lunes, 29 de mayo de 2023

¿Sagrado?

 


¡Sagrado! "El trabajo es sagrado". Esta era la frase que desde los 18 años que comencé a trabajar, escuchaba de las personas mayores. Durante mi tiempo en el trabajo activo me la creí y la tuve por bandera. Hasta tal punto que mis padres murieron ambos en fin de semana y mi sombra el lunes estaba en clase. En contadas ocasiones dejé de ir al trabajo.

Empecé a tener muchas dudas sobre la frase al ver a mi alrededor madres con trabajos que dejarían si No dependieran económicamente de ellos. Mujeres que piden un día libre para una consulta en tiempo de trabajo, aunque puedan hacerlo en otro momento, que no perdonan los moscosos, que incluso obtienen un mes de baja por la muerte de un ser querido. En muchos casos lo comprendo aunque no lo comparta. 

Dejé de creer en la frasecita hace tiempo. Me reafirmé en ella hace unos meses cuando me encontré con Olimpia, la hija de una compañera. Venía del médico, de una consulta privada por segunda vez, porque la primera la había hecho a través del teléfono y el medicamento le había traído varios efectos secundarios.

 Olimpia, casada con cinco hijos, aclaro que tanto ella como su esposo son del OPUS y su nivel económico, como no podía ser de otra manera, es muy alto. A Olimpia desde pequeña su padre le inculcó, lo de "El trabajo es sagrado" y no ha cambiado ni una letra. El matrimonio abrió una academia de música, que es su pasión, en León. Cuenta con más de 500 alumnos y 19 profesores. Olimpia por las mañanas da clase en un colegio y por las tardes lleva la administración de la academia e incluso da algunas clases. De sus hijos y la casa se encarga el personal de servicio.

Cuando Olimpia llega a casa ya a altas horas de la tarde le da tiempo a dar un beso a sus cinco hijos antes de que se vayan a la cama. Se siente culpable por dedicar tan poco tiempo a su familia y su estrés va en aumento. Aún así, sigue con ambos trabajos aunque podría prescindir, al menos de uno de ellos.

Por el caso de Olimpia y algunos otros, ya no tengo dudas. "El trabajo NO es sagrado", lo importante primero es uno mismo y luego los que están alrededor.


Si perdemos la salud, lo perdemos todo: "El mundo ha sido hecho por los locos para los cuerdos" de Óscar Wilde. 


jueves, 4 de mayo de 2023

El "trasto"


¡¡Me encanta mirarla!! A pesar de su aparente inutilidad.

 Pienso en las máquinas que hay en una casa. Mi sombra les está muy agradecida, hasta hablo con ellas, a veces,  por lo mucho que me ayudan: la lavadora, el lavavajillas, el microondas y otros muchos aparatos que todos tenemos en nuestras viviendas. 

Hay otras cosas que aparentemente son inútiles pero que nos gusta tenerlas cerca, es el caso de el "trasto". En mi casa había dos grandes artesas realizadas con varias tablas y piezas de madera utilizadas para la matanza que lógicamente con el tiempo se ha dejado de hacer en las casas.

Sí, mi sombra heredó el "trasto", una pequeña artesa que ya tenían mis abuelos paternos.  Siempre me llamó la atención y tuve la suerte de que me tocara en herencia, a  pesar de que todos me decían que era un trasto más para meter en un piso. Tiene más de dos siglos de vida pero está como siempre la vi.  

Uno de mis  antepasados la fabricó con sus manos, en una sola pieza. Por su acabado, lo hizo con mucho mimo. Para ello utilizó medio tronco de un árbol, no sé cuál, de madera dura y oscura, quizás el tiempo la haya oscurecido y no fuera así en un principio. Su forma ovalada la convierte en una pequeña artesa original. Nunca ha estado pintada ni por dentro ni por fuera. 

Mientras la miro recuerdo sus servicios a lo largo del tiempo que la he conocido. 

_Primero fue utilizada en la casa de mis padres para contener los lomos y partes pequeñas adobadas de    la matanza que entonces se hacía en la casa de mis padres. 
_Mas tarde sirvió para dejar dormir toda la noche la masa para hacer pan. 
_Su tercera ocupación fue hacer de cuna para un bebé de la familia. 
_En mi infancia contenía revistas, tebeos y cuentos infantiles.
_En la actualidad en ella he colocado botellas de vino de distintas marcas y años. 

A pesar del nombre que algunos le dieron, el "trasto", siempre ha tenido alguna utilidad práctica. 

 ¡Me gusta contemplarla! No hay rectas en la artesita. Toda ella es una curva.  

Desde luego es obra de un gran artista: "La recta es del hombre; la curva es de Dios" de Antoni Gaudí.