Mar y su hermano Mario de trece y doce años respectivamente, fueron a un "chino" a comprar espumillón para adornar el árbol de Navidad. Estaban escogiendo las brillantes tiras, cuando oyeron sonidos de cohetes. Al momento entraron apresuradamente en la tienda un grupo de cuatro adolescentes de unos quince años y unos segundos después detrás de ellos un señor mayor. El señor cerró la puerta de la tienda y dijo:
_De aquí no sale nadie hasta que llegue la policía _se dirigió desde la puerta al encargado y le dijo que llamara a la policía.
Mar y su hermano trataron de explicarle al hombre mayor, que ellos estaban en la tienda antes de entrar los chicos y que no tenían nada que ver con ellos. El señor haciendo oídos sordos, no se movió de la puerta ni les dejó salir hasta que se presentaron dos coches de policía. Les contó con todo detalle como todos aquellos sinvergüenzas se habían dedicado a meter petardos encendidos en los buzones con el riesgo que eso suponía, pues podía haber cartas importantes que se prendieran además de parecerle una fechoría grande.
Dieron igual las protestas de Mar y su hermano que terminaron en un coche policial en dirección a la Comisaría. ¡Tanto temblaba Mario! que el policía le pasó una mano por el hombro para calmarlo. Su hermana estaba más tranquila porque decía que ellos no había hecho nada. Al llegar a la Comisaría, Mario seguía temblando y llorando a lágrima viva no podía ni contestar a las preguntas. Mar decía que ella y su su hermano no conocían a aquellos chicos y los gamberros igualmente decían que no se conocían entre sí, así que los policías no creían a ninguno.
Llamaron a los padres para que se hicieran cargo. La madre de Mar y Mario nunca se había visto en otra igual. Un policía que la vio asustada le comentó que parecía que sus hijos no tenían nada que ver pero... Después, mientras tomaban declaración a los otros chicos, escuchó la versión de Mar y su hermano que aún temblaba contándole lo sucedido y repitiendo que ellos no habían hecho nada.
Al final la madre de los dos hermanos, tuvo que firmar un documento donde decía que:"Sus hijos estaban en la calle en situación de desamparo" ¡¡Eso fue lo que más le dolió!! Será el protocolo pero no puede olvidar esa frase. Ella, que hace de padre y madre de sus hijos. ¿Cómo pueden poner que están en situación de desamparo?
Al final sin espumillón para casa: "La memoria del corazón elimina los malos recuerdos y magnifica los buenos, y gracias a ese artificio, logramos sobrellevar el pasado" de Gabriel García Márquez.