viernes, 12 de octubre de 2007

En el puente Románico






¡Yo Soy!





Como sombra me estiro por las piedras del puente siguiendo a unos preciosos ojos, de uno dos años, con dos coletitas que chapurrea. ¡Yaya! chus, chus, mientras la "yaya" quita el papel a la golosina que enseguida la pitusa se lleva a la boca.

De repente, en uno de los ensanchamientos del puente. ¡La Estatua de la Libertad!. La peque queda paralizada como ella.

La abuela le echa una moneda y la niña ve como la estatua hace lo mismo que ella con su antorcha "chupa chus". Luego, se para. "Ota, ota" -dice la bebé - la "abu" le da una moneda y luego otra. La estatua se toca una coleta, como acaba de hacer la pitufa. La abuelita tira del bracito deciendo "Ya no hay más monedas ". La estatua se para.

La peque saca el "chupa, chus" de la boca y con mimo lo coloca en el plato.

Yo miro la estatua. Unas lágrimas corren por sus mejillas mientras mueve la antorcha diciendo adiós a la "coletitas " que le corresponde hasta que la pierde de vista.

Nadie se fija en las gotitas que siguen a la bebé... ¡También la sombras se emocionan...!
¡No somos de piedra!


"¡Hombre! Oscilas como un péndulo, entre una sonrisa y una lágrima"
de Lord Byron.




En la La Pícara Justina






¡Yo soy!






Soy la sombra que observa a un grupo de quinceañeros. Rodean a un guapo muchacho rubio, con melena, que está sentado en el respaldo de uno de los bancos del paseo, vestido con un jersey "Privata" a rayas rojas y blancas y un pantalón "Levi´s" por el que se le ve una rodilla. ¡Pijo! ¡Pijo.


Llega una joven que dirigiéndose al "melenas" pregunta: ¿Dónde te has metido que no te hemos visto la jeta desde hace dos semanas?

Otro chico del grupo le contesta: "Que te lo cuente, que te lo cuente, in fraganti los pillaron"

_Cuenta, cuenta _dice la joven.

El "guaperas" comienza a contar mientras fuma:

_Pues nada. Mis hermanos y yo nos acostamos pronto, sobre las doce, para salir a la una como habíamos quedado para el "botellón". Mis padres se acostaron en seguida. Cuando pensamos que ya dormían empezamos el "plan" _fuma una calada y prosigue:

_Apareció mi madre. Primero en la habitación de mis hermanas. La mayor tiraba despacio de la persiana mientras la pequeña se disponía a saltar. Sólo la oímos decir: "Parece mentira".
A mi hermano y a mí, cuando abrió la puerta, sólo nos había dado tiempo a meternos vestidos en la cama, pero la ventana aún estaba abierta. Sólo dijo: "Mañana hablaremos".

Y eso es todo. Quince días de casa al instituto y del instituto a casa. Lo peor fue secuestrarnos el móvil, eso fue lo peor. Fue como quedar desnudos.


_Jo, tío _dice la "púber"_ yo que pensaba que era una ventaja vivir en un primero...


Ya lo dijo Jean Cocteau: "La juventud sabe lo que no quiere, antes de saber lo que quiere".




En el Paseo Sáenz de Miera






¡Yo Soy!





Soy la sombra que sigue a un Renault de color verde, pinchado, conducido por una joven, que para; al darse cuenta, frente al Parque de Bomberos.

Allí, a unos metros, la observa un retén de seis bomberos "héroes" a raíz de lo de las Torres Gemelas que charlan animadamente.
La joven sale del coche y da una vuelta a su alrededor buscando el "fallo".
Uno de los "apagafuegos" mientras los otros sonríen comenta:"Esperad un poco, a ver qué hace".

La joven saca el gato y la llave de tuercas. Intenta aflojar una, y no puede. Se sube encima de la llave y consigue ir aflojando los tornillos. Coloca el gato y sube el coche frenándolo antes. Coloca la rueda. Aprieta las tuercas un poco. Quita el gato. Aprieta de nuevo las tuercas subiéndose encima. Recoge. Se mete en el coche y arranca no sin antes echar una mirada al grupo de "cachas" mirones. "Gracias" _les dice_ y se larga.

Como me había colado en medio del grupo de los "apagallamas" escucho: "¡Joder, la ha cambiado, si no lo veo no lo creo!".


Recordé aquello de: "Vale más maña que fuerza".




En la Plaza del Huevo






¡Yo soy!





Soy la sombra que sigue a dos chicos con bastante mala pinta, que no le quitan ojo a un policía fuerte, de pelo cano y andar pausado con leve cojera; que vigila la plaza con las manos a la espalda. Hace unos días le concedieron una medalla por su trabajo.

De repente, los jóvenes "delincuentes" cuchichean algo entre sí y se derigen hacia el poli.

Yo les sigo con curiosidad, mientras pienso...¡qué estarán tramando!

El "madero" les mira, se nota que les conoce y que los ve a menudo.

_ Lo sentimos jefe, supimos lo del "tiro"... -comenta uno.

_ Íbamos a ir a verle al hospital _dijo el otro_ pero ya sabe... porque usted es legal.

¡Es curioso! me fui contenta junto a la sombra contenta del de uniforme.

¡Un funcionario reconocido en su trabajo hasta por los propios "cacos"!


No me preguntes por qué, pero recordé una frase célebre de Gustavo Adolfo Becquer:"Pero sé que conozco a muchas gentes a quienes no conozco".