jueves, 27 de octubre de 2011

¿¿Atropellos??





¡Yo soy!









¿Atropellos o falsos atropellos?

Mi sombra lee en "El diario de León" del martes, el titular: "La ciudad registra más de un centenar de atropellos cada año".
 
 Este titular me hizo recordar una conversación entre trabajadores de una empresa de nuestra ciudad que está a punto de iniciar un ERE (Expediente de Regulación de Empleo):
 
_¡Hostia! pues si nos quedamos sin curro según anda la cosa... ¿Qué haremos?
 
_Pues nada chico, "El collarín" _le contesta una trabajadora.
 
_¿De qué collarín hablas, si puede saberse?
 
_¡Sí hombre, sí! Yo ya lo he hecho dos veces:
 
Tú vas conduciendo pegas un frenazo inesperado. El que viene detrás te da, te vas al médico quejándote de las cervicales. ¡Medio mundo padece de cervicales!  Te pone el "collarín" y tienes para seis meses o más de paga y luego mínimo 6000 € de indemnización por el seguro del coche que te ha dado, la culpa siempre será del que te dio por la parte trasera.
 
_¡Tú estás pirada! _le dice mientras se aleja musitando entre dientes: ¡No te jode, la cabrona!  Con el collarín y lo dice tan fresca. ¡Y van dos veces...! Pues sí que...
 
 
Mi sombra piensa que si todos hiciéramos como esta "trabajadora" el mundo iría como se dice vulgarmente:  de culo, cuesta abajo, sin frenos y a favor del aire. Sólo se me ocurre la frase: "Gran parte de las dificultades por las que atraviesa el mundo se deben a que los ignorantes están completamente seguros de sí mismos y los inteligentes llenos de dudas" de Beltrand Russell.
 
 
 

martes, 25 de octubre de 2011

¡¡Censurada!!





¡Yo soy!








¡Y... ocurrió lo que me temía!

Después de 470 post, he suprimido el número 471.  Eso me pasa porque más del 90 % de mis post están basados en hechos reales; que vivo, conozco, me cuentan, escucho, miro y unos pocos que me invento.

 _Mira que me escondo detrás de mi sombra, Mara.

_Mira que ni familiares, amig@s, compañer@s y conocid@s saben de mi blog por mi boca, precisamente para evitar posibles conflictos.

_Mira que entre los seguidores de mi blog, mil gracias, se cuentan con los dedos de una mano los que me conocen personalmente.

¡Pues ha ocurrido! Uno de mis seguidores que me conoce, porque lo he parido, ha comentado mi post del día 18, con alguien que no es seguidora. Ésta se ha visto fielmente retratada en la "entrada" y me ha pedido que por favor la retire. Le di mis razones por teléfono:

_Que no hay nombres reales, ni lugares reales sólo algún dato trivial.

_Que la provincia de León es muy grande y hay muchas poblaciones a su alrededor.

_Que los alumnos de la ESO no suelen leer blogs, no sea que cojan una indigestión de lectura, para eso tienen Facebook.

Finalmente como no la convencía, para evitar su preocupación he guardado el post. ¡Ojo!  Pero "no tiro la toalla" y cuando el tiempo pase y el espacio se agrande volveré a publicar "Tirar la toalla".

A Tambaqui, Aorillasdelorbigo y a Esgarracolchas gracias por sus comentarios a esa entrada.


Y aquí sigue Mara: "La sombra no existe lo que tú llamas sombra es la luz que no ves" de Henri Barbusse.



 


jueves, 20 de octubre de 2011

¡¡Párate!!




¡Yo soy!








 ¡Párate y...!






El Otoño está en su apogeo, párate y salúdalo.

El viento sopla más fuerte párate y escúchalo.

El agua discurre más lenta, párate y mírala.

Las hojas abandonan su árbol, párate y emociónate.

El mosto está en el lagar, párate y pruébalo.

Las castañas siembran el suelo, párate y recógelas.

La hierba siente tus pasos, párate y agradécelo.

El sol se marcha más pronto, párate y contémplalo.

Las flores se van marchitando, párate y acarícialas.

Los niños madrugan más, párate y acompáñales.

Los viejos caminan despacio, párate y charla con ellos.

Los pájaros se van marchando, párate y despídelos.


 ¡Párate! Y, mira, contempla, saluda, agradece...



"Presta atención a cada instante. Aquel que se encuentra en el presente, termina irradiando la misma luz que irradio yo"   de Buda.





jueves, 13 de octubre de 2011

¡Doble dentadura!






¡Yo soy!





Por el pasillo de la Residencia de la Tercera Edad, muy despacio, camina un anciano apoyado en su bastón.

Muy cerca de él se ve una dentadura postiza en el suelo.

Se acerca una cuidadora y al ver aquellos dientes tirados, le dice bruscamente al abuelo:

_¡Coja la dentadura y colóquesela inmediatamente!

El viejecillo se inclina con esfuerzo hasta el suelo, coge la dentadura y se la intenta introducir en la boca. No lo consigue. A duras penas balbuceando, intenta decir algo:

_No, no es...ia.

La mujer le mira y se da cuenta de que el pobre viejo intenta, sin conseguirlo, colocar la dentadura que cogió del  suelo, sobre su otra dentadura igualmente postiza.

Muy apurada, la  servidora, le pide perdón al achacoso y a paso rápido se aleja por el pasillo con la dentadura que el viejo le entregó en la mano, sin poder contener la risa.


Primero mi sombra sonríe imaginando la cómica situación. Después, pensando en el anciano escribe: "No existen viejos dichosos, solamente hay viejos resignados" de Hipólito Nievo.



martes, 11 de octubre de 2011

¡Byron!





¡Yo soy!





¡Byron, un perro especial!

Siempre recordará el día que llegó a casa. Él tenía quince años y su hermana trece.

Su hermana para su "cumple" que se celebraba muy cerca del suyo, había pedido un hermoso regalo: ¡Un perro! Como sus cumpleaños casi conincidían, sus amigos y las amigas de su hermana, decidieron juntar la "pasta". ¡Un perro, sería el mejor regalo para los dos!

Llegó el día. Chus esperaba una consola, un balón de reglamento, un bate de béisbol...¡ Todo menos un perro! Cuando vio al animal casi le da algo. Disimuló delante de sus amigos pero en cuanto se fueron puso el grito en el cielo. ¡Tú querías un perro, pero yo no! _Le espetó a su hermana.

No tenía consuelo, pero no hubo marcha atrás. El perro que su hermana tanto había deseado, se quedó en casa. Pasaron los años y Byron, que así le pusieron al cachorro, se convirtió en un precioso can negro al que todos adoraban. Chus, nunca imaginó lo mucho que llegaría a quererlo.

Cuando se independizó y volvía a casa a menudo, su mayor alegría era que el animal saliera a su encuentro. Levantaba sus patas, pegándose a él para recibir las caricias en su pelo azabache, mientras lamía a su medio-dueño como saludo y muestra de su alegría.

Pasaron quince años, Bayron enfermó de viejo y aunque sus ojos dejaron de ver, seguía reconociendo a todos los moradores de la casa. Las curas en sus heridas se hicieron cotidianas. Por su amor hacia él, Chus, deseaba que una inyección acabara con el sufrimiento del animal. Su hermana se opuso. ¡Ni pensarlo! Se iría cuando llegara su hora.

Fue el mes de Octubre del pasado año, cuando Byron dejó de sufrir. Se arrugó como hoja de otoño. Pero su recuerdo en todos los que le cuidaron, seguirá perenne.

Chus, cada cumpleaños, recuerda su mejor regalo-compartido en sus tres décadas de vida: ¡El fiel Byron! En su corazón y en el de los suyos, siempre habrá un recuerdo amoroso para el que fue un miembro más de la familia.


 Mi sombra no lo conoció, pero sintió afecto por él en la distancia. Por ello le dedicaré una frase de un tocayo suyo. Quizás de él heredó su nombre: "El perro: posee belleza sin vanidad, fuerza sin insolencia, valentía sin ferocidad, y todas las virtudes del hombre y ninguno de sus vicios" de Lord Byron.




jueves, 6 de octubre de 2011

¡El Rubio!









¡Yo soy!




Ya antes de quedarse viudo, destacaba por su carácter avinagrado conocido por todos.

Su hija, Nuria de 17 años amable y simpática, desde que se quedó huérfana, tomó las riendas de la casa.

Cuando la joven empezó a salir con "El Rubio" su padre puso el grito en el cielo.

Recibió palizas por seguir saliendo con él. Pero cuando su padre le preguntaba: ¿Con quién has estado? Ella sincera y terca contestaba: "Con El Rubio", aún sabiendo la tunda de golpes que recibiría a continuación.

Ese día, la pareja llegó a la puerta de la casa de ella. ¡Estaba embarazada! Tenían que darle al padre la terrible noticia. Habían esperado a que pasara su 18 cumpleaños. Aún así ella, nunca se atrevería a decirle a su padre que esperaba un hijo del Rubio. Por eso él la acompañó. ¡Tenía ganas de cantarle las cuarenta a aquel "animal". 

Llamaron a la puerta. En unos minutos, que se hicieron horas, apareció el padre con el ceño fruncido, que se acentuó aún más cuando se enfureció al verlos. Sin darle tiempo a hablar a ninguno de los dos, comenzó a golpear a su hija.



¡El Rubio quedó paralizado! Ni siquiera sacó las manos de los bolsillos. Vio como su novia era empujada hacia dentro de la casa por aquel energúmeno, cerrando la puerta en sus narices sin darle tiempo a reaccionar.
 
Regresó a su casa con las manos agarrotadas en los bolsillos de su pantalón y la cabeza hundida entre los hombres, llamándose cobarde.
 
Parecía que había sido él quien había recibido una paliza. Sus padres al verlo supieron que algo terrible había ocurrido. Por fin farfulló: ¡Soy un cobarde!
 
Después del interrogatorio habló su padre: "Mañana traes a tu novia para esta casa que lo que sobra es sitio".
 
No fue El Rubio, sino sus padres quienes se presentaron en casa de "La Bestia" para decirle que su hija se iba con ellos porque en unos días se convertiría en su nuera.
 
 
Han pasado veinte años. El Rubio y la maltratada siguen juntos. La joven huérfana aprendió el oficio de confitera que endulzó su vida, mientras la de su padre siguió agriándose más y más hasta que por fin un día cualquiera  se fue "al otro barrio"  sin que nadie sintiera su ausencia.
 
 
Ya lo dijo Edmund Burke: "El miedo es el más ignorante, el más injusto y el más cruel de los consejeros".
 
 
 

miércoles, 5 de octubre de 2011

¡Lluvia de recetas!





¡Yo soy!





Finales del mes de julio. De la farmacia del pueblo sale un hombre con una bolsa de medicamentos. Una mujer conocida le para:
 
_¡Parece que vienes del Super! ¿Pero, cuántas medicinas llevas, tan malo estás?
 
 _¡Calla, calla, mira! Abre la chaqueta y muestra varias cajas más de medicamentos. Te digo que me daba vergüenza salir tan cargado de la farmacia.
Llamas a Benavides al Centro para pedir vez. Si dices que para recetas, ya te viene la médica con todas las recetas que tienes a tu nombre en el ordenador. Da igual que sean de hace un año o de dos. Luego vas a la consulta y sales con un montón de prescripciones. ¡Es increíble!
 
_Pues el otro día me harté cuando vi llegar a mi cuñada con media farmacia parecida a la tuya. Le dije como te lo digo a ti: ¡Parece mentira que te lleves todo eso si luego no lo necesitas! ¿Sabes ella que me contestó? ¡Como son gratis! ¿Gratis? _salté yo_ ¿Y quién lo paga? Los que trabajamos.
 
_ Mujer, también es una ayuda para la familia _añadió el hombre_ Si necesitan un jarabe, pastillas para el colesterol o la tensión pues yo se lo doy y no tienen que comprarlo. 
 
_¡Peor me lo pones! ¿Y, tú sabes lo que es un fraude? Así nos va. Te digo la verdad. No te parezca mal, cada vez estoy más convencida de que los jubilados tenían que pagar algo por receta porque esto es un abuso. Y esta médica está ganándose una denuncia, porque no soy la única que opina así. 
 
Mi sombra da la razón a la mujer. Algunos profesionales se pasan recetando. Como jubilada de Muface sigo pagando el 30% de los medicamentos. ¿Será por eso que rara vez estoy enferma?
 
 
Una frase viene a mi mente: "La medicina hace enfermos; la matemática, tristes; y la teología, gente pecadora" de Martín Lutero.