martes, 30 de noviembre de 2010

¡¡Inexperta temeridad!!




¡Yo soy!




Hacía poco que tenía el nuevo coche. Mi experiencia con la nieve era nula. Sólo sabía aquello de: "¡Ni se te ocurra tocar el freno!"
 
La carretera brillaba. Una fina capa de nieve cubría la helada que había debajo. Mi sombra conducía a más de 60 km por hora sobre aquella pista de patinaje. A la altura de Sueros de Cepeda, cambiaba el firme de la carretera y a la salida había una curva.
 
¡Adelanté al camión del lechero! ¡Qué temeridad! Y... pasó lo que tenía que pasar. Al tomar la curva el coche se fue y quedó hundido en una finca a la altura de un metro de la carretera y frenado en seco por un árbol. ¡El único que había!
 
Mi sombra subió a la carretera esperando al lechero que paró. Iba acompañado de otro hombre y me soltó:
 
 _¡Pero si yo lo dije a éste _señaló al acompañante_  ¡¡Pero...dónde irá esa loca a matarse!! Me dejó allí, porque después de lo que me había pasado y la carretera así, no se comprometía a llevarme a ningún lugar.
 
 Un camionero, a regañadientes y con muchas dudas por el estado de la carretera, me llevó hasta Astorga. Intenté llegar en taxi a mi destino. Los taxistas se negaron. ¿A Los Barrios de Nistoso? ¡Ni de coña, con este temporal!
 
¡Mi inexperiencia con la nieve y mi temeridad la pagó el seguro! La Providencia hizo el resto.
 
 
Con la nieve presente en las calles de nuestra ciudad, suscribo: "La experiencia es un billete de lotería comprado después del sorteo" de Gabriela Mistral.
 


viernes, 26 de noviembre de 2010

¡Amuletos!




¡Yo soy!




La cocina de la señora Eduviges era grande, de tabla, con cocina de leña de la que sacó un buen brasero, aquel día de finales de Noviembre, para la mesa camilla donde se sentaba junto con sus dos hermanos ancianos como ella.

A la casa, llegaron varias personas para hacer la "velada" (filandón) habitual. Los hombres no llevaban tarea, hablaban entre ellos del campo y los animales. Las mujeres tejían o hilaban. Cuando las nueve personas estuvieron cómodamente sentadas en los "escañiles", la señora Eduviges preguntó:

_¿Creéis en los amuletos? Dos hombres negaron mientras el resto dudaban si creer o no. La anciana prosiguió:

 _Pues os contaré lo que les pasó a las hermanas Castrillo, cuando eran jóvenes _hizo una pequeña pausa y continuó. Debían regresar desde Francia a España. Eran tiempos revueltos al acabar la guerra, sobre todo para viajar solas dos chicas jóvenes como ellas. Una señora francesa, muy conocida suya y que las quería muchísimo, les pidió que antes de irse fueran por su casa. Así lo hicieron las dos hermanas. La Madame les había preparado dos bolsitas forradas en terciopelo rojo. Con un cordón negro les colgó del cuello a cada una su bolsita roja a la vez que les decía: ¡Nunca, pero nunca os desprendáis de la bolsita, ni hurguéis en su interior, ha de permanecer intacta! Ella, os guardará siempre. Llegaréis a España sin problemas y os reencontraréis con vuestra familia con salud y en paz.
 
Las dos hermanas agradecieron el "amuleto" y pocos días después emprendieron el camino de regreso a España. Llegaron al pueblo en paz sin ningún contratiempo como le había dicho la francesa.
 
Pasó el tiempo. Observaban que el contenido de las bolsitas al tacto, unas veces parecía blando y otras muy rígido, pero jamás las abrieron. 

Una de las hermanas, se desprendió de la "reliquia". Decidió entonces marcharse del pueblo y a partir de ahí su vida fue cuesta abajo, terminó siendo "una mujer de la vida".
 
 Su hermana murió aquí y en su caja metieron su bolsita roja que nunca nadie supo lo que contenía. Ella misma lo dispuso así. Yo la conocí y también como ella, creía en el poder de aquella "reliquia" que más de una vez toqué con mis propias manos.
 
 
Mientras se hizo el silencio surgió una frase: "Todas las cosas son imposibles mientras lo parecen" de Concepción Arenal.
 
 
 

martes, 23 de noviembre de 2010

"El Camino de Santiago" (13)


Corría el año 1.993:


 Miércoles 28 de Julio:
 
 
Hacia las ocho salimos de Arzúa y hemos hecho unos 20 km hasta Arca de Pino. Salimos con niebla. El camino sombreado. Los eucaliptos goteaban a nuestro paso.
 
Paramos a descansar y nos adelantó un pequeño grupo de chicos que iban con un cura que nos comentó: Vamos antes de que vengan las "ordas" que por no saber no saben ni rezar". Me resultó curioso porque nosotros también llamábamos "ordas" a los grandes grupos.
 
Detrás de ellos nos adelantó un grupo de "Trinitarios". Me hizo reír el comentario que una de las chicas le hizo a otras tres que iban charlando: "Chiquillas que los triángulos nunca fueron buenos" curioso si se tiene en cuenta que eran "trinitarias".
 
Después, comenzaron a desfilar frente a nosotros un grupo tras otro hasta 15 grupos cantando y rezando. Creímos que eran los últimos, pero no, detrás comenzaron a pasar otros: el 1, el 2, el 3... decidimos echar a andar sin esperar más. La mayoría eran chicas. En algún grupo iba un cura sermoneando.
 
¡Fue todo un espectáculo! ¡Como para meditar! Otro comentario que me hizo reír. Un chico se quejó a otro del peso de su mochila y el otro le dice: "Mira el paisaje, eso te pasa porque no eres "Epicúreo" y el quejica salta: ¡Claro que no, ni Epi ni Cúreo!
 
A las cinco entramos en el albergue, después de una hora en la fila. ¡¡Alucinamos!! Nos dieron una habitación abuhardillada con dos camas y un armario. ¡Chulísima! Debía ser la "suite" había hasta calefacción. ¡Nos encantó! Mejor que en un hotel.
 
Eso sí, el baño que está enfrente de la habitación está hecho con los pies y no con la cabeza. Una bañera enorme. En su espacio caben siete duchas. ¡Con la falta que hacen aquí! El albergue está a tope de esterillas para dormir y nosotros independientes y cómodos. ¡Qué potra!
 
La gente lava, cocina, saluda...
 
En la plaza un obispo dice misa a mil quinientos jóvenes llegados en autobús que acampan en el Polideportivo. Los bares están a tope. Las dos farmacias y los dos supermercados abiertos, cuando son las diez de la noche.
 
El trabajo en los negocios estos días es agotador, por lo que me parece muy justo que muchos, en El Camino, "se pongan las botas" aunque no caminen.
 
 
 
 

jueves, 18 de noviembre de 2010

¡Ataque de Pánico!



¡Yo soy!








 Ha puesto una tienda de jamones en el barrio. Es un hombre que según cuentan ha dado más de un "sablazo" a sus proveedores. Mi sombra lo ve como un cincuentón de pelo blanco con aires de cuarentón de gimnasio.

Estamos en el mismo bar. Hace rato que mi sombra "cotilla" le observa con su camisa roja chillona con bordados varios y sus vaqueros ajustados. El pelo en punta parece que se le eriza más y más a medida que discute con un joven negro de poco más de veinte años. Me comentan que no hace mucho que se lo trajo de Madrid y vive con él como si fuera un hijo.

 Me pregunto: ¿No será como un esclavo? Le grita, le recrimina, le insulta... El negro calla y no rechista como un cordero asustado. Han salido del bar y la discusión sigue a las puertas, como observo a través de los cristales.

De nuevo entran los dos en el recinto. El jamonero se va despotricando a la barra. El joven se sienta en una mesa y comienza a rugir como una fiera enjaulada. Se hace el silencio. ¡Sólo se oye su rugido! Se levanta, el primer puñetazo sobre la mesa de mármol verde de un grosor considerable abre en ella una brecha. Ahora lanza una silla y empuja otra mesa.

Tres hombres van hacia él, lo tumban en el suelo, ya son cuatro los que a duras penas le aprisionan sobre el terrazo. La policía local aparece, tras ella una ambulancia. El rugido va cediendo. Es un ataque de Ansiedad _se oye comentar.

 Ahora, se acerca el "padre" que hace unos momentos le increpaba. ¡Lo abraza y lo besa! Lo llevan a una silla, lo sientan y una mujer policía le pregunta si ya está más tranquilo. Se lo llevan.

El de la camisa roja se pone a jugar a una de las máquinas. El dueño del bar, se acerca, le pregunta qué pasó, por qué se puso así el chico. Se encoge de hombros. Sigue jugando.

Pasa más de una hora. ¡Por fin el premio! Casi trescientos euros. El que vende jamón, invita a dos hombres que están en la barra y beben tranquilos.


 Mi sombra sigue pensando en el joven de color: "El lobo devora al cordero en la oscuridad de la noche, pero las manchas de sangre subsisten para acusarlo al día siguiente" de Khalil Gibran




miércoles, 17 de noviembre de 2010

¡¡Preocupación terrenal!!








¡Yo soy!











Madre e hija se detienen ante el monumento a Rodríguez de la Fuente en mi parque preferido. La paloma las mira tranquila. Rompe el silencio la hija:
 
 _Bueno mamá ya no le des más vueltas es un cáncer de esófago incurable. Los médicos lo han dicho. El tumor está justo a la altura de los bronquios y terminará por asfixiarla Ella también lo sabe. Por eso ha decidido que la traigamos para León. Allí ya no le pueden hacer nada más.
 
_Ya hija ya lo sé, pero cuesta hacerse a la idea. Es mi hermana pequeña. Nunca pensé que se fuera a ir tan pronto. Me preocupa cuando muera, porque al estar soltera nos tenemos que hacer cargo de todo.  Tendremos que vender su piso de Burgos, aunque hemos que esperar a terminar con el papeleo porque habrá que pasar temporadas allí hasta que todo se solucione. Los del seguro ya nos han pedido toda la documentación de su enfermedad. ¡Esos no dan puntada sin hilo! Luego, vender su piso de aquí y repartir sus fincas... De momento todo pasa a mi madre porque así lo deja en el testamento tu tía, pero tu abuela también anda pachucha. ¡Sólo falta que se nos muera ella también antes de que terminen todos los trámites! Nosotros con la casa del pueblo, el chalet, las naves... ¡No sé, son demasiadas preocupaciones!
 
Mi sombra alucina. ¿Es el momento de pensar en la liquidación de los bienes de un ser querido que aún no ha fallecido? 
 
 
Por otro lado: "No solamente es inútil, sino loco, el no adaptarse serena y tranquilamente a lo irrevocable" de Wilhelm von Humboldt.



domingo, 14 de noviembre de 2010

!Tiempo otoñal!


 
 
 
OTOÑO:
 

 
 De nuevo te contemplo y no me canso de mirarte. ¡Gracias por tu fidelidad! ¡Parece que fue ayer cuando te fuiste! Los niños pisan, algunos por primera vez, tus hojas crujientes. Mi sombra les imita. Las hay rojas, amarillas, verdes, anaranjadas... ¡Qué hermoso colorido!
 
En Septiembre y Octubre nos diste el dulce mosto. El Magosto ardiendo humeante en Octubre y Noviembre. Pronto nos enseñarás la nieve que cada año te regala tu amigo Diciembre.
 
 Pero... te veo cansado. El viento, con fuertes abrazos de despedida, te va quitando el abrigo de tus hojas. Se lo has dado todo: frutos, hojas, ramas... ¿Qué más te puede pedir?
 
Miro los árboles tristes y desolados. ¡Ya no sólo el viento los desnuda! Ruidosas sierras mecánicas hacen estragos en sus ramas cuajadas aún de verde. ¡No quieren jugar a recoger tus hojas! ¡Qué vagos los humanos!
 
Cuesta adivinar lo que sostuvieron estos troncos y ramas aparentemente secos. Mi sombra se consuela imaginando un futuro cierto de verdes cubriéndoles de nuevo: Verde esmeralda, verde botella, verde oliva, verde pistacho, verde musgo, verde...
 
 
Porque: "El espíritu gobierna el universo"  ya lo dijo Anaxágoras.
 
 


martes, 9 de noviembre de 2010

¡Tiempo de caza!







¡SIRA!





Sira fue una "Seter" que tuvimos en casa cuando mis hijos eran pequeños. Era una extraordinaria cazadora.
 
Un día apareció ante la puerta de casa con una gallina asida por el cuello en su boca. Tras ella llegó la dueña de la gallina que llamó a la puerta. Salí y llamé a mi pareja. La chica cogió la gallina inerte y dijo:
 
 _Miren, lo siento, pero estaba la puerta de la panadería abierta, nos entró en el corral y ya ven. Se lo digo porque la vi yo, si la ve mi padre ya no la deja salir viva de casa.
 
_Pues sí _ pensó mi sombra. ¡Buenas se las gastaba Clementón!
 
La perra había soltado su presa y movía el rabo esperando una caricia de recompensa. Mi pareja no dijo nada, se llevó a Sira para la cochera y sólo oí con el corazón encogido, los chillidos del animal. Tuvimos una gran bronca:
 
_Pero... ¡¡A quien se le ocurre castigar a un animal por hacer muy bien su trabajo!! ¿¿Acaso sabe ella diferenciar entre una caza y otra?? ¡¡Si no quieres que lo repita enciérrala!!
 
Su instinto cazador, nunca la abandonó. Cuando iba por la orilla del río y veía una "polla de agua", se tiraba a por ella, no entendía de estaciones, de frío o de calor. Pagó caro sus lanzamientos a las frías agua del Tuerto. La "artrosis" fue haciendo mella en sus patas, dejándola inservible para realizar su trabajo.
 
Después de unos años, un día cualquiera, Sira fue llevada a La Bañeza, donde un veterinario conocido, con una inyección acabó con su sufrimiento.
 
Ni los niños, ni mi sombra nos despedimos de Sira. Pero todos guardamos con amor su recuerdo en nuestros corazones.
 
 
Recordando aquel disgusto, me viene a la mente una frase de Leonardo da Vinci: "Verdaderamente, el hombre es el rey de los animales, pues su brutalidad supera a la de éstos".
 
 
 

viernes, 5 de noviembre de 2010

"Ojitos"






¡Yo soy!






En la Residencia SAPHIL, aunque fueras mayor de edad, si un chico quería salir contigo, lo primero que debía hacer era ir a pedirle permiso a la Directora. 
 
Había un chico que le llamábamos "ojitos" porque tenía los ojos muy bonitos. Se había medio enamorado de una de las chicas. Primero le pidió a una de las monitoras que se lo dijera a la joven:
 
_"Ojitos" quiere salir contigo. Me ha pedido que te lo diga. Él está dispuesto a pedir permiso a la directora para que podáis salir. Si te sirve de algo te diré que es un chico muy majo y sus intenciones son serias, le conozco desde hace muchos años. A la joven el chico le caía bien, pero odiaba el control al que  tendrían que someterse.
 
(Una de las cosas de la SAPHIL que me parecieron más interesantes fue que nada más llegar, no entramos  a trabajar en la fábrica directamente, como se hace habitualmente. Nos pusieron unas monitoras que nos enseñaron las distintas actividades que luego teníamos que realizar en la fábrica, con lo que el rendimiento era mucho mayor). Les teníamos un gran cariño. Por lo que no es de extrañar, que los chicos primero hablaran con ellas, para que hicieran de intermediarias ante nosotras.
 
La interesada estaba dando vueltas a una de las enormes "máquinas continuas" atando hilos. Cuando la mujer se acercó con el recado. La joven se quedó muda, alguna vez habían hablado pero tanto como para salir... ¿Y si luego no le gustaba?
 
Una de las chicas de la La Bañeza, había sido la primera en salir con un chico de allí, previo permiso de la directora. Por cierto siguen felizmente casados en Ripoll, pero ellos se gustaban. Ella no estaba muy segura así que:
 
_Dile que no, aún no estoy preparada para tomarme un noviazgo en serio y aquí un "tonteo" no está permitido. ¡Sólo por no tener que pedir permiso...!

_Pero... si el permiso lo va a pedir él...¡ Tú piénsatelo! _añadió la controladora alejándose.
 
Aquel día cuando "Ojitos" la siguió despacio disimulando entre las máquinas por el largo pasillo, no se atrevió a mirarlo. ¿Se estaría equivocando?
 
 
"Cuanto antes nos percatemos de que nuesto destino está en nosotros mismos, y no en las estrellas, tanto mejor para nosotros" de Axel Munthe.
 



martes, 2 de noviembre de 2010

¿Enterrados... vivos?





¡Yo soy!






Dos jóvenes en la veintena, ante la barra del "JV": 
 
_Tío, me bajé "Buried". ¡Qué pasada!
 
_Yo también la vi el sábado. ¡Qué tensión desde el principio hasta el final! ¡Enterrado vivo!
 
_Sí y con móvil, total "pa diñarla".
 
_Te digo una cosa, estaría bien que te enterraran con tu móvil.
 
_¡Tú estás "pirao"! ¡Si estás muerto para qué cojones quieres un móvil!
 
_¡No te relajes! Me contó mi abuelo que él tuvo un amigo que fue muchos años "enterrador" en Astorga. Pues más de una vez, cuando abrían una tumba para enterrar a otro, encontraban al muerto anterior boca abajo en su caja carcomida. ¡Varios casos en los que "el enterrado" tenía restos de madera y sangre en las uñas con posturas raras por haber intentado salir!
 
_¡No jodas! Será por eso que ahora se incinera cada vez más a los muertos.
 
_¿Por qué te crees que tiene que pasar un tiempo, creo que son 24 horas, para ser enterrado? ¡Por si resucitas, por eso!
 
 
Mi sombra les escuchó con atención. Nos asusta la muerte pero lo cierto es que: "Cada instante de la vida es un paso hacia la muerte" de Pierre Corneille.