Pues sí, verdaderamente... ¡Vaya cuadro!
La frente de Hermeregilda, (Herme), chorreando. Sus manos pringadas, el suelo embadurnado... El cuenco en el suelo moviéndose en semicírculo formando un arco-iris de color rojizo oscuro, un poco más allá la paletina del tinte descansaba relajada.
La anciana limpiaba sus manos en su propio vestido. Acudieron las cuidadoras que no sabían por dónde empezar a ordenar. Entre dos asistentas llevaron a Herme hacia la ducha, mientras pataleaba y refunfuñaba.
Y la peluquera, Deli, ¿qué hacía la peluquera? Se llevaba las manos enguantadas a la cabeza como si no quisiera creer lo que veía. Ya le había dicho a la directora de la residencia que no quería volver a teñir a la octogenaria porque siempre se alteraba muchísimo y era muy difícil.
La responsable del centro le comentó a la peinadora que Herme tenía una sobrina que cada semana la visitaba. Y... Había dejado bien claro que a su tía había que teñirle el pelo una vez al mes, así cayeran chuzos de punta. Según la sobrina, su tía había sido muy coqueta y aunque su memoria le fallaba, ella en sus visitas quería verla bien guapa costara lo que costase.
La profesional del pelo, insistió en su negativa a teñir el pelo a Herme, pero ni caso. Que la sobrina había dicho...
A la siguiente semana la peluquera determinó darles un ultimatum a la sobrina y a la jefa de la residencia. No estaba dispuesta a tener que soportar de nuevo una situación semejante. Como ella no se podía negar a hacer su trabajo, tomó la decisión de dejar el centro.
Ante esta disyuntiva ambas, tanto la directora como la sobrina, entraron en razón. Apreciaban a la peluquera por su profesionalidad y no querían quedarse sin su asistencia una vez a la semana. Ya habían tenido algún altercado con un anciano testarudo que se había puesto muy agresivo con ella y lo había sabido resolver sin ayuda. Deli, tenía buen carácter y paciencia con los mayores y eso era muy importante para la residencia.
Con los mayores la paciencia es un grado:"Cuando los sentidos faltan, la razón debe intervenir" de Galileo Galilei.