jueves, 28 de mayo de 2020

La Orla



_¡Usted se quiere quedar conmigo!  Volvamos al principio.  Deje de dar rodeos y conteste.  ¿Este número de teléfono está a su nombre verdad?

_Sí, sí, es el teléfono de mi hijo que tiene 13 años pero por favor escúcheme.

_Escúcheme usted primero si es tan amable. Al juzgado de familia ha llegado una denuncia de acoso hacia la señora Cristina por parte de su hijo y otro niño que le hacían comentarios sexuales y soeces. Al ser varias las llamadas lo ha puesto en nuestro conocimiento. Nuestra obligación es decirle que puede que sea una chiquillada, porque la señora Cristina dijo que le parecía una voz de niño, además no llamaban con el número oculto, lo que le pareció aún más extraño, pero ella será libre de seguir con la denuncia o no, cuando se le explique el caso. De cualquier forma, la responsable de lo que haga su hijo es usted, que quede bien claro a todos los efectos. Nos pondremos en contacto con usted si así lo requiere la señora acosada. Ahora puede usted explicarse. 

Era poco creíble pero intentó explicarlo de nuevo a pesar de los nervios. 

Ese fue el diálogo entre mi hija y la policía del juzgado que se encarga de temas de familia. Ahora mi sombra intentará resumir el caso:

La última vez que estuvieron todos mis nietos en casa, las pasadas Navidades, a los dos mayores se le ocurrió una de sus escasas fechorías. En la habitación, donde juegan, hay un corcho con fotos, diplomas y orlas. En una de estas orlas figuran los nombres y teléfonos de los compañeros y compañeras que hicieron un curso de AUTOCAP junto con uno de mis hijo. Allí figura Cristina con nombre y apellido, además del teléfono. La orla lleva en el corcho, llevaba porque ya la he quitado de allí, la friolera de 20 años. Bien, pues a mis dos nietos no se les ocurrió otra cosa que llamar a Cristina por teléfono no una sino diez o doce veces diciéndole tacos, sandeces y obscenidades sexuales típicas de adolescentes y claro está, con toda razón, ella lo denunció.

Después de la conversación mi hija se quedó mirando el móvil y no daba crédito a lo ocurrido. Llamó a los culpables y efectivamente confirmaron las llamadas, aunque según ellos sólo le habían dicho insultos y tacos de broma. 

Les cayó tal regañina que no se les va a olvidar mientras vivan. En primer lugar un trimestre sin teléfono móvil que es lo que más daño les hace. Ha pasado el tiempo y no se han vuelto a tener noticias del juzgado de familia lo que es muy buena señal.


Gamberrada, a Dios gracias, sin consecuencias: "Todas las personas mayores fueron al principio niños, aunque pocas de ellas lo recuerdan" de Antoine de Saint-Exupéry




jueves, 21 de mayo de 2020

Hablo sola



Sí, hablo sola muy conscientemente, no me avergüenza decirlo. Diariamente mientras doy vueltas por la cochera, hablo sola porque nadie me oye. La perorata o soliloquio se convierte en una macedonia aderezada con frases y algún que otro taco.

Hasta que no la pusieron obligatoria me negué a llevar mascarilla. Mi hermana erre que erre que los asintomáticos también podemos contagiar. Ya lo sé, pesada. Ahora resulta que también por la conjuntiva de los ojos se puede contagiar el virus. Pues apaga y vámonos: gafas, mascarilla, guantes... Mejor ponemos un burka y acabamos antes. ¡De puta madre! Vaya mala pata lo de la prima, pasando la cuarentena en Palencia. Tienes que aceptarlo, perder un ser querido es duro, pero pasar la vida de hospital en hospital y de operación en operación tantos años es un sufrimiento aún mayor. Hiciste todo lo posible por ella, así que ahora mira por ti muévete y haz ejercicio. Dice que lo hace en casa subiendo y bajando escaleras desde un cuarto piso. Con su peso cuando las baja ve las estrellas. ¡A quién se le ocurre! ¡cómo no te va a doler! Ya le dije baja en el ascensor  y luego ya sólo subes las escaleras, de lo contrario te vas a destrozar las rodillas. A mi compañera Maru le han desconectado el teléfono fijo. Tiene principios de alzheimer,  hablaba con toda persona desconocida y le abre la puerta a cualquier vendedor. La llamé al móvil. Aún razona, habla, repite y repite lo mismo una y otra vez cuesta desconectar ¡Pobrecilla!. Pienso que en su caso, preferiría que me llevara el virus antes que perder la razón. Al llegar de la pelu, mi marido me muestra un frasquito de higienizante de manos para que se lo eche a la mascarilla, le digo que no, que sólo es para las manos. Las mascarillas se espolvorea con alcohol de 90º. ¡Porque tú lo digas!, si éste tiene un 70 % de alcohol. ¡Será posible! Luego le pregunté algo y no me contestó, me sienta fatal. Se está volviendo un morugo. Le dije a mi madre que sólo me casaría con uno que supiera bailar. Escupí "pa" arriba y me cayó todo encima. Nos casamos muy enamorados. Los primeros años siempre íbamos al baile, pensé que con el tiempo... Nada, lo que Dios no da... Como bailar con el palo de la escoba. Ya está el bombero con la moto a cien, no pone un huevo en casa. ¡Menuda cuarentena! Con la moto a dar una vuelta o con el coche o con el perro. Ya dice mi hija que cuando viene a casa siempre se lo encuentra. Otra, que si mi nieta la tiene harta que no da un palo al agua, que se acuesta muy tarde y hace mucho ruido con las puertas ... Estoy hata los put...cojon ... ¡Qué fina! La escucho y pienso "Igualito que tú a su edad. Sigue. Que si los deberes, las redes, las salidas a una hora con una y a otra con otro... Y me salta: ya, como tú estas tranquila. ¡¡Pues claro que estoy tranquila!! Los hijos por naturaleza son egoístas. Mara,  acuérdate que cuando tus hijos eran pequeños y te surgía algo, se los llevabas a tu madre y ni siquiera la llamabas primero. Me acuerdo que una vez llegué con los cuatro y mi madre se había ido a Astorga. Hasta me pareció mal. Luego pensé en lo egoísta que era. Pues vaya con lo de Benilde, ellos están en el chalé. Su hijo les lleva la compra. Se la deja en el cobertizo y desde cinco metros les dice que no la toquen en dos o tres días. ¡Será exagerado! Claro como su novia es enfermera... Pues lo de Lidia, al regreso de la compra se desnuda, se ducha y se cambia de arriba a abajo. Nos estamos volviendo hipocondríacos totales. Yo no digo que eso lo hagan los sanitarios, la policía, los soldados, pero todo el mundo. La higiene y la limpieza es indispensable pero si exageramos pronto cogeremos otro virus aún mas resistente.  Sólo somos hoy, ahora, en este momento, así que ...

¡¡Nada, que hablo sola!! 

Conscientemente: "Ama lo que tienes antes de que la vida te enseñe a amar lo que perdiste"  Proverbio chino.


jueves, 14 de mayo de 2020

LA CAMA



 Vengo de una familia muy dormilona. Más que dormilones nos gusta mucho estar en la cama. Muchas personas acostumbradas a madrugar, en cuarentena, se siguen levantando temprano. Mi sombra nunca lo hace, si no tengo que madrugar me quedo en el catre relajada o dando vueltas al "coco". Más de un post lo he escrito mentalmente en la cama y lo traigo aquí más tarde.

 En la cama se duerme, se descansa, se goza, se sueña, se piensa . . .

Tuve un profesor de matemáticas que sabía mucho pero en clase se dedicaba a contar chistes. Bastaba que alguien le sugiriera un tema gracioso para que él encadenara unos chistes con otros. Al final la clase de "mates" duraban cinco minutos que es lo que queríamos.

Bien, pues este profesor más de una vez llegaba a clase y decía: ¿Saben cuál es el gran invento de los siglos? Comenzábamos a decir frases: La radio porque... El teléfono porque... La televisión porque...  Pues no, nos cortaba Laliena, que este era su apellido. El mejor invento de la sociedad es La Cama con mayúsculas. No sabemos quién la inventó pero mereció una medalla de oro y hasta un Nobel.

Hoy le vengo a dar la razón al profesor porque conozco bastantes gente que todo lo hace en la cama. Además de lo mencionado, que es lo normal. Algunas personas jóvenes se asean con "el lavado del gato" como decía mi abuela. Hoy, con la cuarentena, se esmeran algo más. Después del aseo, desayunan rápido y sin quitarse el pijama se vuelven a meter en la cama, colocan la almohada doblada y el ordenador sobre sus piernas arropadas por el edredón. A  su lado no puede faltar el móvil y muchas veces una radio, además de pipas, pistachos o palomitas. Y... allí: escuchan su música preferida, leen, escriben, envían wasaps...

Si viven sol@s se levantan a media mañana a por un par de porciones de chocolate que renueva sus energías y regresan a la cama. Ya pasado el mediodía se levantan, estiran las piernas, se preparar un piscolabis lo comen deprisa y regresan a la cama para seguir con la actividad del momento. 

¡Algun@s hasta fuman en la cama! Pues, ¡tenía razón el profesor! Aunque... para la espalda no creo que sea nada bueno.


¡Ay! Esos hábitos:  "Cada edad nos da un papel diferente". de Napoleón.



jueves, 7 de mayo de 2020

Preguntas




Vamos saliendo de la cuarentena y mi sombra se pregunta:

_ ¿Se habrán vuelto los niños más ludópatas de lo que ya  eran?

¿Saldrán los adolescentes lanzados a probarlo todo, como si no hubiera un mañana?

_ ¿Se convertirá la población trabajadora en teletrabajadores adictos sin saber cuándo es de día o cuándo es de noche?

_¿Saldrán los ancianos convertidos en seres solitarios y taciturnos?

 _¿Saldrán las ancianas convertidas en beatas desconfiadas?

_¿A dónde irán a parar los miles de kg de plásticos y mascarillas que utilizamos en cuarentena si hemos de echarlos al contenedor general? ¿No se reciclan?

 _¿Volverán los políticos a tirarse los trastos a la cabeza pensando en: "quítate tú para ponerme yo"?

_¿Estaremos a la vuelta del verano ante nuevas elecciones?

 Todas estas preguntas sólo tendrán respuesta a largo plazo. Imitando a Bécquer:

Volverán las oscuras golondrinas... Pero aquellas noches que nos vieron pasear entre la muchedumbre por Ordoño en la Noche de San Juan... Esas, esas... ¡No volverán!

Volverán a abrir los bares, pero aquellos ratos por "El Húmedo" donde nos apiñábamos ante el mostrador repleto de tapas... Esos, esos... ¡No volverán! 

Volverán a estar abiertas las playas, pero aquellos cuerpos semidesnudos tumbados muy juntos... Esos, esos... ¡No volverán!

Volverán las personas mayores a sentarse en los bancos a charlar ... Aquellas que han dejado su vida a causa del Covid-19... Esas, esas... no volverán. 

En algún lugar leí: "Los viejos son troncos  que sirven para que las plantas tiernas se agarren y vivan".  ¿Lo somos? Tal vez lo fuimos. Quizás lo sean nuestras cenizas.


Estoy de acuerdo: "Lo importante es no dejar de hacerse preguntas" de Alber Einstein..