¡Yo soy!
Madre e hija se detienen ante el monumento a Rodríguez de la Fuente en mi parque preferido. La paloma las mira tranquila. Rompe el silencio la hija:
_Bueno mamá ya no le des más vueltas es un cáncer de esófago incurable. Los médicos lo han dicho. El tumor está justo a la altura de los bronquios y terminará por asfixiarla Ella también lo sabe. Por eso ha decidido que la traigamos para León. Allí ya no le pueden hacer nada más.
_Ya hija ya lo sé, pero cuesta hacerse a la idea. Es mi hermana pequeña. Nunca pensé que se fuera a ir tan pronto. Me preocupa cuando muera, porque al estar soltera nos tenemos que hacer cargo de todo. Tendremos que vender su piso de Burgos, aunque hemos que esperar a terminar con el papeleo porque habrá que pasar temporadas allí hasta que todo se solucione. Los del seguro ya nos han pedido toda la documentación de su enfermedad. ¡Esos no dan puntada sin hilo! Luego, vender su piso de aquí y repartir sus fincas... De momento todo pasa a mi madre porque así lo deja en el testamento tu tía, pero tu abuela también anda pachucha. ¡Sólo falta que se nos muera ella también antes de que terminen todos los trámites! Nosotros con la casa del pueblo, el chalet, las naves... ¡No sé, son demasiadas preocupaciones!
Mi sombra alucina. ¿Es el momento de pensar en la liquidación de los bienes de un ser querido que aún no ha fallecido?
Por otro lado: "No solamente es inútil, sino loco, el no adaptarse serena y tranquilamente a lo irrevocable" de Wilhelm von Humboldt.
Sin comentarios...
ResponderEliminarPero la cruda realidad, ¡¡qué asquete!!
Besines utópicos, Irma.-
Es lo que hay, Irma. Buen fin de semana. Abrazote.
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