¡Yo soy!
La madre de Alba tiene grabado a fuego el último encuentro con su hija.
Se vieron sus padres con ella y su esposo en Carrrfour. Buscaban un televisor que su hija quería comprar para el dormitorio. Miraron unas cuantas "teles" que no le gustaron. Dijeron que iban a "Espacio-León" a mirar más. La madre abrazó a su hija y le dio dos besos a la vez que le decía: "Cariño, allí ya no vamos que se nos hace muy tarde". Y esa fue la última despedida. ¡Jamás olvidará ese abrazo delante de una televisión!
Se ha prometido a sí misma que nunca volverá a Carrefour. Allí, siempre verá a su hija reflejada en una pantalla.
Pasaron quince días desde el triste desenlace. Ella y su marido fueron al cementerio a quitar las coronas para que no estropearan la lápida. Allí, donde ponía el nombre de otro ser querido, observó que se colaba el agua. Esa humedad _pensó_ acabará estropeando las cenizas de mi niña.
_Tenemos que sacarla de aquí _dijo rotunda. El padre se negaba. Será más difícil de superar para ti. Finalmente accedió al traslado.
La madre cambió para una urna más bonita las cenizas de su Alba. La colocó en su lugar preferido de la casa. A su lado, un portarretratos con una preciosa foto de su hija que nunca llegó a cumplir los 30. Siempre hay flores frescas en el pequeño altar. Le habla, le reza, le llora, le...pregunta por qué...
Mi sombra aconsejó esparcir sus cenizas por un jardín o a un lugar especial. Para no seguir sufriendo esa tortura, pero ya quedó escrito: "Quien no ha sufrido lo que yo, que no me dé consejos" de Sófocles.