¡Yo soy!
A la sombra de la Calle Ausente, de pie formando un corro, tres mujeres mayores y otra más joven, escuchan a otra mujer de mediana edad:
_ Era un día de mucho calor, parecido a hoy. Los hombres trabajaban en la "Huerta del Sordo". La niña de siete años estaba con ellos y se tumbó en la hierba. El sol de verano caía a plomo. la pequeña se quedó dormida. Torrados bajo aquel sol, recogieron los aperos y regresaron a la casa, no muy lejos de la huerta. Sólo cuando se fueron a sentar a la mesa se dieron cuenta de que la niña no venía con ellos ni había regresado por su pie. Salieron a buscarla y allí... sobre la hierba la encontraron. Seguía dormida y su carita y todo su cuerpo estaba lleno de gotitas como de rocío.
_Al llegar a casa_interrumpe una de las mayores_ la tía Rosalía luego sentenció: "La niña se acalismó". Y así fue, sólo duró dos días más: Si hubiera sido hoy mi niña no hubiera muerto "acalismada". La casa se llenó de gritos y llantos pero de mi boca y de mis ojos secos no salieron. Muda y paralizada estuve por más de ocho días. Mi consuelo era pensar que sería un ángel más entre los ángeles.
Al oírla, mi sombra recordó al poeta Horacio: "Acuérdate de conservar en los acontecimientos graves, la mente serena".