¡Yo soy!
¡Siria a punto de entrar en una guerra civil! Me cuesta hacerme a la idea de que en un corto espacio de tiempo un país tan hermoso se convierta en un caos. En el verano del 2010 tuve la suerte de visitar Siria. Dejó en mí un recuerdo imborrable. Sus restos de culturas antiquísimas, son únicos.
La joven siria de origen armenio que nos sirvió de guía, Lena, vive en Damasco. Cuando la agencia le pidió que se hiciera cargo de nuestro grupo, al principio se negó, según nos contó porque su español no era muy bueno. Después, al saber que era un pequeño grupo accedió. Lo cierto es que nos encantó a los seis. Un médico y su mujer ambos de Salamanca, una joven pareja de visitadores médicos madrileños, Marta y Jose, mi marido y esta sombra de León. A veces le ayudábamos con algunas expresiones que sí le salían en inglés pero no en español.
¡Lo curioso es que Lena tenía miedo de que estallara una guerra en Siria! Cuando escucho las noticias sobre su país no puedo sacar a Lena de mi cabeza. Ella nos contaba que a los sirios si había una guerra, no los admitirían en ningún país de los alrededores por los distintos enfrentamientos que ha mantenido con ellos a lo largo de su historia. ¿Por qué presentía Lena una revuelta en su país? No lo sé, pero cada vez que las noticias hablan de Siria, Lena viene a mi mente de sombra.
No es muy normal que una guía te cuente su vida. Pero Lena no es una guía al uso. Es una joven huérfana con un sólo hermano que recientemente había fallecido de un ataque cardiaco.
¡Una joven mujer sola, en un mundo de hombres, en un país árabe! Con ella, fuera de su horario, visitamos la noche joven de Alepo, su ciudad de nacimiento. Cruzamos calles en zig-zag tras ella, asustados. En su compañía fuimos a la cafetería "Barón" que sigue igual cien años después de visitarla Virginia Wolf y Lawrence de Arabia. Allí están sus fotografías dedicadas. El dueño, un anciano que aprecia mucho a Lena, nos hizo un precio muy especial, si tenemos en cuenta que tomamos alcohol en un país musulmán.
Te recuerdo en Aphamea, cuando los saqueadores nos ofrecían restos grecorromanos: vasos, pequeños bustos de marfil, monedas... y tú nos pedías que no compráramos para evitar más expolios.
Te veo en el castillo-fortaleza del Crac de los Caballeros, en su templo semiderruído. Allí bajo la hornacina del imán, para que notáramos la impresionante acústica, nos cantaste una canción en armenio que nos encantó.
Vienes a mi mente, cuando llevábamos dos horas de viaje hacia Palmira y a Marta se le antojó hacer pis. Todos le dijimos que detrás del coche, que no pasaba ni un alma. ¡Ni hablar la niña no podía enseñarle el culo al desierto!
Hiciste desviarse de la ruta al chofer, en busca de una "jaima"y su gente hospitalaria. Al llegar a una que apareció a lo lejos, le pediste permiso para pasar a hacer pis a una vieja desdentada que te preguntó qué le ibas a dar. Juntamos los caramelos de flores regalados por un amigo tuyo en el zoco de Damasco y se los dimos. Había hombres en la "jaima" y otra mujer más joven les servía. A Marta la metieron en un gallinero, del que salió asustada y al final tuvo que orinar al raso, mientras tú la cubrías poniéndote delante.
Cuando nos íbamos lo dijiste: ¡No son beduinos, son gitanos! Recuerdo lo que nos divertimos con los comentarios de Santi, el médico: "Los raros somos nosotros, ellos pensarán: Con el espacio que hay, ha venido una "guiri" a echar una meada y se ha largado". ¡Lo que nos reímos!
En Palmira, nos invitaste a tomar algo en el pequeño y acogedor hotel donde te hospedabas. Allí todos te quieren. Nunca olvidaré los paseos por Palmira, en tu compañía, de noche y de día.
¡Lena, eres única! Nos invitaste a tu piso, en Damasco, a tomar unas cervezas y te emocionaste contándonos: Habías estado en Barcelona y la experiencia fue muy negativa. Luego tuviste un novio asturiano, resultó que era "mormón" y te obligaba a vestir de una determinada manera. Además te dejó porque a su familia no le gustabas. Para quitarle hierro, te dije: ¿Pero tú estás segura de haber estado en España? Tienes que venirte a León.
Marta te invitó a su casa en Madrid para conocer la otra cara de España. En la capital _te dijo_ con árabe, inglés y español vas a encontrar trabajo seguro. Nos acompañaste hasta la frontera con Jordania. Allí nos despedimos con mucho cariño y pena al dejarte. ¡Son tiempos difíciles para los sirios!
Lena, tienes nuestras direcciones y tres hogares para recibirte con los brazos abiertos: "Si, he estado pensando: vivimos sin un futuro. Eso es lo sorprendente: con las narices apretujadas contra una puerta cerrada" de Virginia Woolf.