.

Los rumanos no pagan la comunidad, dicen que la pague el negro.

El negro debe dos meses de hipoteca en el banco.

El banco lo ha denunciado y pronto vendrá el embargo.

El embargo pondrá en la calle a la familia rumana.

La familia rumana se irá a otro piso y... la noria girará de nuevo.


¡Los ricos con su crisis!
. Mi sombra se asusta: "No hablemos de ellos; mira y pasa" de Dante Alighieri.




lunes, 30 de marzo de 2009

¡Superabuelos!






¡Yo soy!





La sigo a menudo. Tenía pareja. Vivieron un tiempo juntos. Tuvieron un hijo y se separaron. Ella sueña con tener la parejita, él no quiere más cargas.

Él pidió el traslado a otra provincia. Es un padre responsable, porque le pasa doscientos euros mensuales para la manutención de su hijo, al que ve de Pascuas a Ramos por la distancia.

La madre es "mileurista". Vive con su hijo en un piso por el que paga 700 euros de alquiler. Su padre paga la mayoría de sus facturas y su madre cuida de su hijo muchas horas todos los días.


Mi sombra recordó mientras la vi alejarse: "Nadie puede hacer por los niños lo que hacen los abuelos: Salpican una especie de polvo de estrellas sobre sus vidas" de Alex Haley.



viernes, 27 de marzo de 2009

¡¡Qué caradura!!





¡Yo soy!





Una madre y su hija charlan en el Parque de Quevedo mientras vigilan a dos pequeños. Mi sombra escucha a la joven:

_Mamá cuando te cuente lo que me pasó, me vas a poner "de vuelta y media". Verás, el miércoles dejé el coche sobre la acera de Obispo Álvarez Miranda subí las escaleritas y crucé para el parque con lo niños porque ahí me queda supercerca. Cuando regresé, tenía una multa, detrás del mío se llevaba un coche la grúa y delante el policía multaba a otro. Me acerqué a él con el niño en brazos y la niña de la mano, puse cara de buena, le dije que ya me iba...él me miró, miró para los peques...total que me quitó la multa.

_Pues muy bien, si te pones "farruca" igual no te la quita. ¿Y por eso te voy a reñir?

_Espera, no he terminado. Eso fue el miércoles. El jueves tenía que ir a Correos y volví a dejar el Picanto en el mismo sitio. ¡Sólo fueron diez minutos! Cuando volví tenía otra multa.

_¡Serás capulla! Como decía mi madre: "¡Tienes más cara que un saco perras!" ¡A quién se le ocurre! ¡¡Dos días seguidos!! Con qué cara se quedaría el poli. ¡Qué tomadura de pelo! ¿Sabes lo que te digo? Me hubiera gustado que te lo hubiera llevado la grúa. Así pagarías dos multas en vez de una.


Mi sombra las dejó con una sonrisa: "A menudo la fortuna nos hace pagar muy caro lo que creemos que nos ha regalado" de Vincent Voiture.




jueves, 26 de marzo de 2009

"A trancas y barrancas"






¡Yo soy!





Unos seis años. Le sigue mi sombra. Viene unos pasos detrás de su madre que camina deprisa y le lleva la cartera a pesar de ser de arrastre con ruedas. El niño la sigue "a trancas y barrancas" llorando y protestando:

_¿Pero, por qué, por qué tengo que ir?

_¡Porque todos los niñ@s de tu clase tienen que hacerlo!. De lo contrario la policía vendría a buscarte a casa. ¡Tú no querrás eso! _argumenta la madre atravesando la puerta de la verja que da entrada al centro. El pequeño corre para ponerse a su lado. Ya no se ven alumn@s ni se oye griterío. ¡Llegan tarde!

Mi sombra ha observado que a los niñ@s en general, les angustia entrar en clase cuando ya los demás están en ella.

 ¿Sería mucho pedir a los adult@s que madruguen un poco más?


Quizás este no fuera el caso. Bueno, mañana será viernes. Sin embargo...

"Después de todo, mañana es otro día" de Margaret Mitchel.




miércoles, 25 de marzo de 2009

¡Vestido primaveral














¡Yo soy!


Le observo desde hace años.

Su Verano fue divertido. Sus sombra acogió a muchos niñ@s. Algunos, aunque no tenían permiso jugaban al balón. Él fue poste de la portería ficticia varias veces.

En Otoño se sintió un poco "depre" al ver caer sus hojas. Ellas y los pequeñ@s se fueron sin despedirse.

Llegó el Invierno. Sus ramas desnudas y deslucidas se cubrieron de nieve. Aguantó su peso. Vestido de blanco de la cabeza a los pies, su hermosura aumentó. El sol y la lluvia lavaron su cuerpo, que apareció de nuevo arrugado y sin gracia.

Llegó la Primavera. ¡¡No parecía el mismo!!. Se llenó de flores antes que de hojas como hacían los demás. ¡Los otros árboles no se lo podían creer!. Las personas se paraban a contemplarlo. Los niños querían coger sus flores. Él generoso, fue dejando caer sus pequeños pétalos que pintaron el suelo de rosa. Ahora se ha puesto rojo. Debe de ser que le da vergüenza que le digan tantos piropos.


Mi sombra se funde con la suya y ambos saludamos a la primavera. ¿Quién dijo que la primavera la sangre altera?



lunes, 23 de marzo de 2009

¡Con la Iglesia hemos topado!






¡Yo soy!







Dejó Africa como llegó. Vestido de blanco. Rodeado de lujos, sotanas masculinas y guardaespaldas. Se hospedó en los mejores lugares. Y su mensaje fue: "He venido a Africa para predicar un mensaje de perdón y de esperanza". Debería haber dicho: "He venido para pediros perdón por mi intolerancia". Con su estómago lleno... Dando lecciones de pobreza.

Un hombre que desde su "papa móvil" pasa raudo ante la pobreza. Ante la injusticia. Ante las niñas mutiladas, violadas, entregadas a hombres viejos en matrimonio. Sin derechos. Niega el preservativo. ¡Sólo abstinencia! ¡Qué fácil para un hombre de su edad! ¡Qué importa que ellas contraigan el sida y mueran jóvenes sin poder criar a sus hijos e hijas. Serán carne de cañón para hombres sin escrúpulos.

La mujer para la Iglesia sigue siendo la esclava, la que limpia, la que no tiene derechos sólo obligaciones. Mi sombra se pregunta: ¿Hasta cuando?

Recuerdo una exposición del Musac "Emergencias" en la que el continente africano se hundía en el agua y volvía a resurgir y pienso: "Los naúfragos no eligen puerto" de Jacinto Benavente.




miércoles, 18 de marzo de 2009

¡¡Padres!!






¡Yo soy!





Los pequeñines salieron en fila, cogidos de una mano. En la otra mano llevaban un envoltorio brillante. Al romperse la fila corrieron hacia sus madres y algún padre. La pequeña Uma corrió hacia su mamá y le espetó:

_¡Mira! un regalo para papá. A la madre se le notó la tensión cogió el obsequio y guardó silencio. La pequeña iba dando saltos de la mano de su madre se paró ante ella y preguntó:

_¿Cuándo viene papá? ¡Siempre está trabajando!

_No sé, ya vendrá. Sabes que papá tiene otra familia y también le harán un regalo.
_Entonces éste se lo daremos al abuelo _dijo la pequeña señalando el envoltorio.

_Me parece muy bien. Se pondrá muy contento. _apostilló la madre sonriendo.

Mi sombra les seguía. ¡Admiro la adaptación de los niños a cualquier circunstancia! ¡Son los adultos los que les hacen sentirse mal, dándole vueltas a los momentos que viven!.


Los niños viven el presente. ¡Cuánto hemos de aprender de ellos!





martes, 17 de marzo de 2009

El Callejón sin salida





¡Yo soy!






Aquel día llovía mucho. Como era la semana gastronómica decidieron ir a comer a Villafranca. Ya volvían para León las dos parejas. Al girar la curva del puente, el BMW con tracción trasera se fue contra la barandilla y cayó al río.

De los cuatro, murió una joven. Su novio, con el que convivía y compartía hipoteca, aún se está recuperando en Toledo. Ha pedido la indemnización para él, por la muerte de su novia para seguir con el pago de la hipoteca.

Los padres de ella: sin hija, sin piso y sin indemnización. ¿Quién tendrá la razón? La justicia decidirá. Mi sombra sigue entristecida. Los protagonistas se encuentran en un callejón sin salida.



"La desdicha es grande, pero el hombre es aún más grande que la desdicha" de Rabindranath Tagore.





lunes, 16 de marzo de 2009

La carta






¡Yo soy!




Mi sombra estuvo en su boda. Una sencilla y preciosa ceremonia civil. Embarcó de nuevo. El correo llegó al barco.

El joven rompió el sobre con ilusión y con prisa por saber de ella. Sólo hacía un mes que Perandones les había casado en el Ayuntamiento de Astorga.

Comenzó a leer y le faltó el aire. Le pedía perdón. Se volvía de nuevo a su país junto a sus dos hijos y ya nunca regresaría. Todo lo había hecho para recuperar el pasaporte y volver a su patria.

En el barco, al soldado lo tuvieron varios días bajo los efectos de tranquilizantes. Fue la única manera de evitar que se lanzara por la borda.


Sufrió mi sombra por él: "La felicidad es el sueño del amor; el dolor es el despertar" de Madame Basta.




viernes, 13 de marzo de 2009

En la Avda. Lancia






¡Yo soy!





Mi sombra está en una clase de baile. No está su pareja ni la mía. Ella es mi pareja y yo la suya. En un descanso hablando de hombres comenta:

_¿Por qué todos los hombres cuando se enfadan rompen cosas?

_¿Todos? _comenté_ ¡Soy una sombra con suerte!.
No conozco a ninguno que lo haga, aunque sé que los hay. La mayoría, sólo rompen el silencio con sus cabreos, que muchas veces tienen que ver con un aparato que no funciona o su equipo de fútbol que está perdiendo. ¡Bajan a toda la Corte Celestial!. Por supuesto que las divinidades se quedan en sus alturas sin echarles una mano y los que están cerca, preferirían estar lejos.

Las mujeres también gritan. Suelen dejar en paz a los grandes espíritus porque encuentran pronto a quien echar la culpa de sus males. Generalmente al más cercan@.


La pregunta viene a mi sombra: "¿Dónde puedo encontrar un hombre gobernado por la razón y no por los hábitos y los deseos?" de Khalil Gibran.




jueves, 12 de marzo de 2009

La "Muda"






¡Yo soy!





La Muda entró en el bar. El último décimo se lo compró un señor de pelo cano. Pasaron ocho días. El hombre de pelo blanco se acercó a "la muda" que vende los cupones de la ONCE:

_¿Me da otro? Mire a ver éste si tiene algo.

_¡No, no! _ella gira el décimo y se lo muestra nerviosa_ ¡Banco, banco!

_¡No se lo podía creer! ¡Seis millones de pesetas! Corrió a casa. Luego al banco. Pasó una semana. Suena el teléfono. Un familiar enterado de la buena nueva: ¡Cómo no nos lo dijiste! Nosotros te hubiéramos dado medio kilo más!

_¡Medio kilo más! Por convertir seis millones negros en blancos. Pero luego... los seis millones y medio suyos se volverían negros. ¡Mejor no darle vueltas!


Mi sombra se preguntó en tiempos de crisis: ¿Cuántos millones se guardan aún bajo el colchón?. Ya lo dijo Gaudí: "La originalidad es la vuelta a los orígenes"




martes, 10 de marzo de 2009

La jaula de oro






¡Yo soy!







Tiene nombre de flor. Vive en el centro. Su "jaula" es carísima. Tiene decoración de diseño hasta en los azulejos de la cocina.

Fue una chica de la S.A.P.H.I.L. Desde entonces nunca ha vuelto a trabajar. Su marido es arquitecto. No tienen hijos. Si la llamas por teléfono casi siempre descuelga él y pregunta: ¿De parte de quién? Luego dice a menudo que ella no se puede poner en este momento o que ha salido.

Hoy ha cogido ella el auricular y A... le pregunta:

_¿Vendrás a la reunión de la S.A.P.H.I.L?

_Pues no sé, es que..._siempre contesta con monosílabos.

_ ¡Déjate de rodeos! Te deja tu marido sí o no.

_Sí... pero... _Después de un "ya te llamo" corta la conversación.

Muchas dicen que vive como una reina. Que compra la ropa que quiere, que...Mi sombra no está de acuerdo. Lo que más me gusta de ella es su aspecto. ¡Parece que no cumple años!

Ya se dijo: "Nadie puede amar sus cadenas, aunque sean de oro puro" lo dijo I. Heywood.




lunes, 9 de marzo de 2009

La "minimoto"





¡Yo soy!






Le compraron una minimoto al hermano de Alex.

Alex pidió a su hermano, de catorce años, la minimoto.

La minimoto en manos de Alex, con sólo once años, era peligrosa.

Era peligrosa y además se lo habían prohibido sus padres aquel mismo día.

Aquel mismo día, Alex llegó a casa magullado en brazos de su hermano.

Su hermano no supo explicar lo ocurrido pero la minimoto, hecha un amasijo, sí lo contó.

Lo contó también su hermano, al sentirse culpable de ver a su hermano en la silla de ruedas.

La silla de ruedas acabó siendo la inseparable compañera en la vida de Alex para siempre.


Mi sombra lo escuchó cuando lo contaron.




jueves, 5 de marzo de 2009

En la calle "El Cainejo"





¡Yo soy!






Con su sueldo de vigilante pagaba sin estrecheces la hipoteca de su piso.

Comenzó a salir con una "superpija" que se empeñó en que vendiera su piso y se compraran un pequeño adosado entre los dos.La agencia inmobiliaria y el banco le dieron todas las facilidades. Hasta dentro de dos años (tiempo sobrado para vender su piso) no tendría que hacer frente a la hipoteca del chalecito.


Pasó un año, la "más que pija" se empeñó en cambiar los sencillos muebles y hasta los suelos. Todo se hizo según su gusto. El piso de él no se vendía.

Ella acostumbrada a echarse todo su sueldo encima. A veces no llegaba con su parte de la hipoteca. Las discusiones comenzaron a ser frecuentes. El piso seguía sin venderse.

Pasaron los dos años. Ella se fue para casa de su madre. Él está sólo en el chalecito. Le ahoga el pago de las dos hipotecas en una. Abre los armarios y encuentra todo tipo de ropa femenina que aún lleva las etiquetas. Y su piso... sin venderse.


Mi sombra, mientras él aparca el coche, recuerda: "El camino que seguimos, es pensándolo bien el que merecemos" de Hugo Betti.




miércoles, 4 de marzo de 2009

Marika






¡Yo soy!





Mi sombra le mira y escucha. Joven y guapo. Habla con su chica por teléfono. Cuando acaba mira para su acompañante y dice:

_¡Me muero de ganas por volver a verla!

_¡Marica, mira tú qué nombre! _su amigo se ríe.

_Para mí, no hay nombre más dulce.

Cuando estuve allí, no me sorprendieron sus edificios, sus calles, su tecnología... Lo que más me asombró de Japón fueron sus gentes, su filosofía, su pretendida armonía con el Todo. Hacía dos años que no veían a su hija, mi novia. Al vernos y verla en el aeropuerto, ni siquiera la tocaron. ¡Eso sí, los ojos, los ojos... hablaron por los brazos y las manos!

Me hicieron un regalo. Me emocioné tanto que lloré. Su madre se reía medio a escondidas, no de mí, de mis lágrimas. Ellos no muestran sus sentimientos, quizás eso no sea una cualidad. Entre eso y oír llorar a una chica española a grito pelao en el aeropuerto petado de gente, por haber perdido el avión, te juro que me quedo con mi futura suegra. ¡Qué espectáculo!


Su amigo reía y mi sombra con él. "La costumbre nos habitúa a todo" de Edmund Burke.