martes, 13 de mayo de 2014

Mi segundo "no recuerdo"





  Ayer en el parque, una madre vio a su hija de dos años en lo alto de un tobogán de pie y gritó, la niña lógicamente se asustó y... Ya imaginábamos a la niña rodando por el aparato deslizante, cuando otra madre más cercana al tobogán la detuvo justo a punto de caer. 

Al ver lo ocurrido, vino a mi mente de sombra mi segundo "no recuerdo" que mi madre  me contó. Ocurrió cuando yo contaba  con dos años y medio aproximadamente. 

Se encontraban mi madre y una tía mía, poniendo fideos a secar. Entre los múltiples oficios de mis padres, uno era éste, hacer fideos para vender a la gente en general, pero principalmente a la del pueblo. 

Ponían a secar los fideos en un corredor sin barandilla, donde sólo se podía subir por una escalera de mano de unos 20 o 25 peldaños. Cuando se dieron cuenta,  mi cabecita de lacio pelo, asomó en lo alto de la escalera.

 Mi tía, con sus manos a ambos lados de la cabeza, iba a dar un grito, como siempre que presentía algún peligro. Aquella mujer todo lo solucionaba gritando o llorando. Mi madre con un gesto de la mano en alto como deteniéndola y la cara crispada se lo impidió. Luego en segundos se acercó sigilosa y despacio al borde del corredor sobre la escalera de mano. Le dio justo el tiempo de cogerme por la faldita del vestido. Mi cabeza miraba hacia abajo y uno de mis bracitos ya se había soltado del travesaño de la escalera. Así, con serenidad, impidió que el pequeño cuerpo de mi sombra se hubiera estrellado contra el suelo del corral.

Siempre he creído que cuando un niño pequeño está en peligro lo último que se debe hacer es gritar porque es entonces cuando el niño se altera y ocurre lo peor. Esa lección me la enseñó mi madre con su ejemplo y es de mi niñez; mi segundo"no recuerdo".


Tener calma en momentos decisivos es importante: "Hacer lo mejor posible en este momento nos deja en la mejor posición para el siguiente momento" de Oprah Winfrey.



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