¡Yo soy!
Mi sombra estuvo en su boda. Una sencilla y preciosa ceremonia civil. Embarcó de nuevo. El correo llegó al barco.
El joven rompió el sobre con ilusión y con prisa por saber de ella. Sólo hacía un mes que Perandones les había casado en el Ayuntamiento de Astorga.
Comenzó a leer y le faltó el aire. Le pedía perdón. Se volvía de nuevo a su país junto a sus dos hijos y ya nunca regresaría. Todo lo había hecho para recuperar el pasaporte y volver a su patria.
En el barco, al soldado lo tuvieron varios días bajo los efectos de tranquilizantes. Fue la única manera de evitar que se lanzara por la borda.
Sufrió mi sombra por él: "La felicidad es el sueño del amor; el dolor es el despertar" de Madame Basta.
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