¡Yo soy!
Le observo desde hace años.
Su Verano fue divertido. Sus sombra acogió a muchos niñ@s. Algunos, aunque no tenían permiso jugaban al balón. Él fue poste de la portería ficticia varias veces.
En Otoño se sintió un poco "depre" al ver caer sus hojas. Ellas y los pequeñ@s se fueron sin despedirse.
Llegó el Invierno. Sus ramas desnudas y deslucidas se cubrieron de nieve. Aguantó su peso. Vestido de blanco de la cabeza a los pies, su hermosura aumentó. El sol y la lluvia lavaron su cuerpo, que apareció de nuevo arrugado y sin gracia.
Llegó la Primavera. ¡¡No parecía el mismo!!. Se llenó de flores antes que de hojas como hacían los demás. ¡Los otros árboles no se lo podían creer!. Las personas se paraban a contemplarlo. Los niños querían coger sus flores. Él generoso, fue dejando caer sus pequeños pétalos que pintaron el suelo de rosa. Ahora se ha puesto rojo. Debe de ser que le da vergüenza que le digan tantos piropos.
Mi sombra se funde con la suya y ambos saludamos a la primavera. ¿Quién dijo que la primavera la sangre altera?
No hay comentarios:
Publicar un comentario