¡Sexagenaria! Sí, sí, como Esperanza Aguirre pero no tan orgullosa de serlo.
Hoy cumplo años. No le quito del todo la razón a Carmen Alborch en su último libro "Los placeres de la edad" ni se la doy del todo a Carmen Rigalt en su artículo de opinión "memeces".
Pero bueno yo"vengo a hablar de mi libro", digo, "yo vengo a hablar de mi vejez" y no me puedo quejar: Tengo cuatro hijos hermosos, con salud y trabajo. Seis nietos guapísimos y con salud. Un marido desde hace 43 años, eso sí sin mucha ilusión por el baile que a mí me encanta, ni por el teatro, ni por el cine... En fin, serio y un poco aburrido pero buena gente, que cocina y respeta mi tiempo libre. Tengo una pequeña casa, sin hipoteca y una pensión más que digna para mis aspiraciones. Y... lo más, más, y más importante salud, pero no salud con pastillas, revisiones y chequeos, salud sin pastillas sin revisiones y sin chequeos. Mi lema es: Si te encuentras bien y no te duele nada no vayas al médico, porque algo te encuentra seguro.
Me siento útil y orgullosa de ayudar a mis hijos en el cuidado de los nietos cuando me necesitan, o sea diariamente. Agradezco a la vida mi situación, disfruto de mi tiempo libre y ni se me pasa por la cabeza quejarme.
A mi alrededor, las personas de mi edad, hablan de enfermedades, de tensión, de colesterol, de pastillas... Incluso alguna se permite el lujo de decirme:
_"¡Tú estás enferma!" lo que ocurre es que como no vas al médico... pero seguro que tienes la tensión y el colesterol altos y cualquier día te da un patatús".
_Pues que me dé _contesto_ de algo hay que estirar la pata..
_¡Ya! lo peor si te quedas ahí, medio lela!
_¿Acaso tú tienes bula para que no te pueda dar un patatús a pesar de todas tus revisiones y controles? Pues mira que no hay persona que mueren cada día sanísimas. Me enerva que quieran meterme en una lista de enfermos sin estarlo.
Pero sí, estoy en una lista, en la de la vejez, y no puedo salir de ella. Cada día doy las gracias a la Vida por todo lo que tengo inmaterial y material, pero tengo que reconocer que si es cierto como alguien dijo que: "la vejez es por sí misma una enfermedad", entonces puede que sí esté enferma. De momento los inventores de enfermedades, datos y tablas que hacen creer a todo el mundo que está enfermo conmigo lo tienen difícil.
.No siento felicidad al cumplir años, tampoco disgusto, es lo que toca. Casi nunca uso bolso, pero sé que tarde o temprano un pastillero lo ocupará permanentemente, ¡o no!. ¿Será verdad _como alguien dijo_ que no existen viejos dichosos, solamente viejos resignados?.
Me conformo con las pequeñas alegrías diarias pues: "Muchas personas pierden las pequeñas alegrías, esperando la gran felicidad" de Pearl S. Buck.