A la mayoría de los españoles y españolas solemos ser muy directos. Nos gusta que cuando alguien nos cuente algo, no dé demasiadas vueltas. Enseguida saltamos "deja de marear la perdiz y vete al grano" sin rodeos, vaya.
Cuento esto porque estado en Croacia con un grupo de personas, nos hacía de guía un señor muy amable, que se hacía llamar Torcuato, aunque ése no era su verdadero nombre. A veces en países con lenguas complicadas los guías cambian de nombre para que le resulte más fácil la pronunciación del mismo a los turistas.
Tanto a Elisa como a su marido Pablo, una de las parejas del grupo, les gustaba ser puntuales. Como cada mañana estaban preparados en su habitación, esperando para bajar a recepción a la hora convenida para la salida diaria. De pronto sonó el teléfono, Pablo descolgó y oyó la voz de Torcuato que después de dar los buenos días preguntó:
_¿Están ustedes bien? Pablo respondió que sí, le saludó y se despidieron.
Elisa comentó: ¡Qué raro que no llame Torcuato sólo para preguntar si estamos bien, es demasiado amable.
Al cuarto de hora volvió a sonar el teléfono y esta vez descolgó Elisa. De nuevo era la voz de Torcuato la que sonaba al otro lado. Saludó e informó que tenían la salida a las 8 y les estaban esperando. ¡Eran las ocho y veinte! A las ocho y media era la hora en la que pensaban Elisa y Pablo que habían quedado para salir.
Bajaron a toda prisa. ¡Con lo que a ellos les gustaba la puntualidad! Después de pedir disculpas al grupo, le comentaron a Torcuato que con los españoles tenía que ser más directo, que la primera vez que llamó ya tenía que haberles dicho que les estaban esperando. Al preguntar si estaban bien, el matrimonio no se dio por aludido. ¡Ni por asomo pensaron que el grupo les esperaba!
Todo acabó, aparentemente, con sonrisas de comprensión. “Viajar permite huir de la rutina diaria, de la sensación de fracaso, del miedo al futuro” de Graham Greene.
En las excursiones programadas, si asisten muchos viajeros, ocurren con frecuencia ese tipo de retrasos, aunque no siempre los esperan.
ResponderEliminarSi el que los llamó hubiera sido español seguramente hubiera dicho, os estamos esperando.
Un abrazo.
Tienes razón Helio si hubiera sido español los deja plantados. Saludos.
Eliminarpor eso dicen que al viajar uno madura un poquito mas ja... saludos...
ResponderEliminarSí, JLO, a veces je, je. Un saludo.
EliminarMuy simpática anécdota :) "Los viajes ilustran"
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola Sara. Desde luego dan otra versión de gente diferente en su manera de estar. Un beso.
EliminarMenos mal que todo quedó en una simpática anécdota. A veces es mejor ser claro desde el principio y así evitar malos entendidos. Un abrazo.
ResponderEliminarSí, Rita, a veces es mejor, sólo que los españoles somos un poco bruscos. Un beso.
EliminarCada cultura tiene sus costumbre y tal como lo has contado ha resultado muy amable y simpático. Abrazos
ResponderEliminarPues sí Ester, sobre todo amable. Un beso.
EliminarViajar y leer nos hacer ser libres, estoy segura de ello. ¡Pobre Torcuato qué paciencia!
ResponderEliminarBesines utópicos, Irma.-
Yo también opino así Irma, me gustaría que la mayor parte de los españoles pudieran viajar.
EliminarAbracines.
Con lo impuntuales que somos los chilenos, también habría que ser menos diplomático. La teoría Torcuato estaría condenada al más rotundo fracaso.
ResponderEliminarHola Esteban, pues los españoles en eso nos llevamos la palma, sólo que con tanto turismo como nos visita cada vez nos hacen ser sobre todo más puntuales. Un abrazo.
EliminarEn Argentina se hubieran ido sin esperarlo y, para peor, les cobrarían doble.
ResponderEliminarSaludos,
J.
Aquí, José, a tanto no nos atrevemos pues la industria del turismo es muy importante económicamente. Un abrazo.
EliminarBueno, una anécdota simpática... Que no se sabe bien si atribuir a Torcuato o a la pareja.
ResponderEliminarPues estar "obsesionados" con la puntualidad, o cualquier otra cosa, conlleva que, en ocasiones, la vida te pone en la situación de relativizar dicha actitud.
Al final todos contentos que era de lo que se trataba.
Abrazo Mara.
A ambos, Ernesto. Pero te doy la razón a veces la gente mayor se obsesiona con la puntualidad y la verdad todo como dices es relativo.
EliminarUn abrazo.
Desde luego Torcuato era demasiado indirecto jajaja menos mal que lo pudieron solucionar.
ResponderEliminarSaludos
Sí, Conxita, pasaron un momento a disgusto por los demás pasajeros pero quedó todo solucionado "aparentemente". Un beso.
EliminarQue bueno!!!
ResponderEliminarUna anécdota más Germán. Gracias por tu visita. Saludos.
Eliminarjajajajajaj, genial, menos mal que todo quedó en un malentendido y no los dejó plantados. Divertida historia.
ResponderEliminarSí, Maru, tuvo mucha, mucha paciencia. Un beso.
EliminarA mi me gusta mucho la puntualidad, pero en un caso así hay que ser comprensivo porque otro día nos puede tocar a nosotros y Torcuato fue muy comedido.
ResponderEliminarUn abrazo Mara.
Ya lo creo que fue comedido Conchi, no sé si en el fondo los que esperaban fueron tan comprensivos. Besos.
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