¡Yo soy!
Faltaron varios trozos de mantequilla y tres onzas de chocolates de la merienda del turno de las chicas que trabajaron de mañana. Un día más desde las cuatro de la madrugada hasta el mediodía, como diariamente se marcaba el turno. Entrada y salida del "curro" a golpe de sirena, cuyo sonido muchas de nosotras odiábamos.
A varias alumnas-trabajadoras les faltó la merienda. La cocinera, ante las protestas, fue a la "dire":
_Ni chocolate ni mantequilla hasta que no aparezcan las culpables que han tomado doble ración _fue la respuesta de la directora.
La profesora de Educación Física decidió tomar la iniciativa de la respuesta por parte de las residentes. Se reunieron en la sala de estudio:
_¡Por supuesto que no aparecerán las "culpables"! Ya no son unas crías de colegio. La mayoría de vosotras sois mayores de edad. Trabajan ocho horas diarias y estudian otras ocho. Tomaremos una decisión entre todas. Y la tomaron:
"No se comería la exigua merienda, ni un día más, hasta que no se doblara la ración, ya que para algunas era suficiente pero para la mayoría era muy escasa".
¡Todas de acuerdo! Eran ellas las que pagaban su pensión en la Residencia, nadie les regalaba nada.
Cinco días tirando a la basura pan, mantequilla y chocolate, bastaron para que la "jefa" entrara en razón. Se consiguieron las raciones de merienda proporcionales a sus ocho horas de trabajo, sus ocho horas de estudio y sus ocho horas de sueño.
Aplausos y agradecimiento para la Profesora de E. Física, que unos años antes... HABÍA SIDO UNA MÁS, DE LAS CHICAS DE LA SAPHIL.
¿Será que algunas veces consentimos injusticias desproporcionadas a los esfuerzos que realizamos?: "La constancia obtiene las cosa más difíciles" de Benjamín Franklin.
Hoy en día sería impensable esa actuación en grupo. Te lo digo por experiencia...
ResponderEliminarPuede ser Ricardo, pero debería serlo sobre todo cuando, a todas luces, se vea que es una injusticia. Saludos.
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