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En Astorga han acogido a medio centenar de niños y niñas venezolanos, de primaria, debido a la inseguridad de su país. Desde su llegada han hecho varias excursiones para conocer el entorno.
Una de las visitas de los escolares fue al Regimiento de Artillería (RALCA) de Astorga. Allí disfrutaron con los soldados guías que les mostraron: lanzacohetes, tanques y diferentes baterías de armas que a los alumnos les encantaron.
De allí fueron a visitar el Museo del Chocolate. Por el trayecto hacia allí, vieron pasar a una señora que empujaba una silla de ruedas donde iba sentado un anciano. En ese momento uno de los niños comenzó a llorar amargamente tapándose la cara con las manos. Una de las maestras se acercó y pasándole el brazo por los hombros le preguntó por qué lloraba si se había hecho daño con algo. El niño entre suspiros señaló al anciano de la silla de ruedas y dijo que es que su abuelo también iba en una silla de ruedas allá en Venezuela.
La profesora intentó calmar al pequeño diciéndole que algunas personas que no podían caminar tenían que ser ayudadas, a lo que el niño sin parar de sollozar, dijo con fuerza:
_ ¡¡ES QUE SÓLO ME TENÍA A MÍ!! _mientras su pequeño cuerpo seguía convulsionándose.
A la maestra sólo le dio tiempo a coger sus gafas de encima de su cabeza y colocárselas para que el niño no viera las lágrimas que rodaban involuntariamente de sus ojos. Hay infancias que maduran muy deprisa.
Las circunstancias roban muchas infancias:"La única patria que tiene el ser humano es su infancia" de Rainer María Rilke
me gustó eso de la infancia, es la pura verdad para mi también...
ResponderEliminarSí, JLO, en algunos países la vida para los niños se complica mucho. Saludos.
EliminarPobres pequeños, su dolor nos llega hasta el alma. Un abrazo
ResponderEliminarA mí también el dolor de los niños me me hace sentirme impotente. Un beso Ester.
EliminarAsí es, la infancia es nuestra patria.
ResponderEliminarUn abrazo.
Sí, Alfred, pobres de los que están obligados a salir de su país. Abrazo.
EliminarEl dolor de un niño es insoportable.
ResponderEliminarY además, causado por los adultos que no piensan en las consecuencias políticas de sus actos, aún es más grave. Saludos Dyhego.
Eliminar¡Qué triste!Es una pena que las circunstancias de la vida nos pongan en estas situaciones tan desoladoras y sobre todo que arrasen con la infancia de los niños y la paz de los ancianos. Un abrazo
ResponderEliminarLo peor Rita es eso, que la infancia ya no se vuelve a recuperar nunca. Un beso.
Eliminar¡Estremecedor, Mara! lo peor es que en ese tema, el dolor se multiplica por cientos.
ResponderEliminarEl efecto mariposa es impresionante, Esteban, los políticos piensan poco en las consecuencias de sus decisiones. Un abrazo.
EliminarCuánto se queda en la infancia. De ahí partimos para el ser humano que somos, para definirnos. Un abrazo. Carlos
ResponderEliminarLos traumas de la infancia nunca desaparecen por desgracia Carlos, siempre serán un lastre. Saludos.
Eliminarque increíble lo mal que están manejando ese bello país... no se entiende...
ResponderEliminarDesde luego es muy difícil de comprender. Salu2.
EliminarMe ha dolido lo del niño. El muchísimo más porque sospecha que ya no verá a su abuelo por lo que tampoco lo podrá trasladar en su silla.
ResponderEliminarEstoy entre tus seguidores y en el listado de blogs favoritos a la derecha de mi página.
Y en mis abrazos.
A mí muchísimo también Vicente. Cómo estará allí el abuelo sin su nieto, de esa tristeza será muy difícil recuperarse.
EliminarComo no me vi, me apunté de nuevo. Gracias.
Cariñoso abrazo.
Disculpa: Debí escribir "y tú en el listado de blogs favoritos de mi página".
ResponderEliminarGracias de nuevo.
EliminarEs una pena que los niños tengan que pasar por situaciones tan tristes.
ResponderEliminarCreo que son un acierto estas acogidas, al menos conocen otras culturas y se llevan un buen recuerdo.
Un abrazo.
Una gran pena Helio, lo peor es que estas situaciones si son cortas están bien, pero si se alargan demasiado los niños pierden sus raíces que son su infancia. Abrazos.
EliminarUn texto lleno de realidades divinas
ResponderEliminarGracias RECOMENZAR, lleno de lágrimas escondidas. Un beso.
EliminarTristes historias las que le toca vivir a muchos pequeños. Que bueno que tuvo cerca una maestra sensible que le consoló.
ResponderEliminarUn abrazo!
Sí, Soñadora, en los momentos duros de un niño siempre es muy importante tener al lado alguien que comprenda su dolor. Un beso.
EliminarMe paso como a la profesora.
ResponderEliminarSaludos.
Pues tuvo que ser un momento muy triste, Tomás, lo mejor es que al menos estabas tú a su lado. Un saludo.
ResponderEliminarBello relato, Mara ... emociona saber que aún hay remedio para la sensibilidad
ResponderEliminarGracias Enrique, sí aún hay esperanza. Un abrazo.
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