El día de la visita a Auswitch-Birkenau y a las minas de Wieliczka en Polonia, fue un día intenso, pues además de eso, por la tarde hubo una visita al barrio judío y luego una cena judía con poemas, canciones, música... Resultó ser un día muy completo por lo que el cansancio se hizo sentir. El regreso al hotel fue ya muy entrada la noche.
La guía nos contó que sobre la una de la madrugada cuando ella creyó que su jornada había finalizado, la llamó una mujer del grupo para decirle que tenía mucha tos y no podía dormir por lo que necesitaba ir al médico. La guía le llevó unos caramelos de menta pero la mujer dijo que eso a ella no le hacía nada que ya los había tomado en más de una ocasión y que tenía que ir al hospital porque con aquella tos era imposible conciliar el sueño.
En Polonia la Sanidad es gratuita pero tienen muy pocos médicos. Cuando llegaron a urgencias sólo había un médico y varias enfermeras. Una enfermera que las atendió iba a tomarle la tensión a la guía, que a aquellas horas sin pegar el ojo estaba pálida y demacrada, cuando ésta le apuntó que la enferma era la señora a la que acompañaba.
Después de atender a la mujer, la enfermera le dijo que aquello no era grave, que había habido un accidente y tendrían que esperar hasta las seis de la mañana si deseaban que un médico viera a la que tosía. La señora al oír que tenía que pasar la noche en la sala de espera del hospital, decidió de pronto que se encontraba mejor y que deseaba regresar al hotel.
Así lo hicieron. Se ve que la mujer lo que tenía era insomnio y decidió que estuvieran pendientes de ella parte de la noche. Las ojeras de la guía por la mañana denotaban las señales de lo ocurrido durante la noche.
Hay personas maduras que se comportan como niños: "A veces la infancia es más larga que la vida" de Ana María Matute.