Te miro en las fotos de muy mala calidad, se nota que tiene más de medio siglo. Pero se nos ve muy felices. En ella tú tendrías 20 años y yo 19. Parecemos dos adolescentes: tú doblado por la cintura riendo, yo te acompaño con mi alegría. En la segunda como una joven pareja. Siempre nos llevamos muy bien. A veces presumías ante los amigos con la foto, para al rato, aclararles que era tu hermana.
Hoy vienen a mi mente de sombra muchos momentos compartidos: los ratos de adolescentes al sol con cerezas de pendientes que íbamos comiendo poco a poco, los tebeos de Pedrín y Roberto o del Capitán Trueno que traía mamá para ti que yo también leía, El Nacimiento que hacías de cartón con luz que se encendía si echabas una moneda ... Tampoco olvido algún susto con las trastadas que hacías con los chicos de tu quinta. De vez en cuando, alguien se presentaba en casa pidiendo explicaciones.
Durante el tiempo que estuviste en la escuela de Formación Profesional de Astorga esperaba tu regreso los fines de semana como agua de mayo. Me contabas lo que hacías, los estudios, los profesores con graciosos apodos acordes con su temperamento, las películas que veías de vez en cuando. Por entonces yo nunca había ido al cine y te escuchaba embobada.
Siempre fuiste muy inteligente. Seguiste tus estudios en Gijón. Con el sueldo de tu primer trabajo en Masfarné, compraste tu seat 600 y ganabas lo justo. Al final de mes, más de una vez pedías a mamá para gasolina. Eras bastante presumido, te gustaba ir bien vestido y sobre todo muy bien peinado, en tu bolsillo no faltaba un peine para atusar tus cabellos.
Pasó el tiempo. Mejoró tu trabajo. Primero en la Diputación luego en Caja España. Me casé, te casaste. Formamos cada uno nuestra familia y la relación, que siempre fue buena, trabajando y en lugares diferentes como es normal, dejó de ser tan fluída.
Llegó demasiado pronto tu enfermedad. Te falló un riñón, luego el otro. El trasplante no resistió mucho tiempo y empezaron años de diálisis lunes, miércoles y viernes. A pesar de todo jamás te quejabas. ¿Cómo estás? Bien, siempre bien. Últimamente cada poco tenías que pasar por el "taller", como tú decías, que si un stent para una arteria, una válvula para tu "buen corazón" que también comenzó a resentirse...
El 23 de Agosto tuviste un infarto, los genes de nuestra familia. Te llamé el 26, miércoles, pensando que estabas en diálisis, ese día no te la hicieron. Me dijiste que estabas muy, muy, cansado que apenas te levantabas de la cama del hospital. No quise llamarte el jueves por no molestarte y sobre las once de la noche nos llegó la noticia de tu fallecimiento. Aumentó la tristeza el saber que nos dejaste en el hospital, sin tiempo de despedidas.
El virus reinante no causó tu muerte, pero sí la soledad en la que emprendiste el último viaje. Mis ojos humedecidos te envían un abrazo virtual, hasta nuestro encuentro definitivo. Un beso muy grande hermano.
¡Ah, que no se me olvide! Tu pequeña y bonita nieta, que tanta alegría aportó a tus últimos días, tiene una perrita que se llama Bruma. ¿Verdad que es un nombre precioso?
Te queremos y te llevamos en el corazón: "Todos morimos. El objetivo no es vivir para siempre, el objetivo es crear algo que lo haga" de Charles Michael "Chuck" Palahniuk.