Todo preparado para la comunión. Veinticinco personas algunas de León, se desplazaron en sus coches hacían la ceremonia en una iglesia a 20 km de Valdepeñas donde tenía lugar el banquete en la mejor bodega de esta localidad.
La ceremonia preciosa. Terminada ésta, besos y saludos. Todos elegantes como la ocasión requería: las mujeres con coloridos vestido y altos tacones. Los hombres de traje y corbata.
Tres coches salieron los primeros con sus cinco ocupantes cada uno. El niño que hizo la comunión iba en uno de ellos con su mejor amigo y la abuela en la parte de atrás, el padre conducía y la madre iba a su lado. Todo eran sonrisas y felicitaciones para el personaje principal de la fiesta.
De repente cuando sólo faltaban 3 km para su destino, el cielo se nubló y en un minuto de las nubes comenzaron a caer las cataratas del Niágara. La carretera apenas se veía, el agua empujó al primer vehículo hacia el lado derecho que el terreno estaba más inclinado. Un poco más abajo la torrentera se llenó de agua rugiente. El padre del niño miró por el retrovisor y vio que los otros dos coches eran atraídos como el suyo hacia el cauce que arrastraba agua, lodo, piedras....
Llamaron al 112 y a la Guardia Civil que se presentó de inmediato. Ya el agua cubría media puerta en los tres vehículos y amenazaba arrastrarlos al fondo. La Benemérita dijo que no había tiempo que perder ni esperar a la grúa. Fueron a la casa de un vecino con tractor, que por cómo se movió no era la primera vez que lo solicitaban. Gracias a él los coches fueron saliendo de la pendiente. Ya en tierra firme dos de los vehículos no fue posible ni siquiera arrancarlos.
Cuando los ocupantes salieron de los vehículos, con un susto de muerte, no se reconocían. Trajes, vestidos y zapatos. ¡Todo era del color del barro! Después de abrazos y agradecimientos a los salvadores, avisaron al restaurante. El banquete no se podía celebrar debido a las inclemencias del tiempo. Sus manos y pies embarrados les recordaron que habían tenido mucha suerte.
Celebraron estar vivos: "Uno cree que va a hacer un viaje, pero enseguida es el viaje el que lo hace a él" de Nicolas Bouvier.
Menuda suerte!
ResponderEliminarUn abrazo.
Pues sí Alfred, para celebrarla. Abrazos.
EliminarSolo somos un instante!
ResponderEliminarUn beso, Mara.
Un instante Carmela y a veces no somos conscientes de ello. Besos.
Eliminar¡Menos mal que todo quedó en un susto!
ResponderEliminarSí, Dyhego, a veces la vida nos pone en situaciones difíciles parece que para que nos demos cuenta de nuestra fragilidad. Saludos.
EliminarBonito final y ¿no me digas que no dan ganas de celebrarlo doblemente?
ResponderEliminarBesines utópicos, Irma.-
Ya lo creo Irma, de celebrarlo cada año como un cumpleaños. Abracines.
EliminarEl relato me ha gustado y la frase también. Gracias Mara.
ResponderEliminarGracias a ti Ainhoa por visitarme y leerme. Un beso.
Eliminar¡Madre mía que susto...!
ResponderEliminarEs que nunca se sabe...
Lo mejor, el final. Habrá que celebrarlo doblemente.
Abrazos.
Sí, Maripaz, la vida nos puede dar un gran susto en cualquier momento y si sale bien como pasó aquí, es para celebrarlo muchas veces.
EliminarBesos.
De verdad, una gran suerte para celebrar y agradecer.
ResponderEliminarUn abrazo.
Agradecer a la Vida es muy importante Sara, que a veces se nos olvida. Un beso.
EliminarEn mas de una ocasión he sufrido esas trombas de agua en la carretera, es terrible en pocos segundos se deja de ver la carretera con el riesgo de sufrir un accidente.
ResponderEliminarUn abrazo.
Aquí, Helio, en nuestra provincia rara vez ocurre algo así, pero a veces veo en TV las imágenes que ocurren en segundos y no doy crédito, tienen que ser momentos muy angustioos. Saludos.
EliminarNo se nos enseña a esperar lo inesperado, sino a temerle. Eso es un error.
ResponderEliminarSaludos,
J.
Tienes razón José, el miedo ante casos así nos paraliza y las consecuencias pueden ser muy, muy graves.
EliminarUn saludo.
Debe, estimada Mara, haber sido la ropa inutilizada propia del mal menor, más "agradecible" de la vida.
ResponderEliminarSaludo austral.
Yo también lo creo así, Esteban, la ropa se sustituye fácilmente. La vida les dio otra oportunidad que es lo importante.
ResponderEliminarAbrazo boreal.
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